Su padre abandonó a su madre pocos meses antes de que Hiro naciera,dejando así sola a su madre,desapareciendo de la vida de esta y nunca más volver a preocuparse por ella o su hijo.Mirta nunca se lo perdonó y habla de él como "El cabrón que me usó como si fuera deshechable y luego se largó"

Aún así,Hiroto creció muy feliz,llevando una vida sencilla con su madre,en una chabola a las afueras de una ciudad perdida.De acuerdo,muchas veces faltaba el pan en la mesa,la madre de Hiroto faltaba,pues trabajaba muy duro para sacar a su hijo adelante,o escaseaba el dinero,pero se tenían el uno al otro,y eso les bastaba para ser felices.

El sueño de Hiroto siempre había sido ser escritor,pasaba días enteros encerrado en la biblioteca municipal,soñando con ver algún día su nombre en la portada de un prestigiosos libro.A Mirta le parecía poco rentable y demasiado arriesgado,además de caro,pero "Si tú eers feliz,pequeño mío,yo también lo soy"

Todo iba como la seda.Mirta había encontrado un trabajo mediocre,pero que por lo menos,les daba el suficiente dinero para substistir.Hiroto escribía sus primeros relatos,ya conocidos en el barrio donde vivían,incluso se rumoreaba que tenía a varias editoriales con los ojos fijados en él.Por fin,las cosas habían comenzado a mejorar.

Hasta una noche,de luna llena.Hiro dormía plácidamente en su futón,soñando algo relacionado con Dickens,hasta que un grito desgarrador lo sacó de su inconsciencia.Se precipitó a la habitación de su madre,y la escena que lo esperaba dentro lo marcaría el resto de su vida: un hombre misterioso,vestido de negro,se aferraba al cuello de su madre,que no cesaba de emitir agónicos chillidos y los dos escaban rodeados por un charco de sangre,tenuemente iluminados por la luna llena.Hiroto estaba tan aterrorizado que no podía moverse,ni hablar,ni siquiera respirar,observando cómo la vida de Mirta se escapaba con la suave brisa hibernal.

-Hi...Hiro...-gimió su madre,en sus últimas palabras.-...corre.

Y su cuerpo sin vida cayó sobre el tatami,tiñiéndolo de rojo sangre.El vampiro se lamió los labios y observó al chico,loco de ansiedad.Un tierno bocado,sangre fresa,limpia e inocente.

Pero Hiroto reaccionó y hechó a correr lo más deprisa que pudo,alejándose de allí,de su madre muerta,de su asesino,del miedo y de la muerte.Obviamente,no pudo hacer nada contra el vampiro,que lo alcanzó sin problemas en la entrada de la casa.No pudo impedir que le mordiera,que sus colmillos se clavasen en su cuello,succionando cada gota de vida que habitaba en él.No supo cuánto tiempo estuvo así,debatiéndose entre la vida y la muerte,hasta que el vampiro pareció saciarse,y lo dejó allí,tirado en el tatami de la entrada,medio muerto y medio vivo,justo como su padre había hecho con Mirta años atrás.

Iba a morir.Lo sabía desde el momento en el que los colmillos del vampiro le habían desgarrado la carne del cuello,pero sólo podía desear qu fuera rápido e indoloro.

Y no fue así.Se pasó días luchando contra el veneno,luchando por su vida,hasta que vanció.Ahora tenía una nueva vida,una nueva identidad.Huyó de la casa,y nunca más se supo de él en aquella ciudad.

Se pasó años vagando solo por el mundo,aprendiendo a controlar su sed,y finalmente lo consiguió.Más o menos.Encontró una ciudad muy peculiar,una tienda en la que la compañía se podía comprar...