Aperturas de una relacion entre Pelirrojos

Invitado Jue Feb 28, 2013 4:27 pm

El trayecto hasta su nuevo hogar había sido silencioso. Su mirada se perdía entre el interior del carruaje, viendo sin realmente ver. Su mente se encontraba en otro plano, se sentía adormilada y en un estado de relajación que nunca había sentido.
Las luces que alumbraban las calles se hacían más fuertes a medida que abandonaban aquel lugar, haciendo que el reflejo de las mismas se traspase por los pequeños vidrios de las puertas. Sonrió mientras apoyaba su cabeza en el hombro del contrario, podía respirar ese aroma que se le había vuelto tan adictivo, era como un dulce vino para un ebrio. Sus rojizos ojos se cerraron, “solo por un momento” pensaba la chica, no quería dejar solo a su pelirrojo. Pero el cansancio y las emociones vividas en aquel agitado día, la hicieron rendirse a los brazos de Morfeo.

Sintió como el carruaje se detenía, haciendo que despertara de su letargo. Se tallo los ojos y estiro su cuerpo para lograr tener mayor control. Bostezo, tapándose la boca con su mano derecha y luego observo por la ventanilla de la puerta. Una imponente mansión se hacía presente delante de su vista.
-Valla…- murmuro sin quitarle la vista a la estructura. Pronto, el mayordomo, abrió la puerta del cubículo y salieron del carruaje. Una sabe brisa desplazaba las hojas de la acera, iluminadas solo por el resplandor de la luna. Suspiro y observo al contrario. Le sonrió, fue de aquellas sonrisas que solo le podía regalar a él.
Abrio sus labios para decir algo, mas los cerro lentamente.
-¿Sabes?- dijo mientras lo observaba y acariciaba suavemente su anillo de compromiso- Nunca crei que encontraría a alguien como tu. Alguien quien me respetara y amara- se acerco un poco mas a el e inspiro tranquilamente el limpio aire- Supongo que al fin, si existía un príncipe pelirrojo. En este caso…- rio suavemente por su ocurrencia.

Invitado Miér Mar 06, 2013 12:35 am

-Supongo que tu príncipe tampoco es tan perfecto, pero hare lo que pueda para que no borres de tu memoria los recuerdos vividos, acompáñame que quiero mostrarte las instalaciones…
*Diciendo esto con una sonrisa dibujada, el igual había tenido una larga e increíble velada que no iba a olvidar, ya que ella le había hecho sentir que podría ser un ángel y a la vez un demonio, que puede conquistar el mundo tan solo al besarla, al cabo de unos segundos volviendo a la realidad tomaba su mano con firmeza sin lastimar jalándola dentro de su jardín, era el frontal no tenia mucha gracia pero era la transición para llevarla donde en realidad estaban sus tan preciadas rosas únicas, en ese trayecto, respiraba los diversos aromas que arrojaba el césped húmedo, las flores cuando descansar de la fotosíntesis a su vez el cambio de colores con el reflejo de la luna daba a la atmosfera un cambio romántico mas allá que el y su prometida podrían explicar*
-Te presento a mis niñas…
*Objetando al mover donde estaba unos rosales, para distinguir de los demás ejemplares que eran obvio los cambios donde la base de estas rosas eran negras y sus bordes diferían en colores rojizos o azulados, estos últimos colores se veían mas hermosos con la misma luz lunar, esto hacia que el pelirrojo se sintiera orgulloso con lo que había logrado tan solo con saber cultivar y cruza las diferentes especies. Después de este espectáculo invito a tomar asiento en la terraza cercana que había, donde Steffano les esperaba limpiando una botella de champagne que después depositaba en una cubetera de plata pura, además le acompañaba dos copas largas de un corte muy simple pero a su vez elegante como lo era todo en aquel lugar, sinceramente el estaba mas interesado en las cosas simples de la vida, pero como el trabaja en el rubro que necesita porte y clase, debe acostumbrarse a esos lujos, delante de su mujer no iba a demostrar algo falso, el tiene defecto y virtudes, eso siempre iba a saberlo en cualquier momento ella*
-Amor, quieres brindar por nuestro vinculo definitivo, ojala sea rápido ya que estas cansadita y esos ojos necesito que descansen por hoy, aunque en el dormitorio podemos charlar entonces a la mañana siguiente seguir con este tour…
*El desde el principio se había empeñado en proteger a toda costa los sueños de su amada, a su vez tenia la agudeza de darse cuenta cuando ella deseaba o tenia algún cambio de humor repentino, como si de verdad el lazo fuera muy fuerte al extremo de sentir lo que iba a decir o pensar, no se daba cuenta de eso a simple vista la pareja pero esa unión estaba premeditada desde hace tiempo, ya en la misma terraza alzo la copa observa a su manera mas común con la coquetería que era solo para ella, no iba a ser el hombre anterior amante de toda mujer, el tomo la responsabilidad de desposarla y la amara pase lo que pase*
-Por mi Monarc…

Invitado Miér Mar 06, 2013 1:15 pm

No dijo nada, no entendía porque él se desacreditaba. Irónicamente creía haber caído bajo las de un ángel, vaya demonio la había atrapado en sus garras. Sonrió y luego de un momento suspiro, demasiados pensamientos cursis para ella. Sus cavilaciones fueron dejadas de lado cuando sintió que le tomaban su mano, jalándola por todo el jardín delantero. Poco después llegaron a lo que sería un jardín trasero, esta vez pudo distinguir el delicioso aroma a rosas y césped mojado por el roció de la noche. Tan distraída estaba, que no escucho lo que le decía el contrario, peo pudo deducir que se refería a las rosas que señalaba.
-Son hermosas…- murmuro mientras las observaba. Nunca las había visto de aquel color tan peculiar, los colores de los bordes hacían resaltar el negro de su base. Su dulce aroma la embriagaba y la hicieron remontarse al pasado. Recordaba que ella se encontraba con su abuela, mientras esta parecía cortarle las espinas a las flores, diciendo…
“Las rosas son vanidosas y se rebelaran a penas tengan la mínima oportunidad”
La niña solo la observaba de reojo, algo molesta, era como cortarle las uñas a un gato ¿Con que se defendería luego? Pero no dijo nada, bajo el mandato de su tutora no se admitía la rebeldía.

Aparto su mirada del rosedal y se sentó en donde le indicaba. Su mirada vago por la botella de champagne, la cubitera de plata y las dos copas. L elegancia del momento la hizo convencerse, ya no podía ser la de antes, estaba comprometida y la habían educado para ello, para ser una mujer y luego una esposa ejemplar, para ser la envidia de las demás damas. Desde ese momento se prometió a si misma dar lo mejor de ella, si él se encontraba con mujeres a menudo, quesera o no, debía poderles hace frente. Si, así era Monarc celosa, marcaria su territorio y trazaría los límites.
-No estoy cansada- protesto infantilmente- solo algo abrumada por las emociones-
No quería, sencillamente no quería separarse de él. Algunos dirán que era encaprichamiento o que solo lo veía como una figura paterna, pero había algo más. A su corta edad pudo enamorarse perdidamente de un hombre que apenas si conocía, pero sentía que siempre estuvieron predestinados a encontrarse en aquel parque. Suspiro mientras tomaba su copa, luego de escuchar aquella frase y levanto la misma, observándolo y negando con la cabeza.
-No, por los dos. Por una unión eterna…-

Invitado Jue Mar 07, 2013 3:24 am

-Pensé que podrías estar cansada por el hecho del ejercicio hecho dentro del carro, me parece que por lo menos deberías descansar la cadera…
*Reía un poco acariciando la palma de su mano considerando que ya podía hacer ese tipo de bromas dentro de su hogar, por el momento no estaban a dentro ya que quería darle otra sorpresa la cual consistía en una cena bastante abundante y apetitosa, lo único que le molestaba el hecho de que no la pudo hacer el mismo dándole el trabajo a sus encargados, cambiando la escena del pensamiento a la acción, se digno a caminar hacia el rosal perfecto sacando una de sus rosas negras con borde azulado la acomoda para que las espinas quedaran ocultas bajo un listón color rojo carmesí así mantendría una naturaleza intacta dándole el toque sensual que buscaba*
-Así te gustan las rosas no?, su estilo es defenderse con sus espinas creo que tu abuela quería solo enseñarte que las espinas de nosotros no crecen tan rápido como estas pequeñas, ya que requieren un especial cuidado al momento de madurar, ahora te has vuelto una gran dama y agradezco que estés a mi lado…
*El sonido de las copas chocar era símbolo que estaba sellado, ese trato debía surgir y mantenerse, estaba claro que las palabras “Para siempre” se debe mantener con las acciones de ambos y el amor mutuo con eso no habría problemas en luchar ante cualquier obstáculo ya sea de su pasado o su presente. Al cabo de unos minutos luego de disfrutar de aquellos dulces besos al borde del trago, se sintió algo mas boqui suelta, debía comer algo o quizás podría decir algo que hiera o algo que descoloque también rompe el ambiente*
-Quieres entrar a la Sala de la cena, te tengo algo preparado…