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Solos tú y yo
Invitado
Después de conseguirle, ahora tenía que pensar como podría llevarme con él,ahora que lo estaba trayendo al penthouse. Ahora estaba adormecido , porque por sus heridas ,era mejor que durmiese un poco, antes de que llegáramos. Me sentía asqueado de mi actitud, pero no habría otra forma forma. Sabía que en circunstancias normales, no hubiese forma de que estuviera a mi lado.
Llegamos al penthouse, y las puertas eléctricas se abrieron de par en par. Mi mayordomo, quien le traía de la manera más cómoda posible , esperaba mis instrucciones. Para eso ya estaba anocheciendo. hoy con seguridad habría luna llena, por lo cual debía estar preparado para un posible ataque. Le indique que lo dejara en una otomana ,cerca de mi mesa de té en la sala, adornada por un enorme ventanal que llegaba hasta el techo, donde se podrían ver todas las estrellas en la noche,y el cielo raso en la mañana. le ordené con severidad que todo el personal se fuera de la mansión. Quería que solo estuviésemos él y yo, sea lo que sea que tuviese que enfrentar. Tenía algo de miedo pero debía ser fuerte ya que esto era lo que yo había deseado.
-Solo espero que puedas perdonarme--le susurré mientras acariciaba su cabello rebelde platinado,ahora que adornaba su frente. lentamente drené un poco de mi energía para que las heridas más profundas se curasen lentamente, mientras iba por las vedas estériles y agua purificada del Ganghes. lentamente me dediqué a acariciar su piel con un algodón con medicamento herbal, para que sintiera frescor y bienestar.Sentía que poco a poco sus fuerzas regresaban, por lo que me aleje un poco guardando los medicamentos en un lugar seguro. Sabía que toda mi vida cambiaría esa noche, esa noche en la cual yo estaba a la merced de un lycan en luna llena
Invitado
No tenía la mínima noción de lo que ocurría a mi alrededor, mi conciencia se encontraba tan extraviada en una apacible pero tan profunda obscuridad, que a mi mente ni siquiera acudían los recuerdos inmediatos de lo sucedido hace... Minutos?.. Tal vez horas... No lo sabía realmente... El vago y fugaz sonido de algo que pareció la voz de alguien surco por mi mente de igual forma que una sutil ráfaga de un recuerdo no evocado.
Un lapso indefinido de tiempo después, parecí percibir una textura que acariciaba mi piel, en un tacto que simulaba una especie de caricia imperceptible, que provoco que mis labios emitieran un discreto gemido, y mi cuerpo se estremeciera ante una nueva sensación recorriendolo. Paulatinamente, aquella obscuridad que me envolvía comenzó a desaparecer, dando ahora cabida a un lapso de confusión ante la interrogante de lo ocurrido conmigo.
Tense entonces mis párpados, intentando obligarlos a separarse, ahora invadido por una especie de pesadez ante la cual mi visión se tornó borrosa, hasta que frente a mi aquella mirada ajena color dorado se manifestó con un brillo, el cual en principio me pareció extraño. Imágenes fugaces de aquella batalla vivida se manifestaron en mi mente en el instante en el que identifiqué al propietario de aquella mirada. Mi ira también volvió y en un inmediato reflejo intente incorporarme de aquella superficie sobre de la cual me encontraba.
Observe a aquel cerca de mi unos segundos con mis pupilas dilatadas y mis labios lo suficientemente entreabiertos para mostrar mis colmillos, pero al apoyar mi diestra con la palma extendida sobre de aquel mueble note que mis heridas no se percibían tan numerosas en mi cuerpo y mucho menos tan profundas.
Aquel hecho me pareció en principio inexplicable, hasta que posteriormente noté aquella prenda de tela delgada y suave que ahora cubría mi desnudez. Fruncí el entrecejo, suponiendo que aquel otro había curado mis heridas, era obvio que por mi mente no atravesó la idea de agradecerle las curaciones realizadas, pues el había sido en principio responsable del ataque que había sufrido.
-Q.. que... Rayos...? Qué demonios quieres de mi? Por qué... ? Intente articular en principio con dificultad, ante mi respiración agitada causa de mi irá, pese a que de inmediato me pareció estúpido haber realizado aquellas preguntas.
Fue entonces que incline mi rostro hacia un lado y otro, al mismo tiempo que continúe moviéndome de aquella posición para adoptar un postura donde mis piernas se situaron sobre de aquel mueble, mis manos se ubicaron a mis extremos en pose de apoyo y mi rostro tuve que agacharlo ante un ligero vértigo que me invadió, elevando lo pasado este, para conseguir observar de nuevo la figura de aquel otro a través de los espacios que no cubrían mis mechones de cabello.
Aquel brillo volvió a invadir sus ojos, mientras parpadee lento, intentando comprender la sensación que seguia invadiendo me, la cual conforme transcurrieron los minutos y la pesadez desapareció se transformo en cierta inquietud. Abrí un tanto más los ojos después de interrogar azarosamente a aquel con respecto del sitio en el cual nos encontrábamos y la hora del día, virando mi mirada con el rostro un tanto bajo en dirección de mis espaldas, observando aquella luna llena que se evidenciaba a través del enorme ventanal, proyectando tenuemente sus rayos en aquella habitación, pero principal y directamente sobre de mi.
-Ahora, con mayor razón, te pregunto ... Que deseas de un Lycan en una noche como esta?- Le pregunte, buscando el rostro ajeno con mi mirada, sonriendo de lado, ante mi irá contenida y mi inquietud que parecía manifestarse perfecta como una venganza ante mi nueva situación.
Un lapso indefinido de tiempo después, parecí percibir una textura que acariciaba mi piel, en un tacto que simulaba una especie de caricia imperceptible, que provoco que mis labios emitieran un discreto gemido, y mi cuerpo se estremeciera ante una nueva sensación recorriendolo. Paulatinamente, aquella obscuridad que me envolvía comenzó a desaparecer, dando ahora cabida a un lapso de confusión ante la interrogante de lo ocurrido conmigo.
Tense entonces mis párpados, intentando obligarlos a separarse, ahora invadido por una especie de pesadez ante la cual mi visión se tornó borrosa, hasta que frente a mi aquella mirada ajena color dorado se manifestó con un brillo, el cual en principio me pareció extraño. Imágenes fugaces de aquella batalla vivida se manifestaron en mi mente en el instante en el que identifiqué al propietario de aquella mirada. Mi ira también volvió y en un inmediato reflejo intente incorporarme de aquella superficie sobre de la cual me encontraba.
Observe a aquel cerca de mi unos segundos con mis pupilas dilatadas y mis labios lo suficientemente entreabiertos para mostrar mis colmillos, pero al apoyar mi diestra con la palma extendida sobre de aquel mueble note que mis heridas no se percibían tan numerosas en mi cuerpo y mucho menos tan profundas.
Aquel hecho me pareció en principio inexplicable, hasta que posteriormente noté aquella prenda de tela delgada y suave que ahora cubría mi desnudez. Fruncí el entrecejo, suponiendo que aquel otro había curado mis heridas, era obvio que por mi mente no atravesó la idea de agradecerle las curaciones realizadas, pues el había sido en principio responsable del ataque que había sufrido.
-Q.. que... Rayos...? Qué demonios quieres de mi? Por qué... ? Intente articular en principio con dificultad, ante mi respiración agitada causa de mi irá, pese a que de inmediato me pareció estúpido haber realizado aquellas preguntas.
Fue entonces que incline mi rostro hacia un lado y otro, al mismo tiempo que continúe moviéndome de aquella posición para adoptar un postura donde mis piernas se situaron sobre de aquel mueble, mis manos se ubicaron a mis extremos en pose de apoyo y mi rostro tuve que agacharlo ante un ligero vértigo que me invadió, elevando lo pasado este, para conseguir observar de nuevo la figura de aquel otro a través de los espacios que no cubrían mis mechones de cabello.
Aquel brillo volvió a invadir sus ojos, mientras parpadee lento, intentando comprender la sensación que seguia invadiendo me, la cual conforme transcurrieron los minutos y la pesadez desapareció se transformo en cierta inquietud. Abrí un tanto más los ojos después de interrogar azarosamente a aquel con respecto del sitio en el cual nos encontrábamos y la hora del día, virando mi mirada con el rostro un tanto bajo en dirección de mis espaldas, observando aquella luna llena que se evidenciaba a través del enorme ventanal, proyectando tenuemente sus rayos en aquella habitación, pero principal y directamente sobre de mi.
-Ahora, con mayor razón, te pregunto ... Que deseas de un Lycan en una noche como esta?- Le pregunte, buscando el rostro ajeno con mi mirada, sonriendo de lado, ante mi irá contenida y mi inquietud que parecía manifestarse perfecta como una venganza ante mi nueva situación.
Invitado
Sabía que esto era peligroso, tenia que tener cuidado o esto se desencadenaría en una tragedia. Y eso era lo que quería evitar, ya que un lycan en luna llena era un rival de cuidado, inclusive para los demonios. Además de que él él tenía parte de la esencia demoníaca, por lo que podría herirme de gravedad si me descuidaba.
-Si te tranquilizas, quizá pueda explicarte-dice intentando no moestrarme asustado, auqnue por dentro, millones de pensamientos disparaban mi mente. Luego encontré inútil mi petición. Era normal que estuviese enojado, si yo lo había mandado a secuestrar, yo estaría igual con las garras afuera, listo para morder a la yugular de mi captor.
¿De que me servirías solo esta noche?...de haber querido una sola noche contigo, te hubiese drogado en algún hotel y dejado a tu suerte, pulgoso-dije encendiendo mi mirada y sacando mis garras , en una actitud retadora. Había dicho algo que no debía , pero era tarde para retractarse, además de que yo nunca me retracto de mis palabras.
La luna llena, con su platina luz, iluminaba el cuerpo semi-desnudo de mi acompañante. en definitiva no podría catalogarlo jamás como solo mi mascota. Lo ví tan solo unos instantes, y aún tenía esa sonrisa que me estremecía la piel, y sus ojos irradiaban una fuerza y determinación que me hicieron bajar la cabeza un momento, mientras sentía mis mejillas arder unos momentos. Sacuí mi cabeza levemente, no podía ser que el sujeto delante de mí , realmente me estremeciera mis sentimientos. Era un demonio, debía comportarme como tal
-Bien y que quieres hacer...¿pelear hasta el fin de los tiempos y el Armaguedón?, ambos no podemos morir, no de manera fácil así que piensa bien si realmente quieres pelear conmigo--dije erizado, aunqne no muy convencido. La sala era amplia , pero no era un mejor escenario. Había muchos libros pesados en los enormes estantes, que podrían caer, ademas de diversos artículos de plata. Si por accidente se clavaba con uno la herida sería muy grave y tampoco quería matarlo. Mis intenciones eran más íntimas, más difíciles de alcanzar pero quería creer que valía la pena intentarlo
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