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Dos malos muy bien disimulados (Privado Tetsuya)

Invitado Sáb Mayo 11, 2013 10:47 pm
Invitado
No podía dar crédito a sus oídos... ¿De verdad aquel hombre, el dependiente de la tienda que había conocido tan solo unos días antes, había ido a comprarla expresamente a ella? Se fue girando de nuevo para mirarle, con aquellos ojos azul hielo, mínimamente sorprendidos e incrédulos... No podía ser, si aquel hombre lo deseaba y tenía el dinero suficiente, podría comprar cualquier otra mascota que se le antojara, y Hannah aseguraba que cualquier otra sería mejor que ella, pues eso de la sumisión y que la trataran como a un gato doméstico no iba mucho con ella.

Solo tenía una respuesta posible a aquella cuestión: capricho. Pero, ¿de qué se había encaprichado en concreto? ¿De su cuerpo...? No le dio demasiado tiempo a pensar, pues parecía que no quería seguir hablando allí, y ella ciertamente tampoco, así que, con sus manos unidas recatadamente sobre su falda, lo siguió hacia el exterior de la tienda y ni siquiera volvió a mirar al dependiente o al edificio que la había protegido, pero también encerrado durante aquel tiempo.

Ahora solo se disponía a seguir a aquel hombre, pero llena de dudas... ¿Y si en realidad sí que sabía algo de su hermano y se disponía a entregarla? Tenía que mantenerse entonces con la guardia alta, preparada para todo lo que pudiera acontecer.

Seguía escuchándole... Vaya, no sabía por qué estaba allí... Entonces, ¿era más probable la teoría del capricho? A saber, comenzaba a cansarse de intentar analizar a aquel hombre y sus intenciones.


- No soy una pet... - murmuró automáticamente al escuchar lo último, no había podido evitar contestar - Realmente, soy una maid, así que no tiene por qué tratarme como a una mascota, sino como a una de sus sirvientas... Si es que realmente me ha comprado para eso... - lo último lo murmuró entre dientes, en un tono algo más bajo pero sin miedo a que él lo escuchara, Hannah no temía ninguna represalia que pudiera caer sobre su persona, y empezaba a pensar que lo que realmente quería aquel hombre era su cuerpo. Bien, eso lo podía aprovechar y no le importaba en absoluto, por muy frívola que sonara -. Quisiera saber algo... - añadió después de un silencio, yendo detrás de él al seguirle - ¿Esto tiene algo que ver con el pago de nuestro trato...? Si es así, no me importará servirle el tiempo que estime necesario a cambio de que mis servicios vayan contribuyendo a alcanzar mi objetivo...

Incluso, si lo pensaba bien, con aquello podría terminar comprando su libertad también, solo tendría que trabajar un poco más, pero el hecho era que en aquellos momentos le pertenecía a aquel hombre...

- ¿Debería llamarle "Amo"?
Invitado Dom Mayo 12, 2013 1:18 am
Invitado
Mientras caminaba el demonio se percató de que iba muy por delante de la mujer, por lo que aminoró un poco y se situó a lado de esta para poder escucharla mejor cuando hablase y también para poder permitirse el lujo de examinar con más detenimiento sus ropas. Entonces fue ella quien habló ahora, rompiendo el silencio que rato antes se había creado tras las palabras de Tetsuya. Un silencio que no había sido roto hasta aquel momento por Hannah. ¿No era una pet? Es decir... ¿Le estaba explicando que dentro de aquello de pets, ella era una maid? ¿O qué una maid era algo muy distinto a las pets? Hizo un esfuerzo mental por entender el tema, pero no llegó a ninguna conclusión aparte de las palabras que le dijo la mujer de pelo blanco. Era como una de sus sirvientas, pero Tetsuya no estaba seguro de querer tratarla como tal, ni siquiera estaba seguro de por qué la había comprado, pero tampoco era algo que le importara en aquel momento. Quizás... Pudiera explicárselo tanto a ella como a si mismo más adelante - Siendo sincero, voy a decirle que no sé para que la he comprado, aunque es un detalle a tener en cuenta eso de que es una maid. - Contestó con tranquilidad mientras andaba sin darse demasiada prisa por llegar a su destino - Y no, en un principio no tiene nada que ver con el pago del trabajo, pero creo que si podría considerarlo como parte de tal... Aunque es complicado, porque, después de todo he sido yo quien ha pagado por su libertad. - Se llevó una mano a la barbilla pensativo - Aun así a lo pensaré y quizás más adelante podamos hablar del trato y la forma de pago. De momento, como ya le dije esto puede ayudarnos con las búsqueda y le permitirá más libertad a la hora de moverse. - Aclaró.

Ya iba quedando menos camino para llegar hasta la mansión, pero Tetsuya pensó que la próxima vez iba a ser mejor coger un vehículo que pudiera llevarles, pero tampoco estaba mal, así, si la mujer salía en algún momento no tendría ocasión de perderse ya que podría acordarse del camino si no tenía una memoria tan mala como la que él tenía. Al formular Hannah su última pregunta el demonio abrió los ojos con cierto interés y no pudo evitar esbozar una sonrisa que superaba los límites de la picardía - La verdad es que no puedo negar que me guste la idea, pero no, no tiene obligación de hacerlo. Es más, tiene todo el permiso del mundo para tutearme si lo desea y para llamarme por mi nombre. - Explicó tranquilamente - Me gustaría que aparte de ver lo que ahora somos, también viera esto como una compañía mutua, un modo de libertad para usted y una ayuda en sus propósitos... Pero no niego que el algún momento pueda sentir interés por el trato señor/maid. - Se encogió de hombros y se detuvo frente a la verja que servía de puerta principal a los jardines de la casa. Como era de esperar, antes de que estuviera allí, James ya aguardaba en la puerta, por lo que al entrar los recibió a ambos con una inclinación clásica de los modales orientales - Bienvenido a casa señor - Dijo el mayordomo muy educadamente antes de dirigirse a la mujer - Señorita, es un placer tenerla por aquí. Mi nombre es James y espero poder ayudarla en cualquier momento si es necesario. El señor me ha pedido que la trate como a él, así que si necesita de algo en cualquier momento avíseme de ello. - El mayordomo volvió a inclinarse antes de volver la vista a su señor.

- La habitación está preparada señor, tal y como usted lo pidió, junto a la suya. - Explicó con tranquilidad mientras acompañaba tanto a Tetsuya como a Hannah al interior de la enorme casa - Es una habitación grande, por lo que aun se puede decorar un poco más si es el deseo de la señorita. - El mayordomo se detuvo frente al cuarto antes de abrir una de las puertas correderas y mostrar como había quedado decorado el interior con una enorme cama en la que fácilmente podían caber dos e incluso más personas, varios muebles donde guardar cosas y un enorme armario que seguramente tenía algo de ropa para la mujer - Me he tomado la libertad de escoger algunos kimonos y prendas de vestir más comunes para la señorita, tal y como usted me sugirió, señor. - Tetsuya invitó a pasar primero a la mujer y cuando esta lo hizo entró el - Muchas gracias James, esto es todo por ahora. El resto del tiempo úsalo para lo que quieras. - El hombre asintió y sonrió levemente - Gracias señor. Bienvenida de nuevo, señorita, espero que su estancia aquí sea cómoda y por favor... Le rogaría que cuidara al joven Tetsuya de sí mismo. - Y dicho esto se retiró cerrando la puerta y dejando a Tetsuya con un ligero rubor en las mejillas. Después de todo lo sucedido en años, aquel mayordomo continuaba pensando que era un desastre en algunas ocasiones y tampoco es que se equivocara demasiado, pues el demonio tenía momentos en los que se podía dudar si era más humano que demonio.

- Bueno... - dijo después de un momento de silencio - Puedes administrar el espacio como veas necesario. - Explicó - Respecto a la ropa, supuse que con alguna vestimenta más tradicional y ropa de calle más normal valdría, pero si tienes necesidad de algo más de tu gusto... - Hizo una nueva pausa antes de continuar - No dudes en pedírmelo. - No sabía cómo iba a llevar aquella relación tan rara que había comenzado con la compra de la maid, pero si tenía claro que en algunos aspectos podría consentirla si era eso lo que ella deseaba - La cama también es toda tuya, así que no hay necesidad de que duermas en una sola esquina. - Realmente no le era necesario decir aquello, pero lo veía como aliciente quizás para pensar un poco más en lo que podría decirle respecto a cómo iban a ser las cosas de ahora en adelante.
Invitado Dom Mayo 12, 2013 9:39 am
Invitado
Al final había terminado siguiendo a aquél hombre sin tener muy claro por qué la había comprado o hacia dónde se dirigían, al menos. Él podía no tener las cosas muy claras, pero ella sí y por eso le dijo la diferencia entre una pet y ella, si fuera una pet, no cobraría por sus servicios, pues solo era una mascota y las mascotas no hacían nada, solo complacían a sus amos. Ella era más bien como una esclava pero con derechos. Esperaba que lo hubiera comprendido, pero por lo que dijo, estaba claro que no. En fin, no iba a gastar más saliva inútilmente con ese asunto.

Lo que le interesaba más era la forma de pago, esa podría haber sido una de las razones de su compra, pero al parecer tampoco... ¿Qué tenía aquel hombre en la cabeza?


- Pero yo podría pagarle por mi libertad junto al precio por el antídoto... - murmuró, intentando inducirle a aquella respuesta. Había dicho que lo pensaría, bueno, era mejor que nada. De todas formas, pertenecerle a aquel hombre... No, ella no le pertenecía a nadie y cuando llegara el momento realizaría su venganza costara lo que costase. Como si tenía que huir de él para poder llevarla a cabo.

De todas formas, lo mejor sería que se confiara por el momento. Era la mejor estrategia que podía seguir para conseguir lo que quería, por lo tanto, era la mejor opción y era lo que haría. Fue por eso que le preguntó acerca de cómo tratarlo. Enarcó una ceja levemente al escuchar eso. A ella no la engañaba en absoluto. Todos los hombres tienen su orgullo masculino y ella sabía perfectamente que en el fondo le gustaría que le llamara así. Además, a Hannah se le haría más fácil llamarle "amo" que tutearle o llamarle por su nombre propio, puesto que la primera opción era más impersonal y le permitía no tener que implicarse tanto.


- Entonces le llamaré amo - zanjó ella con su fría voz sin sentimiento alguno. ¿Mutua compañía? ¿Libertad para ella? Cada vez tenía menos claro lo que sucedía con aquel hombre - Y, entonces, ¿usted que gana con todo esto? ¿Con lo que ha comprado? - no podía evitar preguntárselo. Sabía que todo se hacía por un motivo, y la aparente amabilidad que tenía hacia ella y el por qué la ayudaba, Hannah estaba segura que tendría una intención tras ello. Era incapaz de pensar otra cosa o que lo hiciera sin ánimo de lucro, su mundo y su mente no funcionaban así.

Cuando su amo se paró de repente, ella hizo lo mismo, y alzó su mirada hacia la casa de dos plantas que se encontraba frente a ella. Vaya, bastante amplia y grande... Aquellos jardínes le gustaban, pues le daban la sensación de mayor libertad que a su parte de pantera le encantaba. Solo había una pega: mucho más que limpiar. Pero bueno, no tendría otra cosa que hacer tampoco. Bajó su mirada hacia el hombre que les estaba dando la bienvenida cuando este le llamó señorita. Se sorprendió bastante, pues, al verle estaba claro que era uno de los sirvientes de la casa y por tanto un "compañero de oficio" y, sin embargo, la trataba como a una superior. Miró a Tetsuya un poco desubicada, aún pendiente de las palabras del mayordomo.


- No será necesario, no se preocupe, y tampoco debe tratarme como a su señor, pues yo soy una simple maid y estoy en el mismo rango que usted - aclaró cuando tuvo oportunidad -. Llámeme Hannah - hizo una ligera reverencia, presentándose al mayordomo.

Al escuchar lo de la habitación, su sorpresa ya no podía ser más grande. ¿Pero qué estaba pasando allí? Sin embargo, no dio muestra alguna de aquel sentimiento, y solo siguió a ambos hombres por la casa, inspeccionando su interior para no perderse en ella una vez la dejaran sola. Empezaba a pensar que estaría mucho tiempo entre aquellas paredes, así que podría acostumbrarse poco a poco a aquel lugar.

Se asomó levemente curiosa a la habitación después de que James descorriera la puerta. ¿Era aquello lo adecuado para una maid? O aunque pretendiera tratarla como a una pet, ¿era así como vivían normalmente? Rodeados de lujos?


- Muchas gracias por todo... - murmuró, sin destinatario definido. Hannah podría ser todo lo mala que quisiera, pero sabía agradecer las cosas, era una de sus pocas virtudes. Entró a la habitación, deseando ver los vestidos, pues estaba harta de aquella ropa que la cubría y la hacía sentir más miserable aún de lo que era. Pero no pudo hacerlo porque el mayordomo le dijo algo que hizo que lo mirase inmediatamente. ¿Qué era lo que había querido decir con aquello? - Haré lo que pueda... - murmuró simplemente, solo porque aquel hombre se quedara tranquilo. ¿Qué era lo que tenía su amo en su interior que era necesario que se protegiera? Esto hizo que se volviera de nuevo a mirarle con un brillo de curiosidad en sus ojos azules hielo cuando se quedaron solos.

- Como ya he dicho, no será necesario... No necesito lujos de ningún tipo... - mentira, sí que los necesitaba, pero no de la caridad, se los ganaría ella misma en su momento. Se acercó al armario y abrió las puertas de este para ver lo que había en su interior. Bien, no podía negar que algunos eran bastante bonitos y hubo uno que le llamó la atención, era completamente de su estilo. Lo tomó del armario y volvió a mirarle con una ceja ennarcada - Si el amo lo desea, no tengo por qué dormir sola en la cama... - murmuró quedamente sin mirarlo, pero con una clara intención. Si su cuerpo servía para engatusar a aquel hombre y que confiara más en ella, no tenía problema alguno en usarlo.

Dejó el kimono encima de la cama y entonces comenzó a desabrochar los botones de su vestido sin problema alguno. Cuando todos estuvieron fuera de los ojales, dejó el vestido caer al suelo, descubriendo así un corpiño negro con unos ligueros, sujetando el izquierdo una navaja, pero esta se ocultaba a Tetsuya por la perspectiva.

¿Podría parecer muy atrevida? En absoluto, aquel hombre había comprado su cuerpo y, aunque en general a Hannah no le importaba mostrarlo porque no sentía vergüenza alguna, con ese hombre menos, pues era más suyo que de ningún otro aunque Hannah no lo hubiera elegido. Tomó el pequeño trozo de tela, y se lo puso por encima. Vaya, comprobándolo le quedaba perfectamente. Se miró al espejo y anudó el cinturón a su cintura. Luego se giró a su Tetsuya.


- Entonces... ¿Cuál es la primera tarea que me encarga...? - se acercó a él con movimientos felinos, característicos de su parte pantera, pero con los ojos fríos como la nieve - ¿... amo?

Kimono de Hannah:
Invitado Dom Mayo 12, 2013 11:08 am
Invitado
Después de todo y a pesar de lo dicho, Hannah parecía haber preferido tratarle de amo. ¿Quizás por el trato más impersonal? No supo contestar a ello. Se encogió de hombros suavemente, realmente le daba un poco igual y si tenía que quejarse ya lo haría más adelante. También le aclaró que no quería ningún capricho, cosa que le hizo fruncir el ceño ligeramente. Bien, tampoco le importaba demasiado, pero ya estaba empezando a cansarse un poco de parecer un amo demasiado bueno con ella, aunque era algo que no podía evitar. Siempre había tenido una personalidad que pudiera agradar a los demás para poder sacar de estos lo que quería, ¿pero que quería de Hannah? El pago por lo que estaba haciendo suponía algo más que trabajar para él, aunque la mujer no parecía tener mucho más para pagarle. Suspiró levemente y aceptó la idea de que pagara lo que él estaba haciendo con un servicio... Una vez conseguido lo que quería, ella podría despedirse, irse libre y el volvería a su vida normal. - No, de momento creo que puedes dormir bien sola, además... Imagino que después de estar metida en la tienda necesitaras un espacio un poco más personal. - Dijo con voz fría, aquella que le había dejado el hecho de pensar en algo que no le hacía mucha gracia.

La vio acercarse hasta uno de los armarios y escoger una de las prendas de ropa, cuando se quiso dar cuenta la mujer se estaba desvistiendo delante de él con total tranquilidad, como si aquello fuera lo más normal del mundo. Se dio la vuelta con total tranquilidad, le tentaba la idea de mirarla, por lo que... Se lo planteó seriamente y giró el rostro para ver como lo hacía, apreciando desde su punto de vista la bonita ropa que llevaba debajo del vestido y la figura de ella perfectamente echa por alguna clase de ser al que se le pudo haber ido un poco la mano al crearla con tanta perfección. Volvió la vista al frente con una sonrisa socarrona y espero a que terminara de cambiarse. Cuando la escuchó hablarle se giró para mirarla y si la imagen un momento antes había sido perfecta, ahora era perfectamente sensual. Abrió ligeramente la boca para decir algo y luego la cerró, abriéndola segundos después para intentar articular alguna palabra. Para colmo ella iba acercándose despacio, con andares felinos mientras le preguntaba aquello que era lo que tenía que hacer. En aquel momento a Tetsuya se le ocurrieron más de doscientas ideas y posibilidades acerca de lo que Hannah podía hacer y de lo que después podría suceder, pero no iba a conseguir seducirle tan fácilmente. Carraspeó ligeramente mientras cerraba los ojos un momento y después de abrirlos intentó mantenerse serio - Acompañarme. - Dijo antes de girarse para abrir la puerta corredera y cederle el paso. Tras esto salió tras ella no sin antes cerrar tras él.

- Como veo que pones mucho interés en trabajar para saldar tu deuda conmigo, entonces trabajaras. Pero trabajaras bajo mis condiciones y haciendo lo que yo te diga que hagas, mientras no te ordene nada puedes hacer lo que te venga en gana. - Explicó mientras caminaba a su lado, bajando las escaleras de una y otra planta para dirigirse al sótano - Y si es lo que quieres puedes dar por saldada tu deuda cuando encontremos el antídoto. - Continuó hablando mientras el camino se volvía más oscuro a medida que bajaban. Al llegar abajo del todo un pasillo se reveló ante ellos cuando dos largas hileras de antorchas se encendieron al llegar ellos - Creo que ya conocerás el resto de la casa con el tiempo, de momento quiero enseñarte las dos habitaciones que hay aquí abajo. - Empezó a caminar de nuevo por el largo pasillo hasta que este se bifurcó, un camino iba a la derecha y el otro a la izquierda. Después de tomar el camino de la izquierda, este se extendió hasta una enorme puerta de hierro que tenía pinta de ser bastante antigua. Abrió el candado con la llave que guardaba en el bolsillo, descorrió los muchos cerrojos y abrió la puerta de un fuerte tirón, la cual cedió con un chirrido que podía helar la sangre del más valiente. En el interior de aquella enorme habitación no había antorchas alguna para que iluminaran, sin embargo la luz provenía de las enormes hileras de grandes estanterías que allí había. Había cerca de un centenar, quizás más. Cada estantería tenía varias filas con tarros de cristal polvorientos en cuyo interior flotaban lo que parecía ser fuego, llamas que bailaban en el interior con una luz azulada bastante sombría.

- Aquí no entra nadie más que yo, pero consideraba necesario mostrarte este lugar ahora que vas a vivir aquí, para así evitarme futuras preguntas incomodas. - La invitó a pasear con él entre las estanterías - Imagino que te preguntaras que son... Es fácil, son almas. - Respondió con total naturalidad - Ahora mismo no recuerdo cuantas hay, por lo que te lo diré cuando vuelva a revisar el registro. - Pasaron frente a una de las estanterías donde en uno de los botes se agitaba una de aquellas "almas" de forma brusca, golpeando el cristal como si quisiera escapar. Claramente se pudo escuchar que esta decía; "Hey! Listen!" - Ehmm... - Tetsuya miró el tarro - Antes de llegar a este plano, caí por accidente en otro algo más raro... Y bueno, pensando que era un alma, se la robé a un chico rubio de ropas y gorro verde. No sé que es, pero desde luego un alma no... Pero es tan pesada que no tengo intención alguna de liberarla. - Explicó después de ver cierta incredulidad en los ojos de Hannah. Llegaron al interior de la sala y allí era, donde flotando sobre un altar había un viejo libro tapizado en cuero y con unas letras que desde la distancia en que lo estaba mostrando, era imposible distinguirlas - De la misma forma que tienes prohibido entrar aquí, también tienes prohibido leer ese libro. ¿De acuerdo? - No espero respuesta alguna, pues se giró antes y caminó hacia la salida - Vamos... - De todos los lugares de la casa que había, Tetsuya quizás no le tendría que haber mostrado ese, pero tal y como le había dicho antes, prefería evitar preguntas o intrusiones en un futuro.

Salieron de aquella sala y se encaminaron a la siguiente - Antes me preguntaste por que te compré... - La miró un momento y sonrió con malicia - Capricho. - Contestó con naturalidad.
Invitado Lun Mayo 13, 2013 8:18 pm
Invitado
Al parecer Tetsuya no tenía problema alguno en rechazar su cuerpo una y otra vez, pues bien, no se lo volvería a ofrecer. Si llegaba a quererlo algún día, que lo tomara por sí mismo, pero no iba a ser tan fácil como Hannah había pretendido en un principio. El orgullo de la pantera se lo impedía.

- Como desee, amo - contestó en el mismo tono frío en el que lo hizo él, con una ligera reverencia. Tras esto, decidió que comenzaría entonces a tomarse algunas confianzas, puesto que Tetsuya tan amablemente se las ofrecía. Cogió uno de los vestidos del armario y se cambió de ropa delante de él, sin miedo ni vergüenza. ¿Qué podía hacerle? Nada. Y Hannah disfrutaría al enseñarle lo que se estaba perdiendo con tanta estupidez.

Lo miró de reojo y vio que se había dado la vuelta... Ah, ¿pero qué clase de amo era ese tan pudoroso? Se podría decir que era todo lo contrario a su hermano... Sonrió de medio lado al ver que al final había caído en la tentación de mirar su cuerpo. Adoraba que la mirasen... Pero entonces recordó todas aquellas cicatrices que al menos en su cuerpo de piel oscura se disimulaban... ¿Se habría dado cuenta él? Bueno, ella haría como si realmente no las tuviera. Jamás nada ni nadie haría que se avergonzara de su cuerpo.

Era hora de jugar un poco. Ya vestida y algo más arreglada, llamó su atención para que volviera a mirarla, acercándose a el con aquel tono sugerente y aquellos movimientos fluidos que una bailarina nada tendría que envidiar. Ahora pensaba torturarlo con su imagen casi perfecta por haberla rechazado varias veces. En su interior disfrutaba al ver como había conseguido confundirle hasta tal punto de no saber qué decir. Sin embargo, su rostro permaneció tan frío y serio como el de una diosa esculpida en ébano. Nunca le muestres a los demás lo que te gusta, pues lo utilizarán en tu contra tarde o temprano.

Asintió con la cabeza cuando pronunció aquella pequeña orden y salió de la habitación cuando Ttsuya le ofreció paso.


- Como desee, amo - volvió a repetir quedamente ante sus instrucciones. Por supuesto que no quería trabajar, pero era el único medio de recuperar su esplendor pasado en un futuro, y aunque a Hannah no le gustara, estaba más que dispuesta a ello.

Lo siguió por aquellos angostos pasillos hacia abajo, preguntándose en su interior hacia dónde la llevaría, mas sin pronunciar pregunta o queja alguna. Si no tenía nada que decir, Hannah simplemente no abría la boca, su hermano había acabado a palos con su costumbre charlatana y ella había aprendido a valorar el silencio que normalmente solo se llenaba de sus gritos ahogados al recibir los latigazos e intentar contener el dolor para no otorgarle mayor placer a aquel ser despiadado que parecía llevar su misma sangre.

Observó con detenimiento el lugar al que estaban accediendo, sin muestra alguna de sorprenderse, pues no lo estaba. En su castillo tenía pasadizos como aquel para dar y regalar, incluso más siniestros que el que le ofrecía Tetsuya a la vista. Sin embargo, aquel lugar le gustaba, la hacía sentir en un entorno familiar a su persona y eso hacía que estuviera más relajada de lo que se había mostrado antes.

Lo que sí la impresionó bastante fueron todas aquellas lucecitas encerradas en tarros de cristal. Como híbrido, nunca había ejercido funciones de demonio y jamás había visto un alma, así que no podía evitar preguntarse qué era aquello que su amo guardaba con tanto recelo. Lo siguió con evidente curiosidad, escuchando aquello de que eran almas y demás. Pero, ¿cómo que allí solo entraba él? ¿Por qué? Y, entonces, ¿por qué se tomaba la molestia de enseñárselo?

De repente, dio un respingo involuntario, alarmada al escuchar aquella alma que se agitaba y ver tal movimiento. Las demás estaban tan calladitas y quietecitas que por un momento había llegado a pensar que tenía algo parecido a un genio allí, pero sobre todo, que iba a atacarla. Se acercó al tarro, mirándolo con curiosidad mientras Tetsuya le explicaba.


- ¿Otro... plano...? - fue lo único que murmuró, ella solo conocía aquel humano y el demoníaco en el que había pasado su infancia, y tampoco es que lo hubiera investigado demasiado...

Pero Tetsuya seguía con aquella guía turística, así que no podía quedarse más tiempo mirando aquella cosa rara. Lo siguió rápidamente para que no la dejara atrás. Lo miró algo incrédula al ver aquel libro y luego observar los ojos de Tetsuya, prohibiéndole claramente leer aquel libro... Ah... Qué malo era prohibirle algo a Hannah. Más ganas le daban de tomarlo entre sus manos y leer una a una todas las letras que contenían. Pero simplemente asintió sin levantar sospecha alguna... Ya investigaría todo aquello algún día y por qué su amo lo ocultaba tan bien. ¿Qué tendría que esconder?

De nuevo, casi corrió tras él para que no la dejara atrás, pero, sus ojos le miraron sorprendida cuando escuchó aquello. ¿Ahora le daba la respuesta por la que tanto se había roto la cabeza?


- Ya lo sabía... - murmuró quedamente mirando hacia otro lado. ¿Qué otra cosa podría ser? Si era más que evidente, nadie la querría nunca por nada que ella pudiera ofrecer, pues era la primera que se negaba...

En fin, lo mejor era dejar de pensar en ello. Así que alzó de nuevo la vista para ver la siguiente habitación, la cual la dejó maravillada...


- Vaya... - se le escapó.

Una mazmora... Ahora sí que podía decir que se sentía en su propio hogar.
Invitado Lun Mayo 13, 2013 11:02 pm
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Al escuchar las último que Hannah le había dicho Tetsuya negó para sí mientras se dirigían a la siguiente sala. ¿Realmente se creía que era todo por capricho? ¿Realmente se lo creía él? Durante el "paseo" que habían dado por los sótanos de la casa Hannah apenas había hablado, tan solo se había limitado a llamarle "amo" y a soltar expresiones afirmativas sin preguntar nada más y eso le molestaba. El no había ido a la tienda a comprar una doncella que le sirviera la comida, limpiara y lavara la ropa. Ese tipo de cosas solía hacerlas James e incluso él, que estaba acostumbrado a buscarse la vida por si solo a pesar de tener un mayordomo - La monotonía de tus palabras acabará matándome de aburrimiento, ¿sigues pensando en que vas a servirme como una maid o ya vas cogiendo confianza para pensar en que quiero tratarte de otra forma? - Preguntó sin mirarla cuando antes de llegar a las mazmorras, un espacio enorme donde había diversas celdas, grilletes en las paredes y algún que otro instrumento de tortura. La ligera sorpresa de las palabras de la mujer de pelo blanco le indicaron que aquello quizás ya era más de su agrado - Al contrario que la otra sala, a esta puedes acceder cuantas veces quieras. - Explicó tranquilo mientras se paseaba por el lugar, como si se regodeara en aquello que le pertenecía - Pero me gustaría que tuvieras cuidado. - Esto lo dijo acercándose ahora a ella, para alzar una mano y acariciar su rostro con firmeza y suavidad - Eres una belleza que no me gustaría que se estropeara...

Después de aquella aclaración y de mostrarle la mazmorra al completo la cual no tenía nada especial que destacar salvo que todo estaba en perfecto estado, Tetsuya abandonó la sala nuevamente detrás de la mujer y cerró la puerta - Lo que quizás me gustaría decirte es que puede ser que en un futuro esté dispuesto a compartir esta sala contigo. - Sonrió con cierta sensualidad maliciosa - No, no sería para torturarte precisamente. - Terminó antes de volver a retomar en el cual había hecho una pausa momentánea para hablar. Ahora que ya le había explicado los lugares más importantes de la mansión a Hannah, el demonio se dirigió de nuevo hacia el primer piso, dejando atrás por fin la oscuridad y penumbra de aquel sótano en el que a veces incluso se había pasado días - Otra orden nueva que me gustaría que acataras y para evitar mi terrible aburrimiento, es que no te calles tus opiniones. - Se encogió de hombros - Tratarme, puedes tratarme de amo, Tetsuya o lo que prefieras, pero habla, estas aquí para tener algo así, tengo diversas calaveras guardadas con las que hacer lo propio de Hamlet. - No parecía enfadado en absoluto, sin embargo parecía ser cierto que de verdad aquel demonio necesitaba algo más de compañía que el silencioso y educado mayordomo - Además, te he elegido porque creí que teníamos gustos similares. - Y seguramente los tenían, a ambos les gustaba seducir y ser seducidos por aquellas personas que podían considerarse atrevidas y ambos lo eran.

El demonio eligió esta vez una pequeña sala de la casa que se usaba como rincon de descanso ya que allí la tranquilidad y el silencio eran casi totales, rotos únicamente por los sonidos del agua y el jardín que tenían justo al lado. Tomó asiento en el suelo invitando a Hannah hacerlo también y contemplo en silencio la curvas de su cuerpo mientras ella se ponía cómoda... Si, seguramente aquella convivencia empezaría a ser divertida desde que ella tomara un poco de confianza o se dignara a hablar un poco más, pero de momento había sabido ser seductora con él y eso había hecho que Tetsuya tomara conciencia de la mujer que tenía frente a sí. ¿Sería tan peligrosa realmente como aquellos andares felinos que tenía? - Seamos sinceros, yo no quiero una maid, ni siquiera sabía lo que era una cuando llegué a comprarte - Explicó mientras se echaba hacia atrás apoyando las manos en el suelo para no caerse - Solo lo he sabido cuando tú me lo has explicado y ni aun así entiendo del todo lo que tengo que hacer. ¿Por qué te compré? Si, cierto que fue un capricho, pero cuando nos conocimos en la tienda no me pareció que estuvieras demasiado contenta con la situación por la que estabas pasando y eso en parte me ayudó a querer sacarte de la pet shop - Se llevó un momento la mano a la barbilla de forma pensativa. ¿Estaría bien decirle todo aquello? Si, seguramente, tampoco le estaba diciendo nada del otro mundo - Soy un hombre al que le gusta dar órdenes y mandar, pero no siempre. Por ello para ayudarme en esto, vendrás conmigo a trabajar a la tienda y cocinaras de vez en cuando. Si quieres hacer tareas para la casa hazlas si te apetece, te digo desde ya que no son necesarias. - Hubo una pausa larga. Tetsuya no había apartado en ningún momento sus ojos de los de la mujer, le gustaba mantener el contacto directo para que esta supiera que aquello que le decía era tan cierto como que la había comprado.

- Como ya dije antes... - Se tomó un momento para pensarlo - No tengo intención alguna de privarte de libertad, soy un demonio bastante peculiar y me gusta cuidar aquello que es mío, me gusta tratarlo con mimo, pero también soy celoso con aquello que me pertenece, por lo que no me gusta que nadie más aparte de yo, lo toque. - Sonrió ampliamente, casi divertido por todo aquello que estaba sucediendo. Definitivamente no estaba bien de la cabeza aquel tipo, pues parecía variar de carácter según la situación - Por esa razón si necesitas caricias o mimos puedes ganártelos, si necesitas regalos puedes ganártelos, pero eso no quita el hecho de que cuando a mí se me cruce un cable te de mimos o regalos solo porque me apetece. - suspiró después de haber acabado - ¿Lo has entendido ya? ¿O tengo que volver a explicarte qué quiero que goces de un poco de libertad y disfrutes de esta casa como si fuera tuya?
Invitado Miér Mayo 15, 2013 9:30 pm
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El escuchar la palabra "matar" solo hacía que Hannah sonriera perversamente, pero al estar en presencia de su amo, giró el rostro para que este no se molestara. Era verdad que apenas había hablado, pero, ¿qué quería que le dijera? Con lo que había dicho, debía de ser suficiente para tenerlo contento.

- ¿Qué otra cosa puedo ser, entonces? - volvió a sonreír, pasándosele por la cabeza más cosas con las que podría molestarle - Seré lo que el amo desee que sea, para que así no muera de aburrimiento y me vuelva a quedar desamparada tan pronto... - su tono parecía frío, el mismo que había mantenido desde que llegó a la mansión, pero sin duda estaba cargado de ironía. ¿No quería confianza? Pues podría llegar a arrepentirse de ese deseo...

Al menos habían llegado ya a las mazmorras, las cuales observó con evidente agrado. Se giró para mirarle de soslayo, después de haberse recreado con las vistas de aquello que la rodeaba y le encantaba, pero a la vez la atormentaba en su interior por el parecido que tenía a los instrumentos que había usado su hermano sobre ella, para escuchar lo que Tetsuya tuviera que decirle. Vaya, a aquella sala si podría acceder, suponía que desde otro lado para no tener que pasar por la habitación de las almas, la cual le estaba prohibida. Pero, lo más interesante, ¿por qué tenía su amo aquello allí? ¿Para qué lo utilizaría?

Cuando se quiso dar cuenta, ya lo tenía encima de ella y acariciando su rostro. Estuvo tentada de apartarle el rostro, pero lo único que hizo fue quedarse inmóvil y sostenerle la mirada con sus ojos heladores.


- No soy una flor delicada... No me da miedo hacerme daño... - y era bastante evidente después de echarle un vistazo con detenimiento a su cuerpo. Aquellas largas cicatrices que la cubrían no podían ser de descuidos, sino de peleas y forcejeos, y para otro demonio, eso tenía que ser más que evidente.

Era momento de abandonar aquella sala, bueno, ya volvería más adelante. Se dirigió a la salida que le mostraba su amo sin añadir nada más, todo lo recatada que pudo. Aunque al escuchar eso que le dijo, no pudo evitar alzar una ceja, un tanto escéptica.


- A mí no me importará compartirla con el amo para el propósito que sea... solo le advierto que tenga cuidado... - y demasiado buena estaba siendo con advertirle, pues podría ser que le gustara que la torturasen, pero no iba a quedarse de brazos cruzados recibiendo sin dar nada a cambio, ya fuera tanto placer como dolor.

Solo dirigió una última mirada antes de abandonar aquellos pasillos y volver al piso que ya había visitado con anterioridad. Volvió a enarcar una ceja al escuchar aquella nueva orden, la verdad es que se le haría bastante difícil volver a aquella costumbre de hablar y expresarse libremente.


- Lo intentaré, pero puede que mis opiniones no siempre sean de su agrado... - murmuró de nuevo otra fría advertencia, aunque el escuchar aquello último hizo que lo mirara curiosa. ¿No la había elegido por capricho? - Bueno, eso se verá con el tiempo... - murmuró, no estaba muy segura de qué contestar a aquello, pues solo hacía confundirla.

Lo siguió hasta aquella sala tan tranquila, mirando disimuladamente a su alrededor, sin saber tampoco demasiado bien qué hacer o qué decir. Al menos parecía que su amo lo tenía más claro y aceptó cuando le ofreció asiento, sentándose frente a él mientras observaba aquel escrutinio. Suspiró cuando volvió a hablar. Nada, que era imposible meterle en la cabeza a aquel hombre lo que era... Aunque, bueno, quizás pudiera abrírsela y meter la idea ella misma en su interior. Sonrió por aquel pensamiento momentáneo.


- Entonces... ¿qué es lo que quieres...? ¿Una mujer? ¿Una compañera? - murmuró mientras apoyaba sus manos en el suelo que había entre ambos, casi poniéndose a cuatro patas y dejando ver todo su amplio escote. Luego giró la cabeza, dejando la sensualidad a un lado, pero manteniendo aquella posición - Tsk... Compasión - lo había hecho por compasión, eso era peor que pensar que la había comprado por capricho, mucho peor - Entonces haré lo que vea oportuno - añadió un tanto asqueada por la palabra que había pronunciado con anterioridad.

Eso de cocinar no le hacía mucha gracia. Cuando dijo lo de que era demonio, volvió a mirarle con curiosidad. Era lo que había sentido, esa esencia demoníaca en él, pero como el propio Tetsuya decía, no era normal, incluso Hannah llegó a pensar que era un híbrido entre ángel y demonio o algo así, no podía haber nada peor. Lo de celoso fue algo que la tentó demasiado... ¿Hasta que punto podía llegar si otro la tocaba a ella? Mas no pronunció palabra hasta que terminó de hablar. Cuando lo hizo, comenzó a acortar la distancia que había entre los dos, lentamente, con aquellos movimientos felinos acentuados al gatear.


- ¿Y si no quiero ganarme los mimos? ¿Y si no quiero que tú me los des? - su rostro frío se acercó al de Tetsuya, casi sintiendo como su aliento se mezclaba con el contrario - ¿Qué harás? ¿Amo? - pero antes de que pudiera hacer nada, volvió a retirarse, sentándose de nuevo frente a él, relajada pero mostrándose intocable.

Pretendía torturarlo, mucho.
Invitado Miér Mayo 15, 2013 11:34 pm
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Después de cada una de las palabras de Hannah, Tetsuya sonrió de forma casi cruel. Le gustaba que se tomara aquella clase de confianzas. No le daba miedo hacerse daño, no le importaba compartir la mazmorra con él... ¿Qué le desagradaba? El demonio casi tuvo que aguantar una fría carcajada que le sobrevino en aquel pequeño momento que luego se desvaneció tal y como había llegado. ¿Realmente se permitía tanto? Casi podía hacer con ella lo que le diera la gana. Una parte de Tetusya luchó entonces por hacerlo, por tomarla cuando quisiera, por encapricharla, por hacerla sufrir cuando a ella le gustara y pidiera. Pero controló aquella parte de si, pues de no ser por ello no hubiera podido mantener la serenidad cuando ella se colocó a gatas y le mostró la generosidad de su busto con aquel pronunciado escote que le hacia el kimono. Viendo aquello la mente del demonio se puso a trabajar con rapidez... Si, ¿por qué no tomarla en aquel entonces? Parecía querer seducirle, parecía querer atraparle. Podía dejarse, podía cogerla y hacer con ella todo cuanto sus gemidos le pidieran mientras la tomaba... Era muy bonito pensarlo hasta que actuó su propia frialdad. ¿Por qué? Porque ya estaba viendo el juego, la contemplaba acercarse hasta el gateando de forma felina, cada uno de sus movimientos quedaba acentuado por la postura y aquel kimono estaba pidiendo a gritos ser arrancado de aquel cuerpo... Pero el no iba a caer tan pronto en el juego después de haber pasado casi toda su vida manejándolo.

- ¿Por qué lo consideras compasión? - Preguntó después de sus palabras de desagrado - ¿Por qué no un favor? Además, tú misma has dicho que esto te valdría como forma de pago. - Comentó tranquilamente - ¿Ves? Eso ya me gusta más, que te tomes algo más de libertad cuando no te pido nada. - Se encogió de hombros con suavidad y contempló cómo se acercaba hasta él, preguntándole que haría si ella no quería aquello que él se ofrecía a darle. Luego se alejó y volvió a una posición más normal. Casi le pareció intocable, pero no lo era. Se movió hasta ella y con toda la naturalidad del mundo se situó a su lado y se dejo caer hacia atrás, apoyando la cabeza en su regazo y pudiendo contemplar el rostro de la morena desde su posición, pero también ofreciéndose a sí mismo una bonita vista de la parte inferior de aquellos abultados senos - Te los ganaras. - Hizo una pausa - Te los daré. - Otra pausa sin desviar ni un solo instante la mirada de sus ojos - Y yo... Haré lo que me venga en gana. - La sonrisa amable se transformó de nuevo a una algo más macabra - ¿Tienes opción de elegir? Claro... Ya te he dicho que entra dentro de mis intenciones consentirte. - Se incorporó despacio, acercando su rostro hasta el de ella hasta poder sentir de nuevo su aliento acariciándole el rostro - Me gusta tu forma de ser... Eres como una reina consentida que ha caído bajo hasta ser una simple mascota, pero que conserva todo el ego y la perversión que su alma pudiera albergar. - Se relamió casi rozando sus labios - Me encanta. - Se apartó de ella y volvió a acomodarse para observarla.

De momento las cosas estaba claras, pero Tetsuya aun tenía cierta curiosidad por saber si aquello que le había dicho en la tienda acerca de pagar como fuera era cierto. De momento el no le había pedido nada raro, pero estaba seguro de que ella estaría dispuesta a toda clase de cosas que el demonio le sugiriera - ¿Estarías dispuesta a segar una vida si yo te lo pidiera? - Preguntó con su tono normal, pero aquella tranquilidad con la que expresó las palabras le hizo parecer aun más demonio de lo que ya era. Solo alguien acostumbrado a aquello podía hablar de tales cosas con tanta naturalidad y sin alterar si quiera el tono de su voz... Aunque también es que pudiera resultar que aun no habiendo matado, la vida del resto le importara menos que cualquier piedra que podía encontrarse en el camino - No hay escrúpulo en tus ojos, estoy seguro de que no te sorprende la pregunta. - Esperó la respuesta de la mujer de pelo blanco mientras daba vueltas a la posibilidad de que algo como aquello sucediera. ¿Había tenido que matar mucho en aquellos años? Bueno, no se podía decir que no lo hubiera hecho... Pero no lo había hecho como antaño, esta vez había sido por encargo y no solía aceptar encargos de aquel tipo, matar no era una opción agradable en un plano en el que resultaba tan aterrador para los seres inferiores. ¿Inferiores? Si, así era la definición correcta para todo aquel que no perteneciera a la casta de los demonios, pero incluso dentro de esto también había algunos que no se merecían ni serlo.

- A todo esto... - Parecía interesado con la pregunta que estaba a punto de formularle - ¿Qué clase de ser eres? - Arqueó una de las cejas con claras intenciones de esperar que aquella respuesta fuera respondida, pues bien podía depender de todo de una forma u otra, aunque aquello era de momento solo un capricho más de aquel demonio consentido - Tienes una personalidad que podría asemejar a los míos, pero de otra forma, también pareces esconder una bestia dentro de ti. - ¿Y quién no la escondía? En todos había una personalidad escondida, un animal que amenazaba con salir en cualquier momento, pero lo de Hannah era más literal, en ella habitaba algo más salvaje, algo que acentuaba sus movimientos felinos y sus palabras irónicas. Tan caprichosa como el demonio y tan sutil como el gato... ¿Tendría algo de ello?
Invitado Sáb Mayo 18, 2013 7:18 am
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Tsk. Comenzaba a asquearla aquella conversación. No le gustaba en absoluto que sintieran lástima, pena o cualquier cosa por el estilo, por su persona, por muchos motivos que hubiera para ello. De la compasión no se vivía, en ninguna de sus formas.

- Precisamente porque lo he dicho yo y no ha salido de ti... - murmuró, por eso sabía que era compasión - A ti no te hubiera importado la forma de pago mientras estuviera al nivel del producto que pedí, ¿no?

Cada vez tenía más ganas de tener a ese hombre rendido ante ella, suplicándole bajo su cuerpo que le diera todo lo que quería de ella... Y Hannah se juró que en ese momento lo torturaría, lo llevaría hasta el límite, y luego se pensaría si dárselo o no... Podía llegar a ser un buen entretenimiento para ella.

Intentaba ponerlo nervioso con aquella imagen de ella, sensual, casi traviesa, pero al final... intocable, porque eso era lo que Hannah era en su interior, un ser tan complicado y tan destructivo que nadie se atrevía a tocarla. Hasta que aquel hombre se atrevió a hacerlo. No se podía creer que se hubiera tomado tantas confianzas para ponerse en aquella postura. Hannah tenía ganas de empujarlo y hacer que su cabeza golpeara con el suelo, así al menos le saldría un chichón y ella disfrutaría, pero además le advertiría que no debía tomarse aquellas confianzas. Sin embargo... no se movió, se quedó completamente estática, mirando a un punto en el vacío mientras le escuchaba.


- Entonces... Si tengo opción... Puede que no te deje hacer lo que te de la gana... conmigo... - murmuró por lo bajo y ladeando su mirada.

Cuando sintió que se incorporó y se le acercaba tanto, volvió su vista de nuevo hacia él, moviendo aquellas largas pestañas que enmarcaban sus ojos para verle a través de ellas. ¡Argg! ¡Cada vez la sacaba más de sus casillas! ¿Cómo podía siquiera imaginarse él lo que era ella? Aunque no había estado muy equivocado... ¡Pero eso no era lo primordial! ¿Intentaba usar el mismo truco de seducción que ella había usado? ¡Já! No caería en su propia trampa...

Lo miró de reojo cuando se separó solo un instante antes de mirar al lado contrario y subir las manos hasta su largo pelo, acomodándoselo a un lado, sobre su hombro y comenzando a desenredar las finas hebras blancas, completamente lisas, contrastando el color oscuro de sus dedos entre los cabellos albinos. Su imagen en aquel momento parecía el de una sirena que llamaba con su canto a cualquier marinero que se acercara, prometiéndole grandes tesoros, pero a la vez, grandes desastres.

En un principio, no miró al demonio que era su amo cuando le hizo esa pregunta, solo sonrió abiertamente, mostrando toda su dentadura e hizo como que se lo pensaba un poco. Luego, ladeó el rostro para mirarle, mostrándole unos ojos rojos rubíes completamente resplandecientes.


- Sí... - aspiró suavemente, completamente extasiada. La sola idea de que le ordenara matar a alguien, sentir el dolor y el sufrimiento entre sus propias manos... Ah... Dulce agonía... - No sería... la primera vez que lo hago... - añadió por si acaso había alguna duda, mientras volvía a mesar sus cabellos, desviando de nuevo la mirada.

Esta vez, aunque llamó su atención de nuevo, no se movió en absoluto, solo sus manos subían y bajaban por su largo cabello, casi como si estuviera tocando una hermosa melodía en un arpa. Vaya, había tardado bastante en hacer aquella pregunta, y lo que dijo a continuación solo hizo que soltara una pequeña risa, ¿no era evidente?


- Pensaba que te lo habrían dicho al comprarme... - agachó un poco el rostro, su condición de híbrido siempre la había tenido en desventaja, pero ella se enorgullecía de serlo, de las raíces que le había dado su madre y de todo lo que esta le había proporcionado con sus genes - Soy un híbrido... Mezcla de demonio y pantera... Así que sí, supongo que la bestia en mi interior es doblemente fuerte por ello... - no se iba a dejar amedrentar, y menos aparentar ser más débil por ser híbrido.

Entonces, su cabeza se movió lentamente hasta enfocar la vista en él, sus ojos ya habían perdido el intenso color que antes les había caracterizado.


- ¿Has terminado ya con las preguntas...? - murmuró - Porque yo también tengo algunas... Pero no tengo interés en preguntártelas ahora mismo - sonrió fríamente, jugando con él -. Ya me las irás diciendo inevitablemente... y, si no, te torturaré para que me las digas... - lo miró de reojo, esperando ver si eso le molestaba -. Si no hay nada más, ¿podríamos cenar? - la verdad es que sentía que de un momento a otro le iba a rugir el estómago, y la comida de la tienda no es que hubiera sido demasiado buena...

Aunque en realidad lo que quería era zanjar ya aquella conversación, poco a poco había ido sintiéndose algo incómoda con tanta pregunta. Tenía que hacer lo posible porque no preguntara más... Quién sabía lo que podría averiguar si seguía con aquello...
Invitado Sáb Mayo 18, 2013 10:31 am
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Tetsuya estaba disfrutando como nadie aquel momento, al parecer Hannah era tenía más carácter de lo que le había mostrado hasta ahora. Era cruel hasta sentirse casi extasiada con el sufrimiento ajeno y el hecho de que le hablara con tanta facilidad de hacerle sufrir le hizo saber al demonio que no se había equivocado al elegirla. Era perfecta para ser su compañera... Pero si entrar dentro de temas más íntimos, por el momento. Cuando le habló de lo que era fue cuando por fin el joven entendió perfectamente a que se podía deber tanta sensualidad y fiereza. El aspecto de Hannah no podía pasar desapercibido, no para él que buscaba aquello en el mundo que fuera lo más extraño... Y la belleza de aquella mujer era única como la de pocas que había visto, de piel morena y pelo blanco, demonio y pantera al mismo tiempo. ¡Ja! Qué suerte había tenido al encontrarse con ella - Eso suena el doble de bien... Puede ser divertido. - Aseguró con tranquilidad y una sonrisa en los labios mientras se acomodaba en su sitio aun observándola.

Asintió, si, de momento las preguntas habían terminado, al menos por ahora no tenía necesidad de saber nada más, aunque en su mente todo era un autentico caos. Por un lado estaba todavía la búsqueda que estaban haciendo y por el otro eso se había mezclado con el hecho de que la había comprado y eso suponía ser por el momento algo más interesante que su trabajo. Abrió los ojos casi sorprendido cuando Hannah lo amenazó con torturarle si no le respondía a lo que ella le preguntaría, pero la sorpresa pasó enseguida a ser una curiosidad de lo más morbosa para el demonio de gustos extraños - Si lo consigues... - Comenzó a decir con un tono que dejaba muy claro a donde quería llegar - Espero que lo hagas bien, y consigas hacerme suplicar. - Le lanzó una mirada desafiante y después de mantenerla unos segundos desvió la mirada hacia la puerta, en la que enseguida apareció el mayordomo - James, la comida, por favor. - Exigió con cierto capricho el demonio, a lo que el hombre de mediana edad asintió y desapareció un momento para luego volver y servir sobre la mesa que había frente a ellos, varios platos con comidas de todo tipo - No sabía lo que te gustaba así que mandé que se preparara algo de comida de cada país para que eligieras comer la de tu gusto.

El resultado de aquella decisión del demonio, había sido una cantidad de platos de todos los países muy bien ordenados sobre la mesa, cada uno con un pequeño banderín que indicaba a que parte del mundo pertenecían - ¿Por qué el banderín, James? - El mayordomo miró a su joven señor y carraspeó - Por que le recuerdo que de geografía está usted muy verde aun, señor y esto le ayudara... - Tetsuya frunció el ceño pero el mayordomo se apresuró a continuar hablando - Y también como ayuda para la señorita, sin duda. - Terminó el mayordomo, a lo que Tetsuya asintió resignado - Gracias James, ya me encargaré yo del resto de la noche. Puedes retirarte hasta mañana. - El hombre asintió, dio las buenas noches a ambos y se retiró silenciosamente de la estancia, dejando solos al dueño y a la pet que pasaban su primera cena juntos, pero el mayordomo se marchaba contento, su señor le había dejado la noche libre y para mejorar la cosa se había quedado en compañía de la joven que había ido a buscar. ¿Sería aquel el principio de un cambio en los hábitos del joven demonio? Podía ser... Lo que temía James era que su señor y Hannah chocaran demasiado y aquello pudiera acarrear consecuencias nefastas.

Durante un momento el demonio dudó acerca de lo que debía llevarse a la boca. Finalmente y después de pensarlo bien, decidió probar un poco de todo sirviéndose el mismo en el plato. - Mañana podrías empezar a ayudarme en la tienda... - Comentó retomando el tema que ya le había comentado - Me gustaría que me echaras una mano con todo el inventario que hay que hacer y si nos sobra algo de tiempo también me gustaría enseñarte a manejarte allí por ti misma. - Levantó la mirada para contemplar la reacción de la mujer de pelo blanco - Si te lo preguntas... No, no tengo inconveniente alguno en dejarte a cargo de la tienda en un futuro. - Expresó con frialdad - De cualquier forma, no estás obligada, pero es de momento nuestra única forma de obtener todo lo que tenemos. - Se encogió de hombros - Los beneficios que saques podrían sumarse también para saldar tu deuda junto con todo aquello que antes hemos hablado. - Si, era cierto que le estaba dejando muchas facilidades. Pero Tetsuya, de la misma forma que ella, también era muy desconfiando y aunque no se estaba mostrando lo suficientemente frívolo con la mujer, no dejaba de darle vueltas al hecho de que apenas la conocía y no podía asegurarse de que esta lo fuera a traicionar en algún momento. Aunque podía haberle caído la suerte de que ella no hubiera sabido jamás nada de él y librarse de tener que lidiar con alguien que conocía de sus anteriores "hazañas" en el plano infernal.

Tuvo un momento de duda para si mismo tras que el cual se descubrió mirando fijamente los pechos de la mujer que tenía frente a él "Ese kimono logrará acabar con la poca cordura que me queda", pensó antes de alzar lentamente la vista evitando mirar a la maid al rostro por miedo a que le hubiera descubierto.
Invitado Vie Mayo 24, 2013 9:53 am
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No pudo evitar que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios al escuchar lo de "doble de bien". La verdad es que nunca había recibido ningún halago por lo que era, sino más bien todo lo contrario, y aunque aquello no fuera un cumplido, era lo mejor que había recibido en su vida con respecto a ese tema.

Aun así, intentó ocultar aquella sonrisa para que él no la viera, quería seguir con aquella imagen de mujer dura e inalcanzable, aunque empezaba a pensar si aquel hombre no sería capaz de derretirla poco a poco. NO, nunca.

Pero ya comenzaba a sentirse nerviosa con aquellas preguntas, así que prefería desviar su atención a algo más y que no se centrara en ella. Era extraño que se sintiera así, pero aquel hombre no era en absoluto normal... Y lo acababa de comprobar con aquella respuesta. De nuevo aquella pequeña sonrisa amenazaba con volver a mostrarse en sus labios, pero giró el rostro y lo escondió de la mirada inquisitiva de su nuevo amo. Nunca muestres ningún sentimiento, o estos serán usados en tu contra.

No sabía cuando tiempo llevaba allí, pero al decir esa frase, Hannah alzó el rostro hasta la puerta y vio al mayordomo al que debería ayudar y no dejar que le sirviera... Pero bueno, no se iba a quejar por aquel día, ya mañana descansada haría lo que tuviera que hacer.

Se deleitó al ver toda aquella en la mesa, algunos platos que conocía muy bien, y otros que no conocía en absoluto y le daba mucha curiosidad. Miró luego a Tetsuya, acercándose a la mesa para poder llevarse algo de lo que estaba ya servido a los labios concretamente un pedazo de sushi.


- Puedo comer de todo, aunque me gusta la carne y el pescado crudos y la comida italiana y japonesa... - murmuró a modo informativo mientras seguía mirando todos aquellos platos para ver cual se llevaba a los labios en aquel instante. Se rió al escuchar lo de la geografía, por un lado era lógico, pues eran demonios y no estaban acostumbrados a aquel mundo - Muchas gracias, James - le dijo por su parte, inclinando el rostro respetuosamente por haberlo hecho por ella también.

Mientras el contrario se decidía, Hannah vio una especie de fruta jugosa, y alargó igualmente la mano para tomarla. Se la llevó a los labios y al morderla, el jugo que guardaba en su interior inundó su boca, escapándose una pequeña gotita de aquel líquido por la comisura de sus labios.


- Mmm... - estaba bastante buena, y mientras escuchaba las palabras de su amo y rodaba sus ojos hasta él, se relamía alrededor de la boca para que no se escapara nada de aquello - De acuerdo... -asintió, llevándose los dedos a los labios para lamerlos casi con lascivia - ¿Yo...? ¿A cargo de la tienda...? - la verdad es que eso no lo había pensado y lo miró con una ceja enarcada - Bueno, si lo deseas... - murmuró mientras volvía a llevarse aquella fruta a los labios, esta vez cayendo algunas gotas en su escote, sin embargo a estas no les hizo ni caso, necesitaba un buen baño y en cuanto terminara con la cena iría de cabeza al cuarto de baño -. Entonces me parece bien - comentó sonriendo al descubrir como la miraba su amo.

Se movió un poco hacia un lado, dejándole unas buenas vistas de sus pechos, pero también de sus piernas dobladas hacia un lado.


- Después de la cena me gustaría darme un baño... ¿Puedo...? - preguntó con voz inocente, esperando que no quisiera un baño "para dos".
Invitado Sáb Mayo 25, 2013 12:25 pm
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Al parecer Hannah no tenía inconveniente en comer lo que fuera, pero parecía tener gustos más específicos a pesar de todo. Los ojos del demonio la examinaron mientras la mujer se lamía con sensualidad los labios para quitar el jugo de la fruta que había comido. El demonio tuvo que admitir que le hizo falta muchísima falta de voluntad para no caer en aquella terrible tentación que se presentaba ante sus ojos. Era difícil saberlo, pero Tetsuya tenía la certeza de que su nueva mascota estaba intentando jugar con él, seducirle para hacerlo caer en sus redes y manipularlo a su antojo... Ya estaba acostumbrado, años atrás se había topado con más mujeres de aquella clase, quizás no llegaban a ser como Hannah pero conocía bien como iba el juego, como se movían las piezas y como se desencadenaba todo sobre el tablero. A la mujer de pelo blanco le pareció buena idea poder encargarse de la tienda, lo cual supondría para un futuro como aquel, que James pudiera tomarse unas largas vacaciones, después de todo... Desde que el tenía conciencia, el hombre jamás había tenido un respiro para poder estar con su "familia". Aquel pensamiento turbó ligeramente al demonio que durante un momento se vio inmerso en los ojos de su acompañante en aquella cena muy bien preparada y dispuesta para ambos.

Lo que le sacó de aquel estupendo ensimismamiento fue ver como las gotas del jugo de la fruta escapaban de la boca de la mujer y se deslizaban suavemente por su piel hasta la pequeña apertura que separa sus generosos senos, mojando en el camino parte del kimono que estaba estrenando en aquel momento. "Demonios... ¿A qué clase de mujer he metido en esta casa? Tranquilo Tetsuya, no te preocupes, solo has decidido meter en tu casa como mascota a una mujer que no conoces y que da la casualidad que también tiene sangre de demonio corriendo por sus venas. Estupendo, idiota". Hannah se movió hacia un lado, dejándole una perfecta visión de sus piernas morenas y una clara visión ahora mejorada del atrevido escote que le hacia el kimono que llevaba puesto. - Claro, cuando acabemos te diré donde están los baños. - Dijo al recordar que aquella era una de las zonas de la casa por donde no habían pasado, aunque tampoco tenían demasiada perdida. El resto de la comida transcurrió en silencio. Hannah no parecía tener muchas intenciones de hablar y ha Tetsuya se le habían acabado las preguntas y aunque tenía unas pocas más, prefería dejar cierta libertad a la mujer de momento y no agobiarla demasiado.

Tras acabar de cenar los dos, siendo el demonio uno de los que más había comido, se dispuso a acompañar a la mujer hasta los baños, dejando para luego los platos que seguramente el acabaría limpiando mientras ella se bañaba. ¿Lo invitaría a bañarse con ella? Casi se echó a reír por la idea, seguramente y de quererlo se podría meter con ella al baño, pero tampoco era ese su plan desde el principio, lo mejor era dar pie a cualquier cosa que pudiera pasar. Condujo a Hannah por los pasillos del primer piso y la llevó hasta la zona de los baños, la cual estaba separada, siendo una parte destinada para un baño más común y habitual en las costumbres japonesas y siendo la otra unos bonitos baños termales al aire libre desde los que se podía contemplar el cielo estrellado aquella noche. Tetsuya se quedó junto a Hannah al lado de las termas y la miró - Las toallas están en la estantería de aquí al lado igual que todo lo necesario para el baño y el aseo. Si no me equivoco, se ha dejado todo dispuesto para que tus cosas también estén por aquí. - Tenía que ser un buen anfitrión por lo que le quedaba algo por añadir - Si necesitas algo, solo tienes que llamarme, estaré terminando de recoger los platos - Una pausa - Con una vez bastará. - Terminó antes de hacer amago de abandonar las termas, cuyo vapor ya estaban empezando a hacer mella en el demonio al cual le apetecía de golpe darse un baño. ¿Debía comportarse como el perfecto anfitrión o como el amo cabrón que era? Lo dudó, pues en aquel momento estaba en un buen dilema.
Invitado Lun Mayo 27, 2013 6:10 am
Invitado
¿Seducirle? A Hannah le salía casi de forma natural, pero mentiría si dijera que no estaba poniendo un pequeño y especial esfuerzo en engatusar a aquel hombre que la había comprado y que tantas facilidades le ofrecía. Ella hacía lo mismo, estaba ofreciéndole facilidades, pero se las quitaría de golpe cuando ya fuera imposible reprimirlas. Así disfrutaría muchísimo y se vengaría de ese pequeño rechazo a su cuerpo al principio.

¿Encargarse de la tienda? No es que eso le hiciera especial ilusión, pero si la ayudaba a saldar su deuda más rápidamente, lo haría. Además, estaba familiarizada con muchos de los objetos que había allí al pertenecer al mundo demoníaco y de los asuntos más importantes supuso que se encargaría James o el mismo Tetsuya, así que no tenía problema alguno en aceptar la oferta.

Era consciente de las miraditas que le echaba su amo, no era la primera vez que un hombre la miraba así, y en otra época ella había estado acostumbrada a ese tipo de atención por parte del género masculino. Cuando aceptó llevarla a los baños después de comer, dejó el hueso de la fruta, con algo de carne aún en ella, en la mesa y se estiró perezosamente sobre el tatami, cual gato ocioso, a esperar a que su amo terminara de cenar. Al estar tumbada sobre un costado, sus pechos sobresalían un poco más y casi parecía que se querían escaparse de la ropa que los ocultaba, y sus caderas de acentuaban con aquella posición.

Bostezó y esperó allí recostada a que su amo terminara de comer tranquilamente, entrecerrando los ojos y moviendo sus largas pestañas de vez en cuando al abrir y cerrar los ojos para que estos no se secaran. Cuando al fin terminó, se levantó para seguirle, echándole una última mirada a los platos sucios que se quedaban sobre la mesa. En fin, su amo sabría qué hacer con ellos.

No dijo nada mientras lo seguía por los pasillos, comenzaba a imaginar en su mente cómo se organizaba aquella casa, así que solo debía recordar el camino para la próxima vez. Observó con tranquilidad las termas, las que estaban al aire libre se le hacían demasiado apetitosas en aquel momento, así que casi ni tuvo que elegir, iría a aquellas.

Miró a su amo cuando éste le habló y asintió con la cabeza ante lo que dijo.


- Lo mismo le digo, si necesita algo, solo debe decírmelo... - le acababa de devolver la pelota, ella no se lo pondría tan fácil de llamarle y menos en la primera noche. Lo último que dijo, no lo entendió muy bien, pero tampoco es que tuviera demasiada importancia para ella.

Ni siquiera esperó a que se fuera, deshizo el nudo de su kimono y dejó que la sedosa tela cayera por sus hombros después de girarse y dirigirse a las termas al aire libre con pasos de bailarina. Efectivamente, debajo de aquel pedazo de tela que ya se arrugaba en el suelo, no había habido más que su hermoso cuerpo moreno, que, con aquellos andares, hacía mover su trasero bien redondeado al igual que sus caderas en un movimiento felino demasiado sugerente.

Mientras la luz de la luna la bañaba, introdujo la punta de sus dedos en el agua caliente, para después descender y hacer que ésta la cubriera completamente. De repente y sin previo aviso, sumergió la cabeza bajo el agua y nadó por ella hasta el otro extremo de lo que parecía una piscina, saliendo cual sirena con el rostro mirando al cielo. No se giró, seguía de espaldas, sin saber si su amo había decidido irse, seguirla o deleitarse con aquellas vistas.

Sin duda, parecía una sirena de la perdición con su largo cabello mojado todo hacia atrás, mientras apoyaba los brazos en la piedra que formaba el borde de la piscina y la cabeza sobre estos. ¿Qué habría decidido su amo? Con una sola mirada por el rabillo del ojo de la pantera lo sabría...
Invitado Lun Mayo 27, 2013 9:21 am
Invitado
Hannah parecía en aquel momento tan servicial como su vestimenta principal le había mostrado después de lo que le había dicho. Pocos segundos después y cuando quiso darse cuenta su mascota se desnudaba junto a él sin pudor alguno, encaminándose luego hacia las aguas de las termas antes de acariciar estas con la suavidad de la punta de su pie e introducirse lentamente en el interior, seguramente disfrutando de la calidez del agua en contraste con el fresco nocturno de aquella bonita y estrellada noche. Esta vez, en vez de seguir con su mirada la estela de alguna estrella fugaz en el inmenso firmamento, Tetsuya siguió con los ojos la sensualidad y el lento movimiento tentador de las caderas desnudas de Hannah, cuyo trasero redondeado y perfecto se alejó de él hasta sumergirse en el agua, donde la mujer se sumergió unos momentos y luego apareció como una oscura sirena, traída de aguas más profundas y misteriosas, escapada de algún castillo en el que hubiera reinado... Sus rostro enrojeció levemente, pero era fácil ocultar aquel rubor gracias al ligero vapor que cubría aquella zona y que emanaba de las aguas cálidas de las termas. Hannah parecía estar hecha para dominar, para gobernar, para mandar. ¿Tenía acaso porte de oscura reina? Claro que lo tenía, era orgullosa, hermosa... Y lo mejor de todo, era peligrosa.

En un principio su idea había sido dejarla allí completamente sola, pero el demonio no pudo hacerlo en aquel instante. Ni el mismo podía comprenderlo pero, parecía estar preso de algún viejo maleficio que lo mantenía quieto queriendo contemplarla, queriendo acercarse un poco más a ella... ¿Qué clase de sensación era esa? ¿Quizás la necesidad de acercarse a alguien igual? ¿La necesidad de compartir? ¿De revivir viejos recuerdos ya perdidos en el paso del tiempo y la sangre derramada por sus manos? Con la paciencia digna de alguien como él, se desvistió lentamente, dejando caer la ropa al suelo mientras lo hacía, quedando la suya junto a la de Hannah... Sabía que lo observaba, por eso cuando se encontró completamente desnudo ni siquiera se molestó en que ella no lo viera, aunque la veía mirar disimuladamente hacia él. Metió primero un pie en el agua y luego el otro, tras esto se sentó dejando que el agua le cubriera hasta la altura del torso antes de estirar las manos a lo largo del borde, acomodándose con tranquilidad. Hubo un largo momento de silencio carente de movimiento alguno por parte de ambos, lo que dejo que el vapor se concentrara y se levara suavemente en el aire, creando así una cortina en la que apenas el uno podía apreciar al otro. Con los ojos fijos en donde se suponía que se encontraba Hannah apoyada, Tetsuya meneó la cabeza hacia un lado.

- Te resultará raro saber que eres la primera con sangre de los míos a la que me acerco en muchísimos años. - Para concretar cuantos eran, se podía decir que habían pasado casi doscientos años desde la última vez que el demonio se había cruzado con algún semejante y a decir verdad, el encuentro no había sido demasiado bueno para ninguno de los dos - Supongo que en parte es eso por lo que te he comprado y te he traído aquí. - No sabía a quién le estaba hablando, pues sus ojos se perdían ahora en la niebla que se elevaba ante ellos. Pero tampoco importaba, sabía que ella le estaba escuchando aunque no le interesase - Confieso que... - Soltó una pequeña risa - Es agradable poder entablar conversación con alguien que puede llegar a comprender como son las cosas en el infierno... - Aunque él a pesar de lo dicho, ya apenas recordaba nada de lo que allí había vivido, puesto que ya eran demasiados años en el exilio que le habían impuesto - También imagino que será por eso por lo que acepté el trabajo que me propusiste... - Volvió a ladear la cabeza - No tomes esto como un favor, ni como caridad, ni lástima. De haber sido otra persona seguramente te hubiera puesto en la puerta de la calle por no tener nada que ofrecerme como pago. Pero después de saber que raza eres, supongo que puedo aprovechar más de ti de lo que había planeado. - Hablaba tranquilo, quizás con cierta maldad en aquellas palabras que con tanta diversión escapaban de sus labios sonrientes - Lo que, realmente me mueve para estar cerca de ti ahora, para haberte comprado y para haberte traído hasta esta casa. Es, de momento, la necesidad de sentir la compañía de alguien que sepa apreciar la maldad en su estado más puro... Que disfrute con el juego y la crueldad y creo, que no me he equivocado contigo. ¿O sí? - La última pregunta casi parecía ser inocente.
Invitado Mar Jun 11, 2013 4:06 am
Invitado
La pantera era paciente, sabía que Roma no se había conquistado en una noche, y que, por desgracia, aquel sería un hombre difícil de engatusar bajo sus artes de seducción femenina. Movía con lentitud y parsimonia sus pies bajo el agua caliente, esperándole, porque por el rabillo del ojo había visto que su amo comenzaba a desnudarse. Mmm... ¿y si no iba a ser tan difícil después de todo?

Su pelo también parecía moverse flotando en el agua, como pequeños ríos plateados sobre ésta que crecían a su voluntad. ¿Por qué lo estaba haciendo? Bueno, no iba a ponérselo tan fácil a su amo, y si debía recurrir a sus poderes para huir de él antes de que le hiciera nada, lo haría.

Esperó pacientemente, pero... no sentía que el agua se moviera a su alrededor anunciando el acercamiento de su amo. ¿Tanto tardaba aquel hombre en quitarse la ropa? Pues no quería imaginárselo en la cama... Sería de los que le gustaba que se la quitaran.

Ya estaba a punto de volver a echar un vistazo cuando la voz de Tetsuya le llegó a través de aquella masa de vaho que se había formado en a piscina. Sabía dónde se encontraba por su voz, pero, ¿por qué no se acercaba más a ella? Empezó a escucharle más que a pensar en aquello... Vaya, ¿sería un desterrado del Infierno? Pero... ¿Quién traía todos los objetos infernales a la tienda, entonces? Intentaba desvelar el misterio que había tras aquel hombre... pero no podía, y eso la frustraba. No quería hablar del infierno, no quería recordar en aquel momento que su hermano la estaba persiguiendo y que algún día tendría que volver muerta o arrastrada hasta allí.

Se separó del borde de la piscina. ¿Estaba pensando Tetsuya que iba a aprovecharse de ella por ser demonio? Pues no le quedaba nada... Nadó un poco, oculta por aquel velo transparente y sonrió de medio lado al escuchar aquella última pregunta.


- No... -su respuesta se quedó en el aire en mitad de la piscina, antes de introducirse bajo el agua y bucear hasta Tetsuya. En cuestión de tres segundos, sus manos surgieron de debajo del agua y treparon con suavidad por el pecho de su amo, hasta alcanzar los hombros y agarrarse firmemente ahí para sacar la cabeza del agua.

Su rostro era como el de una diosa, sus labios ligeramente hinchados, pero sobre todo húmedos por el agua que bajaba desde su frente para morir más allá de los pechos. Su pelo ya alcanzaba el largo de sus piernas y flotaba en el agua como el velo inmaculado de una novia. Sus ojos brillaban con hambre en la oscura pero blanca noche mientras miraba a Tetsuya y su cuerpo se pegaba a de él, tentándose sobre su regazo y semirodeándole con sus piernas.


- No quiero escuchar más hablar sobre el Infierno... - susurró con aquella voz dulce que hipnotizaba, mientras sus manos subían por el cuello de Tetsuya y se enterraban en las puntas de su pelo para enredarse con ellos - Si quieres jugar conmigo, tendrás que aceptar mis normas - se inclinó sobre él y sus pequeños pezones erguidos por la temperatura del agua rozaron con el pecho contrario, pero eso era lo de menos, sus labios sellaron con un beso los contrarios, para no escuchar más historias de un mundo que no quería recordar. Esperaba que aquello le hubiera pillado de sorpresa y que no tuviera tiempo de reaccionar, sino, ¿cómo huiría ahora del que era su amo?
Invitado Mar Jun 11, 2013 4:57 am
Invitado
Llevaba apenas unos segundos en silencio después de su pregunta cuando escuchó la respuesta de Hannah, una que le arrancó una sonrisa malvada que la mujer no llegó a ver a causa del vapor que se elevaba en el aire nocturno. Después de aquello llegó el silencio y con el también llegó el suave movimiento del agua de las termas... Ella se estaba moviendo. No tardó en confirmar sus propios pensamientos cuando notó las manos de la mujer deslizarse hacia arriba por su torso hasta afianzarse en sus hombros, acomodándose luego esta sobre su regazo con las piernas rodeando su cintura. El demonio no podía encontrarse en mejor momento, estaba en la cúspide de su ego y saboreaba con delicadeza cada segundo que su mascota pasaba sentada sobre él, haciéndole sentir en la posición que realmente le gustaba tanto, la de amo. Con detenimiento y calma examinó el rostro de la mujer y se detuvo tan solo en sus labios durante unos segundos más que en el resto de sus fisionomía, había peligro en sus ojos, tentación en sus labios, sensualidad en sus senos cada vez más cercanos y perfección en el cuerpo que en aquel momento se encontraba sobre él.

Durante todo aquel rato había tenido los brazos estirados a lo largo del borde de las termas, pero en cuando Hannah se hubo acomodado perfectamente a él los bajó para usar una de sus manos y retirar un mechón de pelo del rostro de la pantera de cabello blanco y cuerpo de mujer. ¿Qué habría en el Infierno para ella que no quería escucharlo más? No era algo que le importara de momento, su voz resultaba hipnótica y la suavidad de sus manos al acariciarle el pelo casi lo habían dejado a su completa merced, casi como una marioneta bajo aquel cuerpo de tentaciones y placeres que aun no había probado. El roce del pecho de ella sobre el suyo propio bastó para que aquellas palabras cobraran un significado en aquel extraño momento, pero sí quiso convencerle de todo lo hizo bien al besarle, dejándole sin opción alguna a responder o replicarle, dejándole incluso sin opción a preguntar acerca de las normas que querría ella que siguieran. El beso lo había tomado por sorpresa, pero tampoco podía asegurar que no lo quisiera después de lo bien que lo había hecho su mascota haciendo caer sus defensas para luego atacar con sus labios en el momento oportuno.

Fue un beso más bien pasional, caprichoso, guiado por ella y al cual él no respondió al principio pero al que luego se adaptó y correspondió, pero aquello no duró demasiado pues solo había sido parte del juego que llevaban tratando desde que se habían conocido. Ella tomaba la delantera en aquel momento, había acabado con su firmeza al tentarle y había acertado a marcar un punto en su contra con aquel beso al que el demonio había cedido sin pensarlo demasiado. Un gesto que no se permitiría volver a repetir - Debería ser yo el que pusiera las normas en este lugar, después de todo para algo soy el amo y tú la mascota. - Sonrió levemente, acomodando las manos sobre las piernas de la mujer que no terminaban de rodear su cintura - Pero ya te he demostrado al principio lo "buen" amo que soy, así que estoy dispuesto a escuchar las normas que vas a poner, pero eso no quiere decir que las acepte... Sigo teniendo la libertad necesaria para saltármelas cuando quiera. - La respetaba, tanto a ella como a sus decisiones, eso era lo que habían hablado en un primer momento, habían hablado de que a él le gustaría consentirla y ella le había dicho que prefería ganarse las cosas o tomarlas cuando quisiera... Era una relación extraña, pero no había nada escrito acerca de ella, aun.
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