Your House[Priv.Fuuma]

Me quité los zapatos tras seguir a Ukran, inesperadamente sentí revivir una costumbre de mi infancia sin desearlo, creo, que eso me agradó. Y el sentir el suelo cubierto por aquella moqueta me fue extraño, ya que también me produjo recordar una sensación sepultada en mi memoria. Durante un momento bajé mi rostro, observando cómo mis pies se transportaban a través de aquella superficie.

Después levanté mi vista, recorriendo con ella el interior de aquella casa, observando las paredes y la decoración. –Luce bien- Pronuncié con calma, sin dejar de observar el interior; hasta que Ukran me indicó que eligiera una habitación. Pensé un momento y enseguida deslicé mi mano por la cinta que sostenía la funda de mi espada sobre mi hombro, hasta conseguir tocar la empuñadura de mi “arma”. Sentí que mis ojos se encendieron, al tiempo que mi espada latió, mientras viraba mí vista en varias direcciones, hasta encontrar la “adecuada”.

-¿Puedo ocupar aquella habitación?- le pregunté señalando con mi dedo índice en dirección a una que, al parecer, estaba ubicada entre las otras. Enseguida me acerqué lentamente, pasando a unos centímetros de distancia de Ukran, prestando atención de nueva cuenta en las sensaciones que me producía su energía, comprobando que sería difícil que él me propiciara manifestar mi lado obscuro. Después continúe avanzando hasta llegar a aquella puerta, girando la perilla para abrirla tranquilamente.

Las paredes de aquella habitación estaban pintadas también de color azul, había una cama amplia dentro de ésta, y varios muebles más, entre los cuales destacaba un espejo de tamaño lo suficientemente grande para poder observar mi reflejo completo; pero lo que más llamó mi atención fue aquella amplia ventana, la cual me hizo parpadear rápidamente, y agaché mi rostro, para después reaccionar e introducirme al lugar.

Coloqué mi espada sobre aquella cama, la cual tenía sabanas y una cubierta color azul también, después me dirigí hacia la ventana y me atreví a abrirla totalmente, asomando mi cabeza a través de ésta, notando que daba hacia un amplio espacio exterior y después miré en dirección al cielo. Por la posición del sol, supuse que aún tardaría en obscurecer.

*Parece que la noche no caerá pronto* Pensé, agachando mi mirada, suspiré profundamente y enseguida percibí la presencia de Ukran a espaldas mías. Fue entonces que volteé para mirarlo. *Sí, no hay duda* Pensé nuevamente.

–Si no te molesta… ocuparé esta habitación- Le comenté totalmente convencido, mirándolo fijamente un instante, después recorrí con la vista el resto de aquella alcoba.

-No, no me molesta el hecho de no tener cortinas, me agrada ver hacia el exterior, principalmente, en la noche, cuando el silencio suele invadirlo todo- Respondí, sonriendo levemente, mirando por un segundo hacia la ventana y después mirando a Ukran.

*Tener hambre* Pensé después de su pregunta, y una casi imperceptible sonrisa malévola se dibujó en mi rostro, pero enseguida sacudí mi cabeza para hacerla desaparecer. Y lo seguí con intriga hasta la cocina.

No pude evitar levantar ambas cejas al notar lo bien equipada que ésta se encontraba. Y mirando con extrañeza lo que él hacía me atreví a preguntarle -Tú… te alimentas de… comida?... Yo… te pregunto esto pues es sólo que… me parece extraño… yo nunca había visto que… un vampiro comiera algo sólido… quiero decir… los vampiros beben sangre…- Afirmé con titubeo, mientras él me respondía con sus acciones en ese momento. Fue entonces que comprendí como hacía él para sustituir esa necesidad de sangre y aunque a mí nunca me funcionó tuve que omitir esa verdad y secundarlo. Pues estaba consciente de que podría soportar algún tiempo sin beber sangre o al menos… la de alguien más.

Miré con una extraña sensación en el estomago como Ukran ingería aquel alimento, pero intentaba desviar la atención haciendo cualquier comentario superficial, mientras imitaba su acción de comer. Se sentía extraño, demasiado, sentir como aquel alimento sólido se depositaba en mi boca y después atravesaba por mi garganta. No sabía a sangre, en lo más mínimo me producía aquel indescriptible placer en mi sentido del gusto.

Mirando hacia un lado y otro, esquivando cruzarme con su mirada, tuve que afirmar que la comida sabía bien, pues lo mínimo que deseaba en ese momento era ocasionarle algún tipo de problema y consideré que si él intentaba eximirse de aquel fluido carmín yo podía hacerlo también. Aunque al instante me sentí culpable por mentirle, pero espero que no lo haya reflejado en mi rostro.

-Esta casa… es agradable y por lo que entiendo recién la adquiriste, eso significa que ¿Siempre habitaste en hoteles?- Le pregunté, intentando atraer su atención y la mía también hacia un tema más importante que mi interés en la sangre, ya que, supuse que era apropiado hablar, para conocer un poco más acerca de ambos.

Al contacto con su mano sentí una extraña sensación intentando manifestar una imagen en mi mente. Sacudí mi cabeza en reacción y abrí más mis ojos.

-¿Escuché bien? Dijiste… reservas de sangre, pero ¿Cómo las obtienes? ¿De… dónde?- Le pregunté, después de escuchar aquella frase que me pareció increíble. Enseguida desvié mi mirada hacia un lado –Lo lamento… es sólo que… nunca he podido acostumbrarme a ingerir comida sólida- Pronuncié con cierta vergüenza en mi tono de voz, suspirando al terminar de hablar. Reprochándome mentalmente mi absurda inocencia al creer que él no se percataría de mi desagrado, cuando sé perfectamente que jamás he conseguido disfrazar mis gestos y actitudes.

Pero después, el hecho de observar aquel líquido carmín dentro del vaso de cristal frente a mí fue realmente sorprendente.

*Parece sangre, tiene… su mismo color* Pensé, observando fijamente aquel líquido, sujetando el vaso entre mis dedos, moviéndolo en lentos movimientos circulares, inclinándolo un poco, para introducir la yema de mi dedo índice hasta tocar aquel fluido, impregnando una pequeña gota en mi dedo y frotándola entre éste y mi dedo pulgar.

*Su consistencia parece la misma y su olor, es idéntico* Pensé, acercando mi mano hacia mi olfato.

Un instante después llevaba el filo del vaso hacia mi boca, bebiendo un poco de aquel contenido, concentrándome en la sensación que producía en mi lengua. *Aunque sabe un poco diferente, debe ser la sangre artificial que él mencionó, aún así, me agrada* Pensé.

-Sabe bien, muy bien- Comenté, considerando que aquella sustancia podría calmar un tiempo mi necesidad.

-¿Es lo que tú tomas?- Le pregunté, aunque ya no me atreví a cuestionar los motivos, ya había adivinado cierto sentimiento incómodo en él, tal vez ¿Culpabilidad? Así que continué bebiendo aquello lentamente, sin evitar disfrutarlo. Después lo miré fijamente –Te percibes joven ¿Qué edad tienes Ukran?- Me atreví a preguntarle.

*¿Donaciones de sangre?* Pregunté mentalmente, terminando el contenido de mi vaso, ya que ese hecho iba más allá de mi imaginación.

Después lo miré fijamente, ya había sospechado que Ukran era un vampiro joven, pero ahora comprobaba, que ni siquiera había nacido cuando mi vida cambió violentamente por última vez.

-Soy mucho mayor que tú, por varios siglos, pero mi apariencia física se detuvo en esta edad, aunque ya ni siquiera recuerdo si yo lo elegí o simplemente sucedió. Tengo una historia extraña que se remonta a un punto en el cual sólo poseo vagos recuerdos de mi infancia…- Comienzo a explicar, pero ceso de hablar al percibir algo en el exterior, para entonces Ukran ya observaba hacia la ventana.

Fruncí el ceño, sospechando algún peligro, al instante y sin que yo la invocara mi espada se materializo ante mí. Yo la tomé por reflejo con mi mano derecha y me acerqué a la ventana, quedando de pie frente a ésta, observando a través del cristal, para el entonces obscuro exterior.

Sólo los rayos de luna iluminaban parcialmente algunos árboles y arbustos, el viento agitaba las hojas de los árboles ocasionando una especie de silbido similar al de un lamento. Algunas hojas flotaban frente a la ventana en un movimiento zigzagueante. Nada podía observarse más allá de la vegetación, pero yo sentía que algo se aproximaba cada vez más.

Levanté mi espada frente a mí, observando su filo. –Busca a aquello y haz que se manifieste- le pronuncié a mi arma, colocándola de manera horizontal frente al cristal, enseguida la lancé contra de éste rompiéndolo en varios pedazos que cayeron sobre el piso. No transcurrió más de un par de segundos de mi acción cuando se escuchó un intenso lamento resonar en el exterior, disfrazado inútilmente por el sonido del viento.

Mi vista se encendió y al instante mi espada volvió a mi mano bañada en sangre. Yo la observé, aquel rojo líquido pareció hipnotizarme mientras percibía los fuertes latidos de mi arma. Una sonrisa malévola comenzó a dibujarse en mi rostro, inconscientemente me relamí los labios viendo aquella sangre escurrir frente a mí hasta llegar al piso. No pude evitar colocar la palma de mi mano bajo el camino del líquido, impregnando mis dedos con éste, frotando mi dedo pulgar contra los otros dedos para sentir su consistencia, acercando mi mano hacia mi olfato para percibir su aroma, separando mis labios paulatinamente para conseguir saborearla. Pero deteniéndome, al sentir aquella presencia con más fuerza.

Volteé de nuevo hacia la ventana, preparado para recibir a aquel ser que seguramente no vendría solo.

Vagamente escuché las palabras de Ukran, pues mi lado obscuro ya sólo podía pensar en el excitante sabor de la sangre fresca en mi paladar. Relamiéndome los labios me acerqué amenazante, como un depredador, hacia aquel ser que se asemejaba a un humano, pero que me observaba con una mirada tan obscura como una noche sin luna.

-¿Buscas esto?- Me preguntó, sosteniendo entre sus brazos el cadáver sin vida de su afín, al tiempo que la sangre corría impregnando su vestimenta color obscuro, hipnotizándome, provocándome desear abalanzarme sobre aquel cuerpo.

Aquel otro lo supo sin duda, así que de un movimiento de sus garras abrió en canal aquel cadáver, propiciando que aquel cuerpo se dividiera en dos partes desiguales, transformándose en despojos esparcidos por el piso bajo una hermosa lluvia color carmín. –Tómalo, es tuyo- Afirmó, invitándome a saciarme con aquello.

Mis ojos se abrieron aún más ante aquel espectáculo que se mostraba después de mucho tiempo ante mí.

-Aunque los milenios transcurran, continuarás siendo el mismo… demonio - Pronunció aquel ser, centrando su atención en mi mirada color dorado, empleando una voz que ahora pareciera provenir de ultratumba. –Apuesto a que aún logran seducirte con el sabor de la sangre- Pronuncia, sonriéndome burlonamente. –Cierto… Fuuma?- Pregunta maliciosamente señalando con ambas manos hacia los despojos sobre el piso.

Mi espada pareciera latir apresuradamente, obligándome a distraer mi atención de aquello frente a mis pies. –Me conoces- Pronuncio, observando fijamente al otro y percibo algo conocido en él.

-Más de un siglo sin encontrarnos y parece que nos has olvidado- Pronuncia, y al instante intenta atacarme, pero de un salto hacia atrás me alejo algunos metros.

El otro vuelve a sonreír malévolamente, observando el brillo que muestra la hoja de mi espada.-O es que no has comprendido que él no te dejará marchar- Afirma y enseguida me muestra unos enormes y gruesos colmillos.

-Nunca he entendido que es lo que él quiere de mí- Le comento con extrañeza, mirando por instantes aquella sangre esparcida por la hierba, invitándome a beberla, pero mi espada refulge obligándome a ignorarla.

-Siempre te hemos considerado un idiota, pero en verdad creo que a pesar de tu naturaleza eres demasiado inocente, o es que debido a tu propia naturaleza es que te niegas a comprender tu realidad- me pronuncia aquel ser con evidente burla.

Yo frunzo el ceño en respuesta a sus palabras. Él me muestra sus garras amenazadoramente. Después mira en dirección hacia la casa. –Y nuevamente has involucrado a alguien- Comenta con sonrisa malévola.

Yo volteo en dirección hacia la casa y en un impulso intento correr hacia ésta, pero aquel otro se interpone en mi camino, asumiendo una postura de ataque.

-No soy el mismo de aquella vez- Le afirmo amenazadoramente, mostrándole mis colmillos y situando mi arma en posición vertical. El otro sonríe con burla. -¿Y cómo vas a emplear tus nuevas habilidades, cuando ni siquiera comprendes los motivos por los cuales posees esa espada que sostienes en tu mano? – Pregunta con intensa burla, sonriendo ampliamente mientras señala mi arma con una de sus garras.

*¿Cómo es que siempre ha conocido hechos que yo ignoro de mí mismo? * Me pregunto mentalmente. Pero con seguridad reflejo aquella duda en mi rostro, pues él pareciera contestarme al instante.

-Ya te lo he dicho, ven con nosotros y sabrás todo acerca de ti- Pronuncia, extendiéndome su extremidad para que yo la tome. Yo muevo mi cabeza en negación. –Él me dijo… que nunca me marchara con ustedes- Le respondo frunciendo el ceño.

El otro me mira fijamente. –Como desees entonces- Pronuncia y enseguida me muestra sus fauces y garras para lanzarse sobre de mí.

Observé de reojo en dirección a mis espaldas al sentir otra presencia cerca.

-Ya lo escuchaste Fuuma, acaba conmigo- Comenta con gesto y sonrisa burlona aquel ente frente a mí, moviendo sus garras en un ademán que indicaba que me acercara hacia él. Mientras yo lo observo frunciendo el ceño. -¿Qué ocurre? ¿Por qué dudas? Tú puedes hacerlo, lo sabes o… ¿No?-Continúa pronunciando con burla.
Yo lo observo fijamente, con titubeo. Hace un momento no dudabas en aniquilarme, ¿Es acaso porque nos encontrábamos solos? – Pronuncia levantando una ceja -¿Y es que ahora temes que al contacto con mi sangre pierdas totalmente el control y acabes… con todo lo viviente frente a ti? –Pregunta, cruzándose de brazos, virando su rostro hacia Ukran y enseguida de nuevo hacia mí; después realiza un movimiento de negación con su cabeza. –Acepta de una vez por todas tu verdadera naturaleza… nadie puede revelarse ante su verdadera esencia- Afirma, observándome fijamente directo a los ojos.

Es entonces que percibo su mirada más allá de la mía y viro mi rostro, oprimiendo la empuñadura de mi espada.

-Te facilitaré la decisión- pronuncia, lanzando una esfera de energía obscura hacia Ukran, frente a la cual me interpongo, intentando repelerla con otra similar, produciendo un choque cerca de mí, pero no logró hacerme gran daño.
Aquel ente me mira con una extraña mezcla de decepción y furia, de las cuales yo no comprendo los motivos o tal vez... no los recuerdo.

El ser frente a mí levanta su extremidad, mostrándome su afiladas uñas. Yo me preparó de inmediato para atacarlo. ÉL dirige una de sus uñas hacia su brazo, podría decirse que a la altura de la muñeca, realizando un controlado corte, enseguida lame de su herida y me mira malévolamente, extendiendo su extremidad hacia mí, ofreciéndome de aquel líquido carmín.

Mis ojos se encienden intensamente y se abren desmesuradamente, mi propia espada comienza a latir fuertemente, sin notarlo, aquellos símbolos grabados en ésta, parecieran refulgir, parecieran estar incendiándose, conforme aquel otro se me acerca ofreciéndome de su sangre.

-Este tipo de fluido, es el que debería estar alimentándote, sólo éste y ningún otro distinto, proveniente de seres creados para los demonios como tú.
Mi cuerpo tiembla ante la cercanía de aquella sustancia, intentando reprimirme, volteo a mirar a Ukran, pero la tentación es demasiado fuerte para mí y volteo a mirar al otro, quien continúa observándome fijo, como si intentara adentrarse en mis pensamientos.

En un impulso suelto mi arma, dejándola caer sobre la hierba y me lanzó hacia aquel ente. El otro sonríe complacido, hasta que nota que lo sujetó para aprisionarlo y volteó en dirección hacia Ukran y observo nuevamente a éste ente con mirada asesina.

Aquel abre desmesuradamente sus ojos sorprendido, mientras yo lo llevó conmigo, internándome en el bosque.

Avancé por entre aquella vegetación con toda rapidez, sujetando a aquel entre mis brazos.

-¿Qué rayos crees que haces?- Me pregunta aquel en un tono de furia.Yo le sonrío, y cuando considero haberme alejado una prudente distancia, lo libero, ocasionando que caiga rodando sobre aquel campo rodeado de arboles.

Vuelvo a sonreirle, mientras mi mirada se torna malévola, relamiéndome los labios conforme me acercaba hacia éste lentamente, como el depredador en el cual ahora me había convertido. -¿Acaso no deseabas observar mi verdadera esencia? O al menos eso pronunciaste con insistencia- Pronuncio con malicia.

Aquel otro me mira frunciendo el ceño. -Hiciste que nos alejáramos, para eso me trajiste hasta aquí. No te atreverías a...- Intenta pronunciar.

-¿Asesinarte? ¿Por qué no? Eso exigías con tanta insistencia, estamos solos, no hay nadie en bastantes metros en la redonda y tu deseo es despertar aquello en mi interior, pues te complaceré- Le pronuncio, encendiendo mi mirada aún más y mostrando mis colmillos en su totalidad.

-Ahora, puedo beber de tu sangre a placer- Le afirmo, lanzándome hacia él para comenzar a atacarlo; pero el otro intenta oponer resistencia interponiendo sus afiladas garras en el paso de las mías.

Ambos comenzamos a forcejear, pero aquel insiste en mirarme fijamente a pesar de la lucha que libramos. Por alguna circunstancia yo intento evadir aquella mirada obscura que tanto me incomoda. -Eres fuerte, debí suponerlo- Pronunció aquel, empujando con violencia mi cuerpo hacia atrás, obligándome a dar un salto a espaldas mías para alejarme.

Pero aquella distancia entre ambos no duró mucho, pues yo de inmediato me lancé a realizar un nuevo ataque, el cual el otro contrarresto, arrojándome al mismo tiempo una esfera de energía obscura que me lanzó de nuevo lejos de él.

Mientras yacía en el piso, él se acercó a mí, mirándome fijamente y repitió el corte en su muñeca, pero ahora más profundo, a tal grado que de un movimiento de su extremidad su sangre pudo alcanzar un área de mi rostro. Abrí desmesuradamente mis ojos ante la sensación y el olor de aquella sangre justo en mi piel, relamiendo mis labios, para probar aquellas gotas de fluido que los habían humedecido .

-Pruébala, sabe bien, sin duda te agrada, hace bastante tiempo tú la bebías en el momento que te apetecía hacerlo- Pronuncia, sonriendo maliciosamente. Yo sólo percibo mi corazón latir con intensa fuerza al contacto de mi lengua con la sangre ajena, es entonces que sólo una idea cruza por mi mente y el deseo en el corazón de aquel frente a mí, nubla mis sentidos. No supe más de mi razón, ya sólo me vi lanzándome sobre del otro, rasgando su piel, propiciando que su sangre brotara fluidamente, mientras yo la bebía sin detenerme, hasta que no quedó una sola gota. Imágenes borrosas parecieron querer manifestarse en mi mente conforme aquella sangre entraba en mi cuerpo, pero mi espada se materializó en mi mano sin yo llamarla, latiendo nuevamente con fuerza, obligándome a alejarme del otro e intentar tranquilizarla y tranquilizarme a mí mismo.

Minutos después ya regresaba a aquel jardín, con mis ropas impregnadas de sangre. La figura de Ukran se hacía cada vez más visible conforme me acercaba hacia él. Pero las últimas palabras del ente se manifestaban en mi mente despertando más dudas acerca de mi propio pasado e identidad.

Sólo noté como aquellos ojos azules reflejaban el color dorado de los míos, percatándome de su tono encendido, después me dejé llevar por Ukran hasta el interior de la casa como una especie de autómata, escuchando sus palabras como en una especie de discreto eco, en ese instante sólo me encontraba consciente de que era él y que podía y necesitaba confiar en que su esencia calmaría a mi parte obscura.

Después de eso me dirigí directamente hacia el baño, dejando un ligero rastro de sangre a mi paso y al llegar frente a la ducha me desnudé lentamente y después de permitir a mis prendas caer al suelo, me coloqué bajo la regadera, abriendo ambas llaves al mismo tiempo, sin preocuparme porque aquel chorro de agua esparciera su frialdad sobre mi cuerpo.

Me recargué de espaldas a la pared, flexionando ligeramente mi cuello para permitir caer al líquido en mi rostro y cabello, cerré mis ojos obligándome inútilmente a concentrarme en aquella sensación, pues las imágenes de mi reciente homicidio se manifestaban ante mí y la voz de aquel ser, su esencia, después de haber bebido de su sangre se habían convertido en algo vagamente conocido, más allá de nuestro enfrentamiento anterior y éste último.

-¿Qué quieren de mí? ¿Por qué no me asesinan de una vez?- Pronuncio, situando mis manos de forma de poder observar como la sangre impregnada entre mis dedos era llevada por el agua corriente de la regadera y fluía por el suelo hasta llegar al desagüe y desaparecer sin dejar rastro.

Cuando mis manos lucieron limpias, comencé a frotar mi cuerpo con éstas, para alejar los residuos de sangre ajena de mi piel, pero el olor de aquella sangre parecía aún sentirlo en mi olfato, su sabor aún pareciera encontrarse impregnado en mi paladar. Fruncí el ceño, reflexionando acerca de aquella frase, pensando en la primera vez que bebí sangre de aquel ente, recordando que después de ello no tuve necesidad de asesinar, pues quedé saciado durante días. -Tal vez, esta ocasión suceda igual ¿Por qué? No comprendo- Pronuncio en voz baja.

Es entonces que percibo la presencia de Ukran cerca y volteo en dirección hacia donde la siento, manteniendo mi postura en la ducha.

Situado en aquella posición sobre la cama, una inexplicable sensación comenzó a invadirme, pues a pesar de que mi piel estaba enfriándose, aquello no era lo que me incomodaba, sino el hecho de percibir que el color dorado de mis ojos se iluminaba y se apagaba durante cortos intervalos de tiempo, sin que yo pudiera controlarlo.

Discretamente, flexioné mi cuerpo de manera de poder encogerme, como si con esa acción pudiera conseguir algo, aunque realmente sólo me sentí más inquieto. Vagamente escuché la voz de Ukran indicándome algo que la principio no comprendí, pero que intenté interpretar después de algunas palabras que escuché enseguida. –Yo… estoy bien…- Pronuncié en reflejo, intentando ocultar ante aquel a mi lado mi malestar. Pero un par de minutos después reflexioné acerca de mi desnudez y volteé a mirarle desconcertado, suponiendo sus palabras dichas. –Yo… he… sí buscaré algo, gracias- Le pronuncié, levantándome de aquella cama, intentando fingir tranquilidad, pero casi a punto de modificar mi postura me vi obligado a tensarme y encogerme nuevamente.

Miraba de reojo hacia todas direcciones, como si deseara encontrar la respuesta a mi malestar en alguna parte, como si algo me indicara que debía seguirle, pero ni siquiera tenía idea de que era en realidad, mi intuición nunca me había fallado, pero tampoco, nunca me había sentido así tan aturdido, así que esta ocasión no podía confiar en mis presentimientos; una ola de sensaciones recorrían mi ser, prácticamente podía sentir como la sangre que había bebido de aquel híbrido ahora se mezclaba paulatinamente con la propia, era inexplicable, pero sabía que eso sucedía. Después de un momento, percibí como si algo deseara liberarse de mi interior, ¿Alguna vez había pasado por algo así? ¿Alguna vez, me había ocurrido algo así? Me preguntaba constantemente. No estaba seguro acerca de que si Ukran podía notar mi extraña situación, pero lo cierto es que la sensación se hacía ante mi cada vez más evidente y comencé a preocuparme.

Intenté respirar profundo durante unos minutos, intentando calmar a la obscuridad que entonces comprendí amenazaba escapar de mi corazón; pero era inútil, pues contraria a desaparecer, esta me iba invadiendo cada vez con mayor profundidad.

Fue entonces que aquella esencia a mi lado me recordó de su existencia, tensé los dedos de mis manos titubeante respecto de lo que pensaba hacer, pero no surgía en mi mente otra opción. Repentinamente me viré hacia aquel otro y lo atrapé entre mis brazos, para poder percibir su esencia de vampiro y aquella de su corazón cercana mí; sabía que tal vez reaccionaria extrañado, pero también sabía que no encontraba otra solución ante lo que temía podía manifestarse en mí.

No tenía el mínimo deseo de beber sangre, de eso estaba seguro, pero las reacciones de mi cuerpo me indicaban que tal vez esa era la única posibilidad de controlarme, aquella sangre pura de vampiro, de mi amo. Tengo que admitir que su oferta me produjo un gran desconcierto, recién nos conocíamos y era el primer día en el que convivíamos. Por ello titubee durante algunos minutos, pues él evidenciaba sentirse débil, era comprensible, debido a lo ocurrido; abrazado a él podía percibir su esencia, era realmente agradable, tranquila, pero aquella cercanía tal vez no funcionaría durante mucho y no podría mantenerse eternamente.

Supuse que no tenía otra opción, cuando repentinamente pude percibir con más intensidad los latidos de mi corazón justo en mi sien. Fue entonces que me separé un poco de él, para mirarlo con gesto avergonzado, extrañamente no ante mi desnudez cercana a él, sino por lo que había decidido hacer.

-Perdóname- Le pronuncié casi en un murmullo, atrayéndolo hacia aquella cama para recostarlo bocarriba sobre de ésta, situándome yo sobre de él, aunque separando mis piernas y flexionando mis rodillas para apoyarme sobre de éstas, intentando mantener alguna distancia entre ambos. Con lentitud descubrí un lado de su cuello, retirando algunos cabellos que se encontraban cubriéndolo, acercándome pausadamente hacia éste, aun titubeante, deteniéndome cuando aquella piel quedó a un par de centímetros de distancia de mi rostro, recorriéndola con mi vista, tomándome el atrevimiento de aspirar su aroma justo un instante antes de rozarla con mis labios, para acto seguido lamerla sutilmente con la punta de mi lengua y abrir mi boca lo suficiente para mostrar mis colmillos.

Mi mirada se encendió sin duda, mis ojos se abrieron desmesuradamante y después sólo pude percibir como mis colmillos traspasaban aquel tejido, de manera pausada, el olor de la sangre comenzaba a liberarse ante mi olfato y aquella húmeda sensación impregnaba con lentitud mis labios, hasta invadir mi boca e internarse en mi cuerpo.

Parpadeé lentamente, al comenzar a saborear aquella sangre, encajando un poco más mis colmillos en la piel de mi amo, propiciando que brotara una mayor cantidad, embelesado en aquel sabor, llegué a un punto en el cual olvidé el verdadero motivo por el cual ingería aquel fluido, sólo tenía conciencia de que aquello me era realmente agradable.