Conectarse
Últimos temas
Link here
Link here
¿Quién está en línea?
En total hay 2 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 2 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 40 durante el Mar Abr 03, 2012 11:53 am
"Tarde de chicas"
Invitado
Le había costado mucho despedirse de la pequeña gatita que había conocido en su escapada espontánea, pero el deber le había llamado y no había tenido más remedio. Incluso llegó a pensar que era una lástima que tuviera amo, pues no le habría importado acogerla en su hogar, allí sería una más y la cuidaría como la mejor amiga que tendría en su vida. Era lo que el corazón le decía.
Pero ahora solo le quedaba que la pequeña llamara, ya que por desgracia él no podría salir en su busca al no conocer de ella más que el nombre. Suspiró, al menos por el momento tenía a Jubei, el cual le ponía un poco nervioso con su sola presencia. Por eso, cuando la chica llamó anunciando su llegada al día siguiente, la emoción y el entusiasmo lo llenaron completamente, e informó a Jubei que tenía la tarde libre para hacer lo que quisiera, ya que no iba a moverse de casa. Aunque, ¿a dónde iría? ¿Con quién? ¿Qué haría? ¿Por un casual se quedaría en casa? Suspiró, ni sabía por qué pensaba en todo aquello. Bah, lo importante ahora era preparar la llegada de Kisaki-chan.
Avisó a los guardias, para que la dejaran pasar cuando llegara y le anunciasen que estaba allí. Se arregló antes de la hora en la que dijo que llegaría, poniéndose uno de los kimonos para estar en casa. Dejó uno preparado con una idea que le rondaba la cabeza, esperaba que a ella le gustase y en cuanto le dijeron que la esperaba en el recibidor, fue allí corriendo completamente entusiasmado.
- ¡Hola, Kisaki-chan! - sin esperar nada más, la abrazó, le encantaban los abrazos de aquella pequeña y cuando la estrechó un poco entre sus brazos, la miró sonriendo y entusiasmado - ¡Bienvenida a mi casa! Espero que hayas venido preparada, porque vamos a pasarlo muy bien - le tomó de la mano y la condujo por el pasillo, llevándola a su habitación, donde tenía un kimono preparado sobre la cama occidental que allí tenía -. Antes de nada, ¿te gustaría probártelo? Lo he elegido especialmente para tí - y esperaba no haberse equivocado con la talla o con el color.
Pero ahora solo le quedaba que la pequeña llamara, ya que por desgracia él no podría salir en su busca al no conocer de ella más que el nombre. Suspiró, al menos por el momento tenía a Jubei, el cual le ponía un poco nervioso con su sola presencia. Por eso, cuando la chica llamó anunciando su llegada al día siguiente, la emoción y el entusiasmo lo llenaron completamente, e informó a Jubei que tenía la tarde libre para hacer lo que quisiera, ya que no iba a moverse de casa. Aunque, ¿a dónde iría? ¿Con quién? ¿Qué haría? ¿Por un casual se quedaría en casa? Suspiró, ni sabía por qué pensaba en todo aquello. Bah, lo importante ahora era preparar la llegada de Kisaki-chan.
Avisó a los guardias, para que la dejaran pasar cuando llegara y le anunciasen que estaba allí. Se arregló antes de la hora en la que dijo que llegaría, poniéndose uno de los kimonos para estar en casa. Dejó uno preparado con una idea que le rondaba la cabeza, esperaba que a ella le gustase y en cuanto le dijeron que la esperaba en el recibidor, fue allí corriendo completamente entusiasmado.
- ¡Hola, Kisaki-chan! - sin esperar nada más, la abrazó, le encantaban los abrazos de aquella pequeña y cuando la estrechó un poco entre sus brazos, la miró sonriendo y entusiasmado - ¡Bienvenida a mi casa! Espero que hayas venido preparada, porque vamos a pasarlo muy bien - le tomó de la mano y la condujo por el pasillo, llevándola a su habitación, donde tenía un kimono preparado sobre la cama occidental que allí tenía -. Antes de nada, ¿te gustaría probártelo? Lo he elegido especialmente para tí - y esperaba no haberse equivocado con la talla o con el color.
- Kimono de Yuhi:
- Kimono para Kisaki:
Invitado
Estaba demasiado nerviosa, ¿cómo no iba a estarlo? La noche anterior había llamado a casa de Yuhi, para avisar de su llegada, y esta mañana había pedido ayuda a unas maids de su amo para que la ayudasen a prepararse. Llevaba un corto vestido blanco, con volantes, de manga corta, con un pequeño lazo azul; se había colocado un lazo blanco en el pelo, con una pequeña coleta de lado, pero dejando el pelo suelto, junto a unos pequeños tirabuzones y rizos en su largo pelo.
Se había despertado temprano, justo cuando su amo se fue a trabajar, para preparase, pero había llegado antes a la casa del chico de lo previsto. Decidió caminar por los alrededores, nerviosa, sin parar de moverse. Vió aquella gran casa de lejos, con tanta seguridad, ¿qué clase de persona era Yuhi? No paraba de pensar aquello, dándo vueltas en circulos delante de la casa.
Llegó la hora acordada, y llamó al timbre, esperando la respuesta del chico, aunque obvio que no respondió el. La acompañaron hasta el recibidor, donde no tuvo que esperar mucho tiempo. El recibir aquel abrazo del chico fue algo que le encantó, y que respondió casi con la misma fuerza, con toda su fuerza, deseando no soltarle.
-P-perdonen las molestias-. Dijo después del abrazo, sonrojada, mirando al chico-. ¡Claro que si! He venido a pasarmelo bien a estar contigo-. Añadió, sonriendo, cogiendo de la mano también a este, caminando por el pasillo.
Se quedó parada delante de aquel kimono, tan hermoso, tan perfecto. Los colores sin duda le encantaban, y esperaba que tuviese el tamaño para ella. Nunca se había puesto algo parecido, sólo lo había visto en televisión y en mangas, ¿cómo sería llevar uno de esos? A Yuhi le quedaba bastante bien aquel kimono y sus colores, pensó que era perfecto para él. ¿Cómo le quedaría aquello?
-¿P-para mi? ¿De verdad que puedo?-la chica le miró sonrojada, con los ojos brillantes. Estaba deseando probarselo, sin duda, pero no sabía como hacerlo-. ¿M-me puedes ayudar, Yuhi-kun?-pidió ayuda al chico, ya que la necesitaba.
No le molestaba que fuera del sexo opuesto, ni mucho menos. Yuhi parecía una mujer, y estaba en confianza con aquel chico, así que ayudarla a cambiarse o cambiarse delante suya no era nada para la gata delante de él. ¿Le importaría al chico aquello?
Se había despertado temprano, justo cuando su amo se fue a trabajar, para preparase, pero había llegado antes a la casa del chico de lo previsto. Decidió caminar por los alrededores, nerviosa, sin parar de moverse. Vió aquella gran casa de lejos, con tanta seguridad, ¿qué clase de persona era Yuhi? No paraba de pensar aquello, dándo vueltas en circulos delante de la casa.
Llegó la hora acordada, y llamó al timbre, esperando la respuesta del chico, aunque obvio que no respondió el. La acompañaron hasta el recibidor, donde no tuvo que esperar mucho tiempo. El recibir aquel abrazo del chico fue algo que le encantó, y que respondió casi con la misma fuerza, con toda su fuerza, deseando no soltarle.
-P-perdonen las molestias-. Dijo después del abrazo, sonrojada, mirando al chico-. ¡Claro que si! He venido a pasarmelo bien a estar contigo-. Añadió, sonriendo, cogiendo de la mano también a este, caminando por el pasillo.
Se quedó parada delante de aquel kimono, tan hermoso, tan perfecto. Los colores sin duda le encantaban, y esperaba que tuviese el tamaño para ella. Nunca se había puesto algo parecido, sólo lo había visto en televisión y en mangas, ¿cómo sería llevar uno de esos? A Yuhi le quedaba bastante bien aquel kimono y sus colores, pensó que era perfecto para él. ¿Cómo le quedaría aquello?
-¿P-para mi? ¿De verdad que puedo?-la chica le miró sonrojada, con los ojos brillantes. Estaba deseando probarselo, sin duda, pero no sabía como hacerlo-. ¿M-me puedes ayudar, Yuhi-kun?-pidió ayuda al chico, ya que la necesitaba.
No le molestaba que fuera del sexo opuesto, ni mucho menos. Yuhi parecía una mujer, y estaba en confianza con aquel chico, así que ayudarla a cambiarse o cambiarse delante suya no era nada para la gata delante de él. ¿Le importaría al chico aquello?
Invitado
Si es que aquella gatita no podía ser más cariñosa, y eso le encantaba y no le molestaba en absoluto, sabía que entre ambos existía una amistad pura que se iría afianzando poco a poco.
- ¡No es molestia ninguna! Venga, pasa - le dijo con ese entusiasmo y esas energías que había reservado expresamente para aquella tarde -. Me alegro entonces, y perdóname, es que estoy muy entusiasmada de que al fin pudieras venir - sí, no se había equivocado con el "entusiasmada", normalmente se trataba a sí mismo como una mujer, si no lo hacia, ¿quién creería su actuación? Y aunque ahora no estaba actuando, la casa de Yuhi era como su mayor teatro, si su padre le pillaba hablando de él mismo como si fuera un hombre... Total, así se sentía cómodo de todas formas.
La guió hasta su habitación, donde sabía que nadie les molestaría, y observó atentamente su reacción ante aquel kimono que le ofrecía. La verdad es que ahora que la veía, casi le daba lástima hacer que se cambiara, estaba tan mona con aquel vestido, pero quería que al menos se probara el kimono y comprobar que había acertado con la talla, ya que era un regalo para ella.
- Claro que puedes, mi armario está lleno de ellos y a ti seguro que te queda perfecto - tenía un verdadero cuerpo de mujer, así que seguramente le quedaría incluso mejor que a él que era chico. Sonrió al ver aquella mirada, le había gustado y eso era lo que más feliz le hacía - ¡Claro! Si a ti no te importa, te echo una mano.
Era más que lógico que necesitara ayuda, un kimono no era sencillo de poner ni siquiera para los propios japoneses, así que sabía que necesitaría ayuda, pero no le habría importado llamar a una de las sirvientas. Aunque, si ella no tenía problemas, él mucho menos, y ninguna de ellas se lo pondría tan bien como él.
Esperó a que se quitara el vestido, mientras, tomó la tela del kimono y cuando ella estaba en ropa interior, se la colocó encima. Él no tenía problema alguno al ver el cuerpo de una mujer, la verdad es que en el fondo sentía algo de envidia sana cuando las veía, porque quería llegar a ser como ellas y no lo conseguiría por mucho que hiciera, pero con Kisaki era como si ayudara a su hermanita menor o algo parecido.
- Sube un poco los brazos - le dijo una vez colocó la tela como debía y luego le puso el cinturón -. ¡Ya esta! - dijo entusiasmado cuando finalizó la tarea, y la miró de reojo antes de llevarla ante el espejo y que ella misma viera lo bonito que le quedaba. Estaba muy feliz, no se había equivocado en la talla y el kimono le quedaba como hecho a medida -. Te ves preciosa, me gusta mucho como te queda - le dijo con sinceridad, mirándola a través del espejo.
Entonces pegaron a la puerta y Yuhi dio paso ahora que estaban "visibles".
- Les traigo la merienda - dijo una muchacha entrando y dejando una bandeja llena de galletas y con dos tazas de té sobre la mesita central de la habitación.
- Arigato! - respondió Yuhi y la muchacha hizo una reverencia antes de retirarse -. Antes de que merendemos, ¿te apetece ver los mangas que tengo? También podemos coger el portátil y ver algún anime, ven - le mostró entonces la estantería que ocupaba la pared, allí tenía sus mangas y sus animes en DVD's, una colección bastante grande y ordenada por nombre y subtítulos (para aprender otros idiomas)-. Hay de todo, así que solo elije el que más te guste y lo vemos.
Eligiera lo que eligiera, a él le iba a gustar, así que lo dejaba en manos del gusto de la pequeña.
- ¡No es molestia ninguna! Venga, pasa - le dijo con ese entusiasmo y esas energías que había reservado expresamente para aquella tarde -. Me alegro entonces, y perdóname, es que estoy muy entusiasmada de que al fin pudieras venir - sí, no se había equivocado con el "entusiasmada", normalmente se trataba a sí mismo como una mujer, si no lo hacia, ¿quién creería su actuación? Y aunque ahora no estaba actuando, la casa de Yuhi era como su mayor teatro, si su padre le pillaba hablando de él mismo como si fuera un hombre... Total, así se sentía cómodo de todas formas.
La guió hasta su habitación, donde sabía que nadie les molestaría, y observó atentamente su reacción ante aquel kimono que le ofrecía. La verdad es que ahora que la veía, casi le daba lástima hacer que se cambiara, estaba tan mona con aquel vestido, pero quería que al menos se probara el kimono y comprobar que había acertado con la talla, ya que era un regalo para ella.
- Claro que puedes, mi armario está lleno de ellos y a ti seguro que te queda perfecto - tenía un verdadero cuerpo de mujer, así que seguramente le quedaría incluso mejor que a él que era chico. Sonrió al ver aquella mirada, le había gustado y eso era lo que más feliz le hacía - ¡Claro! Si a ti no te importa, te echo una mano.
Era más que lógico que necesitara ayuda, un kimono no era sencillo de poner ni siquiera para los propios japoneses, así que sabía que necesitaría ayuda, pero no le habría importado llamar a una de las sirvientas. Aunque, si ella no tenía problemas, él mucho menos, y ninguna de ellas se lo pondría tan bien como él.
Esperó a que se quitara el vestido, mientras, tomó la tela del kimono y cuando ella estaba en ropa interior, se la colocó encima. Él no tenía problema alguno al ver el cuerpo de una mujer, la verdad es que en el fondo sentía algo de envidia sana cuando las veía, porque quería llegar a ser como ellas y no lo conseguiría por mucho que hiciera, pero con Kisaki era como si ayudara a su hermanita menor o algo parecido.
- Sube un poco los brazos - le dijo una vez colocó la tela como debía y luego le puso el cinturón -. ¡Ya esta! - dijo entusiasmado cuando finalizó la tarea, y la miró de reojo antes de llevarla ante el espejo y que ella misma viera lo bonito que le quedaba. Estaba muy feliz, no se había equivocado en la talla y el kimono le quedaba como hecho a medida -. Te ves preciosa, me gusta mucho como te queda - le dijo con sinceridad, mirándola a través del espejo.
Entonces pegaron a la puerta y Yuhi dio paso ahora que estaban "visibles".
- Les traigo la merienda - dijo una muchacha entrando y dejando una bandeja llena de galletas y con dos tazas de té sobre la mesita central de la habitación.
- Arigato! - respondió Yuhi y la muchacha hizo una reverencia antes de retirarse -. Antes de que merendemos, ¿te apetece ver los mangas que tengo? También podemos coger el portátil y ver algún anime, ven - le mostró entonces la estantería que ocupaba la pared, allí tenía sus mangas y sus animes en DVD's, una colección bastante grande y ordenada por nombre y subtítulos (para aprender otros idiomas)-. Hay de todo, así que solo elije el que más te guste y lo vemos.
Eligiera lo que eligiera, a él le iba a gustar, así que lo dejaba en manos del gusto de la pequeña.
Miér Feb 12, 2014 7:17 am por Akemi Kido
» ♦ R E G L A S
Dom Feb 02, 2014 5:19 pm por Dominick Krzysztof Pieczy
» Eliminación de cuenta
Sáb Feb 01, 2014 10:37 am por Invitado
» No te enfades....te lo explicaré [Priv.Steve Rogers]
Vie Ene 31, 2014 1:11 am por Steve Rogers
» Que seas bienvenido[+18](Priv.Houndoom)
Lun Ene 27, 2014 11:27 pm por Lynne
» Vivirás una pesadilla
Jue Ene 16, 2014 7:11 am por Jeff
» Se buscan policias!
Miér Ene 01, 2014 2:55 pm por Arashi
» Como obtener residencia.
Vie Dic 06, 2013 4:00 am por Ichinose Tokiya
» Se buscan detectives!
Mar Nov 05, 2013 3:57 pm por Megane Reitan
» Nuevo hogar. [+18]
Sáb Nov 02, 2013 9:28 am por Odin Laevatin
» Juguemos bromas con la muerte [Priv. Sherlock Holmes]
Jue Oct 31, 2013 12:57 pm por Sherlock Holmes
» No quiero repetirlo. (Privado: Idun)
Sáb Oct 19, 2013 8:21 am por Idun Laevatin
» Volviendo por 3era vez (Priv. Schrodinger)
Mar Oct 15, 2013 6:28 am por Schrodinger
» ¿Quién has dicho que eras? 2.0
Vie Ago 30, 2013 11:19 am por Kirian
» Un afilado encuentro [Priv. Azathoth]
Miér Ago 28, 2013 3:09 pm por Azathoth