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¿Versuchen Sie Weib? [Priv. Watson]

2 participantes
Sherlock Holmes Sáb Jun 15, 2013 2:11 pm
Amo»Humano
¿Cómo era que el detective había logrado sacar tantas conclusiones?, ¿tráfico de niños?, ¿infidelidades?, ¿secretos de "familia"? Una persona común y silvestre no hubiera descubierto tales cosas, o al menos no tan fácilmente, más Holmes que podía jactarse de tenes tal inteligencia, intelecto y finos dones, había sacado ya sus conclusiones con simples y pequeños detalles. 

--FLASHBACK--

Una mañana fría de invierno se despertó con la extraña necesidad de necesitar investigar, iba más allá del deber, necesitaba hacerlo, la curiosidad le carcomía la cabeza. Sin esperar ni un segundo más corrió al baño, se hizo un aseo superficial, un lavado de cara, mojarse el cabello y una leve y casi inexistente cepillada al mismo, y luego directo a cambiarse de ropa, ya saben, la de siempre: Una camisa blanca, una corbata negra algo mal anudada, pantalones negros, un chaleco gris, la gabardina negra que siempre solía usar para salir a sus respectivas investigaciones y sus respectivas y extravagantes gafas redondas de color verde polarizadas casi negras. Sin hacer ruido para no despertar a Nanny o a Watson, bajó lentamente las escalera pisando escalón por escalón con suma suavidad, una vez que se encontró a "salvo" fuera del edificio emprendió su caminata hacia Scotland Yard, ¿Para qué? Siempre ha detestado a Lestrade  por su incompetencia, más ahora fue hasta él solo para pedirle una cosa. 
Cuando se hizo presente en el lugar todos parecían asombrados de que Holmes estuviese allí a tan temprana hora, Lestrade, quien llegó unos minutos después, quedó tan sombrado como el resto al ver ahí a Holmes, se acercó al detective y con un deje de asombro y sarcasmo preguntó:

-¿A que debe que tengamos el honor de que Sherlock Holmes esté aquí?-

Holmes que yacía de pie frente a una ventana mirando hacia afuera se volteó y miró con despreocupación al sujeto que le hablaba, haciendo caso omiso a su sarcasmo simplemente procedió a decir lo que quería. 
-Es algo simple Lestrade, algo que incluso tú podrías hacer-


-¿De qué se trata?-


-Iré a la casa de la señorita Smith, a la que asesinaron, quiero que acordones la zona, incluso que cortes el tránsito.-


-Holmes, no puedo hacer eso, cortar el tránsito es demasiado...además, ¿no eres tu quien siempre hace todo a escondidas?- 


-No cuestiones mis métodos, no te incumbe....pero...es triste que no desees colaborar en el caso, tenía fe en ti Lestrade- Dijo Holmes con una fingida tristeza y decepción desviando la mirada hacia el suelo, el ingenuo inspector hizo una leve mueca de preocupación, sintió culpa al pensar en eso, sin querer había caído en la trampa del castaño, pero bueno, suspiró leve asintiendo con brevedad.
-Está bien, haremos lo posible-


-Lo sabía, siempre puedo contar contigo...bueno, a veces- Como por arte de magia la "tristeza" anterior había desaparecido ya ahora sus palabras se encontraban llenas de sarcasmo y odiosidad para con el inspector, Holmes siempre le hacía recordar cuanto lo detestaba y lo incompetente que le creía, y por supuesto, no tenía ningún problema en hacerlo. Lestrade le lanzó una severa y ácida mirada antes de proceder a irse y mandar a sus hombres acordonar la zona en cuestión. Luego de haber esperado casi media hora Holmes por fin pudo irse a la casa, pero por supuesto antes de marchar pasó junto al inspector y le dijo con toda calma:
-Siempre tan veloz- Sin más prosiguió con sus pasos y se marchó al destino de su investigación.


Una vez llegado a dicho lugar, entró y se quedó de pie en el dintel de la puerta, observó detenida y detalladamente cada milímetro del lugar, como si su vida dependiese de eso. Siempre era así, incluso cuando no estaba en un caso, Sherlock observaba todo a detalle, desde lugares hasta comportamientos humanos, por supuesto que esto mismo fue lo que le llevó a ser el gran detective que ahora era, en fin. Suspiró con levedad comenzando a dar pasos breves pero firmes, en vez de lo que hubiese hecho cualquier otro policía o detective, el castaño se dirigió a las habitaciones superiores dejando así como la cocina objetivo de investigación final. Holmes siempre sería partidario y defensor de la creencia de que incluso las más pequeñas trivialidades y detalles serían lo más importante para resolver un "enigma". Cuanto  estuvo en la habitación del hijo, ose sentó en el suelo, justo en el medio. Desde allí tenía la vista perfecta desde done podría mirar toda la habitación en su amplitud, su vista se posaba vigilante por cada lugar del cuarto, cual vista aguileña que busca  una presa para su alimento, pronto  algo llamó su atención, una especie de papel escondido tras la puerta, como supuso, los anteriores detectives que fueron a revisaron la escena del crimen pasaron por alto la posibilidad de pistas en otro sitio, sonrió levemente de forma triunfante y con ¿'´¿cierta arrogancia, en fin. Se aproximó a gatas al objeto escondido el cual tomó e inspeccionó, se llevó una leve sorpresa al ver quien clase de  dibujos presentaba el papel, tenía un disque dibujo del abuelo del niño, a pesar de ser un mal dibujo por haber sido dibujado por un niño tan pequeño, se notaba perfectamente el desagrado que sentía hacia el anciano. El viejo, que aparte de mal dibujado, lucía en su cara una mueca enojada y a su alrededor habían moscas y el resto coloreado de negro. Las sospechas al aparente indefenso viejo volvieron a invadir a Holmes, ¿Sería realmente tan indefenso como se había dejado ver el otro día? Dobló el papel en cuatro y se lo guardó en el bolsillo para proseguir con su investigación. Se encaminó tranquilamente a la habitación matrimonial, se recostó como si nada en medio de la gran cama, desde allí miró atentamente a su alrededor, nuevamente su vista era por demás detallista y "fijada" en cada cosa, sin pasar por alto ningún detalle o centímetro de la habitación, tanto que podía ver incluso la más pequeña de la grietas en la estructura. No encontrando nada de mayor relevancia, rodó por la cama hasta el suelo en el cual se dejó caer como si nada, estaba ahora boca abajo mirando el suelo y luego bajo la cama , notó de inmediato que en una de las esquinas más alejadas del mueble  había una pequeña nota bastante maltratada, estiró su mano para alcanzarla, luego de algunos intentos fallidos por fin la tomó procurando ser cuidadoso de no romperla. Cuando la tuvo por fin en sus manos la leyó con detenimiento fijándose que era algo con simples garabatos inentendibles o al menos eso parecía, pero el detective no se daría por vencido tan pronto, lo guardó también en su bolsillo y luego salió del cuarto dirigiéndose ahora a la cocina. Sería demasiado narrar todo lo que allí hizo, incluyendo no solo vistas al lugar si no que también se dio el lujo de hacer algunos experimentos con ciertas sustancias que allí encontraba, no solo se jactaba de ser un perfecto detective, si no que también tenía finos conocimientos científicos, ciertamente era un hombre muy, muy inteligente, y todo gracias a su enorme curiosidad.
Se tardó por lo menos unas 5 horas entre búsqueda y experimentos, obviamente gracias a su ya tan mencionada vista detallista logró encontrar  todo lo que  necesitaba y sospechaba, habiendo investigado ya cada rincón  simplemente abandonó el hogar para por fin dirigirse al propio y así seguir con su investigación ¿Qué? ¿creían que iría a descansar? No, eso no era precisamente algo que hiciera Holmes, casi nunca lo hacía, solo en casos de extremo cansancio.


--FIN FLASHBACK--


Ya habían pasado unas dos semanas desde que había ido a investigar, y...todo había pasado demasiado rápido e incluso ya había ido por segunda vez a aquella casa a por algo olvidado que también era por demás importante y clave en el caso, y ahora...ahora tenía el viejo en prisión preventiva, tenía casi todo el caso completo, pero ¡vaya sorpresa! Ahora tenía metida en su casa a una niña pequeña de no más de 6 o 7 años que por poco se transforma en otra de as víctimas del asqueroso anciano que muy pronto se pudriría en la cárcel.


Holmes yacía ahora escondido bajo su cama, sí, estaba escondido de la niña, pero por supuesto no han de creer que estaba oculto así como así ¿Verdad?, por supuesto ahora, usaba su útil traje de camuflaje que se mezclaba con los tonos del suelo y las sombras de la cavidad oculta bajo la cama, en fin, no era que le desagradara la pequeña Raquel, muy por el contrario, aunque no lo demostrara había  comenzando a sentir cierto afecto hacia ella, la tenían ya hace un tiempo en casa  y si bien no era mucho, definitivamente la niña hacía que el ambiente usualmente serio del hogar ahora fuese feliz, y por sobre todo, hacía feliz al médico...cosa que e era por demás importante para Holmes. 
Como decía...no era que le desagradara la niña, solo era que no estaba acostumbrado a sus juegos, estaba algo cansado y saturado de gritos, un hombre que solía trabajar con al menos...un poco de tranquilidad a su alrededor...mentira, Holmes era de los que aunque el lugar se estuviera incendiando seguía con su concentración a la perfección, aún si estaba peleando apuño limpio o huyendo por su vida  su mente trabajaba a la perfección sin distraerse, o por lo menos no demasiado. Bueno, simplemente ahora quería descansar un poco y estuvo tanto tiempo escondido tranquilo ahí que se quedó dormido teniendo la esperanza de no ser encontrado.
Sherlock Holmes
Masculino

Sherlock Holmes
Localización :
Buscando que hacer..con mi amado médico.


John H. Watson Lun Jun 17, 2013 10:57 am
Lobo
Las mañanas de invierno tienen algo que hace aferrarte a  la cama aunque ya sea hora de levantarte. Entre cobertores y almohadas mullidas, el médico comenzaba a despertar, lanzando varios suspiros y estirando de vez en cuando los brazos. Parte de su cobertor caía por un costado de la cama, sirviendo a Gladstone de abrigo. Por otro lado un pequeño bulto muy bien cubierto por el mismo cobertor…esperen  ¿un bulto? Watson se incorporo en cuanto sintió a alguien más a su lado en la cama ¿Sherlock?, no, no era él, la protuberancia en la cama era más pequeña que él, entonces ¿Qué era?

Se sentó en su lugar, tomando el cobertor suavemente solo para retirarlo de golpe después. Su apuro fue menos cuando vio a una pequeña rubia hecha un ovillo entre las sabanas, abrazando a su querido osito de felpa-  Solo es Rachel… - suspiró, sonriendo de una manera cálida, casi paternal. La pequeña se movió en la cama, abriendo sus ojitos lentamente, tallándoselos con los dorsos de sus manos…


Buenos días tío Jude… ¿es hora de desayunar?



Entre balbuceos la niña estiraba sus brazos hacia el médico, el cual le tomo suavemente entre sus brazos para alzarla, aún era demasiado temprano para que estuviera despierta. Watson se levantaba temprano para alistar su consultorio y comenzar a trabajar, pero la pequeña no tenía porque perder sueño de esa manera. Rachel rodeó con sus brazos el cuello del médico, murmurando que se sentía una princesa y que “el tío Jude” era su príncipe barbón. Solo sonreía, mientras llevaba a la niña hacia la habitación de Nanny, la casera. Desde un principio, la amable mujer se había ofrecido a cuidar de la niña, después de todo sabía la ajetreada vida que llevaban sus particulares inquilinos y por supuesto, un infante no podría formar parte de aquellas locuras. Al menos no hasta la hora del almuerzo, comida o cena, cuanto todo estaba más “tranquilo” por decirlo así. Cuando Watson toco a la puerta con la niña en brazos ya dormida, Nanny soltó un suspiro de alivio, llevaba horas buscándola y el hecho de que estuviera con el mas “cuerdo” de los dos hombres de la casa, era reconfortante. Fue invitado a pasar hasta donde se encontraba la habitación temporal de la niña, todo estaba perfectamente ordenado, incluso más que en su propio consultorio. Se aproximó a la cama y con sumo cuidado depositó el cuerpo de la pequeña en esta, procurando colocar el osito entre sus manos, el cual abrazó enseguida sin siquiera molestarse en abrir los ojos para ello. Era inevitable no sonreír, la niña era demasiado dulce a pesar de todas las atrocidades por las que había pasado, mira que ser víctima de trata de blancas no era algo sencillo y mucho menos sano física y psicológicamente.

Watson admiraba lo íntegra que estaba Rachel, el cómo ante una situación difícil ella conservaba aún esa frescura e inocencia propias de la infancia. Ojalá el pudiera tener aquella valía y templanza… Suspiro, tomo las sabanas, cobertores y arropó a la pequeña, quien apenas abrió sus ojitos nuevamente, sonriendo aún más adormilada que antes…


Tío Jude…Llévame al parque, Gladstone me dijo que quería salir y comprar un helado…¿y Dorian? ¿Dónde está Dorian?


Te prometo que iremos al parque a comprar helado para Gladstone en cuanto termine mi trabajo, son solo un par de consultas, ¿te parece, pequeña?  - De nuevo, ese instinto paternal afloraba en el médico. Cuando había estado casado, más de una ocasión tanto el cómo su difunta esposa habían planeado tener familia, a lo mucho dos niños o niñas, cuidarles y educarlos entre los dos, verlos crecer y enorgullecerse de lo buenas personas que serían… Pero eso nunca llegó, el destino había decidido que Watson, no era un hombre de familia y menos, el hombre perteneciente a una mujer. Ahora le había colocado como el respetable médico que todos conocían y en el cual la mayoría de la gente confiaba, agregando un detalle hasta ahora, solo conocido por Nanny… era la pareja de un hombre extraordinario, un genio, alguien cuyo nombre era reconocido hasta en el más recóndito lugar del mundo…Sherlock Holmes, su compañero de trabajo, mejor amigo y ahora el amor de su vida. Era lógico que entre hombres jamás tuvieran familia, por tanto manifestar el sentimiento paternal reprimido de Watson era de lo más normal…o al menos eso pensaba. En ese momento, el pequeño felino entraba a la habitación, rodeando una de las piernas de Watson, lo tomo y lo mostro a la pequeña, quien estiró sus brazos para tomarlo y acurrucarlo en la cama.



Sip, me parece…es una cita, te estaré esperando Tío Jude… ¿el tío Sherly puede ir con nosotros?


Déjame pensar…Si está dispuesto a acompañarnos, si, puede ir con nosotros, pero por ahora –llevó suavemente uno de sus dedos a la puntita de la nariz de la niña, causando una risilla por parte de esta- Aún es hora de dormir…descansa Rachel, vendré por ti en cuanto el trabajo termine, lo prometo…
A la pequeña se le cerraron solos los ojos, muestra del sueño con el que lidiaba. Watson se incorporó de la cama solo para escuchar algo que le estremeció el corazón…


 Te quiero mucho, Tío Jude… y también al Tío Sherly…


También yo te quiero, pequeña princesa…y estoy seguro que Tío Sherly también lo hace…- murmuró antes de salir de la habitación, siendo recibido por un gesto enternecido de Nanny…
-Señor Watson, si me permite decirlo…usted habría sido un excelente padre, la niña lo adora- encaminó al médico hacia la salida de su pieza, para abrirle la puerta y dejarlo salir- ¿Qué pasará con ella cuando…todo termine?
El médico suspiró – No lo sé Nanny… no lo sé – pronunció en un tono melancólico y pensativo. Antes el le había hecho la misma pregunta a Sherlock y había recibido la misma respuesta. De alguna manera saber, que el destino de la niña era tan incierto, le preocupaba, sobre todo cuando había tomado un cariño especial por la infanta. En fin, no tenía tiempo para pensamientos sombríos y meditaciones largas, debía cambiarse y comenzar a trabajar.

Se dirigió a su pieza, no sin antes corroborar lo que sospechaba. La habitación de su compañero estaba completamente sola,  de lo contrario, habría recibido un dardo y un anuncio como “Estas muerto” o “¿Dónde estoy?” mientras se camuflaba con uno de sus extraños trajes, típicos en el detective. Era una pérdida de tiempo preguntar a donde había ido, Nanny no sabía, el menos y con trabajo en puerta no podía darse el lujo de salir y buscarlo, ya lo haría una vez terminadas sus consultas y por supuesto, luego de llevar a Rachel al parque.
Por fin en su pieza, comenzó su metódico día. Este consistía en realizar el aseo de su pieza, siendo ayudado por Nanny en ocasiones, mientras él se dedicaba a dar aseo al consultorio adjunto a su habitación, de tal forma que aquello quedara pulcramente ordenado. Para finalizar, Watson tomó una ducha y al salir, vistió su formal pantalón y chaleco grises, con zapatos a juego y una camisa blanca, al cuello una corbata color vino, arreglo su bigote y apenas dio señales de comenzar a dar consulta, los pacientes llegaron. Si bien tenía algo de fama por ser el eterno compañero de Sherlock Holmes, también había logrado tenerla por mérito propio, su formalidad y acierto como médico eran de los mejores en la ciudad, lo que le volvía alguien confiable y por tanto, solicitado.
Estuvo gran parte de la mañana atendiendo a sus pacientes, unos con enfermedades dignas de su atención y otros tantos… con solo comienzos de gripe o tos. Su mañana fue entretenida, casi tanto que se vio obligado a extenderse hasta poco después de la hora de comer. Salió en compañía de su ultimo paciente, el Señor Mc Gregory un anciano respetable con asma, el cual seguía su tratamiento con Watson.Luego de un par de recomendaciones finales antes de salir de la casa, por fin tenía tiempo para descansar…o al menos eso creía…

¡Tío Jude! ¡Tío Jude! -a rubia le interceptó justo en la puerta de su consultorio, estando más que lista para salir, ahora lucía un hermoso vestido azul cielo ampón, con medias blancas, valerinas negras, un abrigo blanco y dos gráciles coletas anudadas con listones largos del color del vestido-  ¿Terminaste de trabajar? ¿Salvaste mucha gente? ¿Les pusiste inyecciones? ¿Les dolió, lloraron? – le tomo de la manga de una camisa y tiraba constantemente de ella-  ¡Vamos al parque! ¡Lo prometiste! Llevemos a Gladstone y al Tío Sherly~  

Más tardó en decirlo que en correr al interior del cuarto del médico buscando al can, el cual salió despavorido de la habitación, dirigiéndose a la del detective, claro, con la pequeña corriendo detrás. El ojo azul suspiró, ahí iba su hora de comida, pero…valía la pena, además lo había prometido. Entró a su habitación por su saco gris, su sombrero de bombín negro y su bastón, luego fue  a dar  la pieza del detective, el cual aparentemente no estaba…

¿Holmes? ¿Estás escondido?... Vengo en son de paz, Rachel quiere ir al parque ¿gustas acompañarnos?  - no se fiaba de que no estuviera, podría ser que, para variar, estuviera escondido. La niña jugaba con Gladstone y ahora con Dorian, el pequeño felino que a base de chantajes, habían conseguido que Watson aceptara en la casa. Así que el buscar caía sobre sus hombros…Revisó sus armarios, escritorio, sala, paredes, suelo inclusive, con el detective jamás se sabía, podría salir hasta del baño, inclusive estar en las narices del doctor y este no lo percibiría. Decidió hacer un poco de trampa…Tomo una de sus prendas y la acercó a su nariz, captando el aroma que tanto le gustaba, se guió por la desordenada habitación hasta que le encontró, bajo la cama, con uno de sus extraños disfraces…

Comúnmente la gente duerme arriba de la cama, no bajo de esta… -hecho un veloz vistazo corroborando que la niña no veía, metió medio cuerpo bajo la cama y le dio un suave beso en una de las mejillas- Despierta, bello durmiente…vamos al parque – susurró, moviendo suavemente al detective con una de sus manos en espera de que reaccionara y decidiera si ir o no con ellos al parque.
John H. Watson
Masculino

John H. Watson
Localización :
En casa, con mi amado detective


Sherlock Holmes Jue Jun 20, 2013 4:51 pm
Amo»Humano
Ni el mismo se había dado cuenta de que se había quedado dormido, no era la clase de personas que se fijara mucho en que lugar se quedaba dormido, con tal de que fuese relativamente cómodo era suficiente para el y bien podía notarse eso, era con solo ver la clase de habitación que tenía para saber que era totalmente despreocupado en casi todos los sentidos. En fin, dormía plácidamente agradecido de descansar por fin, a ratos despertaba por los gritos de la pequeña Rachel que se había despertado ya y ahora estaba jugando por ahí con Gladstone y Dorian. -Condenada Nanny...- Refunfuñaba entre dientes, ¿Qué demonios tenía que ver la casera en todo esto? Nada, pero con algo tenía que desquitarse ¿no? Y que mejor excusa que usar a la pobre mujer como objeto de quejas teniendo la excusa de que no cuidaba bien a la niña, nada de eso era cierto...pero cuando el detective tenía sueño se ponía realmente insoportable y maniático. Pronto, gracias a un momento de paz volvió a caer en los brazos de morfeo, y quien sabe cuanto tiempo  más habrá pasado, lo último que recordaba antes de cerrar los ojos era a Gladstone rasguñando la puerta intentando entrar para seguramente refugiarse.




De pronto sintió algo sumamente cálido en su mejilla , como si estuvieran apoyando alguna taza de té caliente, frunció leve el ceño, mas no era por haber sentido aquello, si no que era porque no deseaba levantarse, por primera vez quería perder el tiempo y quedarse ahí tirado como un trapo viejo sin hacer nada. Seguía sintiendo los cálidos y suaves movimientos y presiones ejercidos por alguien, pensó primero que sería la niña, pero al oír una suave voz que le hablaba de aquella manera tan calmada, supo en ese mismo segundo que solo podría tratarse de Watson. Se hizo el dormido un poco más solo para seguir sintiendo aquello tan suave proveniente de las manos ajenas, esas a las que tanto amaba.




Al oír se pregunta se dignó a al fin abrir sus ojos y encontrar su mirada con la contraria, sonrió suave al tiempo que extendía sus brazos y rodeaba el cuello del médico de una manera mimosa y suave cual niño pequeño que chantajeaba  a su padre para no ir a la escuela.
-Dormir en el suelo puede llegar a ser cómodo Watson...¿No lo sabías?-


Liberó un suave suspiro antes de acomodarse de lado para mirar mejor a su adorable novio. Al estar aún adormilado sus movimientos eran suaves y lentos, como si estuviese drogado o algo por el estilo, tan raro era aquel estado en el siempre activo detective que no se sorprendería si Watson le dijera algo como "¿Consumiste algo Holmes?", en fin aquello no era más que la somnolienta imaginación de Holmes. Dedicó una vez que estuvo de frente al contrario, suaves  besos en sus labios susurrando luego sobre ellos -Está bien, iré con ustedes...pero esto no se quedará así- Dijo refiriéndose y dejando en el aire una pequeña "amenaza" de venganza por haber sido despertado, antes de hacer cualquier cosa besó nuevamente a su novio agregando al final una atrevida y picara mordida en su labio inferior, teniendo en claro por supuesto que esto sería una pequeña provocación.
Sin más demora rodó para salir por el otro extremo de la cama, se incorporó sacudiendo el ceñido y extravagante traje que traía puesto, por no decir raro, disfraz de camuflaje, se encaminó al pequeño cuarto de su habitación para entrar allí y cerrar las rojas y aterciopeladas cortinas tras de él . Cuando hizo esto procedió a quitarse el traje, pudieron oírse pequeños bufidos o quejas, finalmente salió como si nada vistiendo simplemente su ropa interior, un boxer negro ceñido.


-Creo que tendré que bajar de peso Watson...eso, o hacer los trajes más holgados-


Comentó al tiempo que se dirigía al armario y buscaba que ponerse, como siempre y de forma sumamente despreocupada tomó lo primero que vio, una camisa blanca, pantalones negros , un saco del mismo color y al cuello una corbata gris mal puesta como siempre, ya vestido y para no parecer un vago se fue al baño en donde se lavó la cara despejando así el sueño, dio una pequeña y casi inexistente cepillada a su cabello y por fin regresó a la habitación guardando en su bolsillo su revolver de bajo calibre, era una costumbre...y de protección, nunca se sabía cuando podrían ser atacados por  alguien como aquel día en la morgue. 
Antes de volver a salir del cuarto cerró la puerta y se dirigió al médico y abrazarle rodeando su cuello con ambos brazos, le quedó mirando un largo momento en completo silencio, su marrón y detallista mirada recorría a detalle cada centímetro de aquel perfecto, hermoso y varonil rostro, sin duda el más bello que pudiera haber visto nunca, pero por supuesto, más allá del enorme deseo físico que sentía por su hombre...aquella personalidad había logrado enamorarlo inmensamente, siendo siempre todo lo contrario a Holmes, el médico era ordenado, responsable, dulce, suave, paternal, definitivamente todo lo que el detective no tenía y...precisamente era aquello lo que le había unido, complementarse entre si, Holmes daba a la vida de su amado el toque de adrenalina y peligro al cual este era adicto, sin duda ambos se complementaban a la perfección, haciendo así...una hermosa pareja llena de amor puro, y lo más importante, no solo eran novios si no que eran amigos, compañeros...teniendo aquellos lazos mezclados con el amor, eran sin duda un par de enamorados inseparables. Con suavidad se  aproximó a sus labios para susurrar dulcemente sobre estos.


-¿Quién diría que serías tu quien derretiría este corazón de piedra?- 


Sonrió suavemente estrechándole un poco más entre sus brazos para besarle con dulzura y cariño, imprimiendo todo su amor, su amor infinito...Luego de haberle besado unos instantes más de forma breve y continua, al fin lo liberó de aquel abrazo y luego de dedicarle una dulce sonrisa salió de la habitación dirigiéndose escaleras abajo donde fue recibido por un estruendoso grito:


-¡Tío Sherly! ¿irás con nosotros?- La pequeña Rachel corrió hasta el detective tomando su mano dando pequeños y juguetones jalones, accediendo a lo que ella hacía Holmes se agachó quedando a su altura, le sonrió suavemente con un deje de dulzura enternecido por esa ternura nata en la pequeña.
-Por supuesto Rachel, no iba a dejar que tu y el tío Jude se divirtieran solos ¿no?- La pequeña sonrió ampliamente notoriamente feliz por aquella noticia, sin pensarlo y como era de costumbre en ella, abrazó al detective quien estando algo más acostumbrado a aquellas acciones por parte de ella, le abrazó también alzándola para así erguirse y mirar escaleras arriba esperando al médico para así partir mientras oía los planes que tenía la infante en el parque, correr a quien sabe donde, jugar con Gladstone y Dorian, comer un helado, uff, millones de cosas deseaba hacer, aquello logró hacer reír levemente al detective, definitivamente ya estaba encariñado con ella.
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John H. Watson Dom Jun 23, 2013 11:28 am
Lobo
Enarcó una ceja mientras sonreía leve, los gestos del detective le parecían graciosos, más que nada porque conocía lo suficiente a este hombre como para deducir que no quería despertar. Era curioso tal hecho, su querido detective tenía por característica el ser alguien bastante activo y verlo dormir con tanta insistencia era algo extremadamente raro, casi tanto que podría considerarse una señal apocalíptica. Casi se lamentó el despertarle, pero si el castaño llegaba a hacerlo por cuenta propia y se daba cuenta de que tanto él como la niña habían salido sin invitarle, muy seguramente terminaría haciendo uno de sus fingidos dramas, aquellos en los que Watson terminaba por responder con sarcasmos y terminaban en risas o bien, reclamos.  Así que prefería insistir hasta despertarlo, que terminar de la manera antes mencionada.

Luego de un par de segundos en los que insistía en despertarlo, por fin vio esos hermosos ojos marrones abrirse, le sonrió con ternura, permitiendo ese infantil gesto. Era algo inusual, pero definitivamente encantador en el detective. Llevó una de sus manos hacia el rostro de su amado, para escucharle mencionar que el suelo era cómodo - ¿Enserio? No, no lo sabía… pero prefiero mil veces la cama…sobre todo si tu estas en ella~  - se atrevió a mencionar con su cálida y tranquila voz, lo que hacía de aquel comentario algo sincero, pero de momento algo atrevido. La broma ocultaba la verdad de las cosas.

Suspiró esperando a que su compañero adormilado se acomodara, sus movimientos eran lentos y suaves, lo cual era extraño, haciéndole pensar en que probablemente  habría consumido algo, aunque pensándolo bien y siendo lógicos debía ser normal al acabar de despertar.  Después de todo, el detective le había prometido no volver a tomar sus exóticas sustancias y Watson confiaba en el plenamente, pues llevaba tiempo de no hacerlo. Sonreía leve por cada beso que recibía, algo le decía que su amado novio había despertado de buenas y eso, le agradaba a sobre manera, el oji azul respondía con delicadeza a esos exquisitos labios que aunque suaves, lograba probar, robándole calmos y lentos suspiros. Escucho sobre sus labios una afirmativa que consiguió completar su sonrisa, el amor de su vida iría con ellos, además de una ligera amenaza acompañada por lo que parecía ser la firma de aquella sentencia, un beso con una leve mordida. El ex militar tuvo que emplear todo su autocontrol para no sumergirse por completo bajo la cama y desatar sus bajas pasiones con el detective en esos momentos. Respiró profundamente mientras cerraba los ojos y dejaba escapar el aire contenido en sus pulmones por sus labios- Esta bien, luego pagaré las consecuencias de mi pecado, señor juez~ - menciono con su acostumbrado sarcasmo, mientras vería rodar al detective fuera de la cama. El hizo lo mismo, teniendo el debido cuidado al salir, en ese caso había sufrido un intento de asesinato, terminando con una bala en el abdomen que, afortunadamente no consiguió poner la vida del médico en peligro, pero si le había puesto un “estate quieto” en cuando al caso.  Ahora los malhechores creían que el médico estaba muerto, cuando realmente usaba disfraces para salir y una faja para no lastimarse al estar en acción con su adorable compañero.

Cuando salió pudo ver el extravagante disfraz de su novio, negó suavemente con la cabeza mientras tomaba asiento en la cama. Era gracioso verlo vestido con estampados estrambóticos pero lo ceñido del traje agregaba cierto toque atractivo, lo cual no pasaba desapercibido para el médico, aunque obviamente no lo diría, tenía algo en contra de esos trajes desde que había descubierto ser espiado en su casa, cuando creía que su mejor amigo había muerto, todo gracias a un traje de esos. A sus oídos llegaban los bufidos y quejas del detective, por momentos pensó en entrar a ayudarle pero no hizo falta, ahora su pareja se mostraba libremente en bóxers frente a el.

-          Enserio estas dispuesto a que pague por haberte despertado ¿cierto? … a partir de mañana saldremos a hacer ejercicio, aunque para mí luces muy bien.

Comentó mientras veía al otro dirigirse al armario para tomar sus prendas y comenzar a vestirse. Su acostumbrado atuendo en blanco y negro, con  toques característicos de su persona como esa corbata mal arreglada. Al principio de su relación como amigos, el médico insistía en acomodarla, recibiendo más de algún manotazo o queja por parte del detective, quien solo atinaba a volver a desacomodar dicho complemento en su vestir. Con el paso de tiempo había aprendido a resistir la tentación de acomodarla, incluso tomándole el gusto. Ahora le parecía algo adorable y completamente distinto a lo que él era o acostumbraba, siendo uno de los principales motivos por el cual estaba con el detective como su pareja sentimental. Eran tan opuestos el uno del otro, Watson era todo orden y disciplina, todo gracias a su impecable educación militar y Sherlock, era un montón de ideas revueltas, un caos en cuanto a orden, seguía sus propios principios sin reglas que le dictaran cómo comportarse o que hacer a diferencia del médico, siempre tan espontáneo y libre. Era su complemento perfecto, aquello que le hacía sentirse vivo nuevamente, dando a su vida luces de aventura y matices de adrenalina, sin mencionar dulces toques de amor. Más perfecta su vida no podía ser, no había día en que no agradeciera el haber conocido al detective y hacerlo parte de su vida, al punto tal de prendarse de su persona, volviéndose más que amigos.

Se levantó de su asiento, acomodando su saco y chaleco con cuidado, se sacudió por si existía imperfecto con la tela, siendo cuidadoso y pulcro en ello. Estaba por ir hacia la puerta cuando fue interceptado por el castaño, el cual le abrazaba nuevamente por el cuello con dulzura palpable. El médico le dedicó una suave sonrisa, a tiempo que llevaba sus manos hacia la cintura ajena, rodeándola con suaves movimientos de sus manos. Permaneció quieto por un largo rato, disfrutando del cálido cuerpo próximo al suyo y de la hermosa vista que le ofrecía, el rostro de su varonil y galante novio. Su mirada clara recorría sus facciones y expresiones casi memorizándolas, no importaba cuantas veces lo viera ni el tiempo que lo hiciera, jamás estaría satisfecho de ello, siempre quedaría cautivado del hombre de cabellera castaña y desaliñada, mirada profunda y detallista, facciones varoniles como marcadas, sus labios, delgados y atrayentes…era magnífico, un sueño hecho realidad. Antes había mostrado su gusto por las damas, pero ahora consideraba que ninguna de ellas, ni siquiera su difunta esposa, tenía comparación con el hombre que ahora tenía entre sus brazos. Cerró ligeramente la mirada al verle tan cerca, era tentador y no solo físicamente, todo de el le gustaba a Watson, desde sus expresiones directas y acertadas, la frialdad con la que tomaba ciertas cosas, hasta los extraños momentos de dulzura que de vez en cuando le regalaba, inundando su día de alegría y felicidad incontenibles.

-          Que puedo decir, tengo cierto encanto… - liberó una muy suave risa antes de continuar-  Quien diría que mi mejor amigo, se volvería el amor de mi vida…Te Amo Holmes.

Mantuvo su sonrisa en respuesta a la del detective, envolviendo su cintura y espalda baja un poco más entre sus brazos, cerró los ojos y le beso con tanta dulzura como le era posible mostrar, imprimiendo en esos labios el amor que sentía por el detective, tan eterno y puro como ningún otro sentimiento. Estuvo por instantes unido a su pareja, casi deseando que ese momento nunca tuviera fin, pero tenía una promesa que cumplir, así que lamentablemente tan íntimo momento debía terminar.  Le dedicó una mirada cálida y una sonrisa sincera mientras le veía salir, siguiéndolo de cerca, solo para ir directo a su habitación ante de ir al parque. Tomó la correa de Gladstone, le llamó y el can entro corriendo emocionado, sabiendo a donde iban – Vamos amigo, iremos a pasear en familia- sonreír era inevitable, la idea de ser una familia, aunque fuera provisional resultaba agradable. Colocó la correa al collar de Gladstone y luego, salió de su pieza acompañado de su fiel amigo cuadrúpedo, siendo alcanzados por el pequeño felino, el cual e metía entre las piernas del médico melosamente, rogando por ser alzado ante la mirada desaprobatoria del perro. Watson observó a su can, encogió los hombros y se agacho para alzar al felino, quien también llevaba un collar con un pequeño cascabel, por lo cual no podría perderse en el parque, además el gato era por demás apegado a ellos, podrían llevarle sin temor a una fuga – Es parte del grupo Gladstone y temo que tendrás que cuidar de el y de Rachel, así como Sherlock y yo cuidamos de ti – en respuesta el perro bufó y caminó apresurado hacia las escaleras, tirando del médico quien también le siguió.

Bajó por las escaleras, viendo una escena conmovedora a su parecer, el detective con la niña en brazos, cosa por demás inusual al menos anteriormente. Eso solo significaba un cosa… se había encariñado con la niña tanto como el mismo había hecho, no sabía si eso era malo o bueno, después de todo, si quisieran conservarla tendrían que pasar por varios procesos con el fin de saber que no había familiar alguno y el punto más importante… explicar el tipo de relación que tenían a la niña si lograban adoptarle. Se acercó a ambos, sonriente, al estar frente a la niña le dio un suave beso en la frente, recibiendo uno en la mejilla por parte de la infanta. Pasó a ambos y abrió la puerta, parándose a un costado de la misma sin pasar aun por ella…

 -        Las damitas primero~

Lo menciono refiriéndose a la niña, llegando por momentos a su mente la idea anterior de la familia, colocando al detective como al madre y a el como el padre. Ante esto comenzó a reír un poco, sabiendo que probablemente el detective dedujera lo que estaba pesando a raíz de ese comentario.

-         ¡Vamos tío Sherly! – la niña se removía éntrelos brazos de su ahora tío, emocionada por salir rumbo al parque con ambos- ¡Hasta Dorian irá! ¡Todos juntos! Somos como papa – señalo al médico- mama – señalo al detective- la linda hijita – se señaló, al parecer tenía algo de ego como el varon que la cargaba- Y las mascotas awww ¡quiero un hermanito!
Ese último comentario causó que Watson abriera bien los ojos y quedara casi boquiabierto, era increíble como los niños tomaban todo a la ligera y sin complicaciones. Volteó a ver al castaño, en espera de que inventara algo para evadir el tema o hacer que la niña hablara de otra cosa, pues el nunca había sido bueno para ello.
John H. Watson
Masculino

John H. Watson
Localización :
En casa, con mi amado detective


Sherlock Holmes Dom Jul 07, 2013 8:59 pm
Amo»Humano
Se había quedado algo atontado ante la asociación que había echo Rachel, sabía muy bien el castaño que el médico era un perfecto padre no tan solo por su aspecto siempre con un temple tranquilo, seguro y firme, si no porque era un hombre por demás responsable, cálido, dulce y por supuesto paternal...pero..¿El detective ser la madre? Soltó una leve risa pensando aquello, ¿quién podría tener en todo el mundo una madre más desquiciada y desesperante? Pronto esos pensamientos que ocupaban su mente fueron esfumados con la última exclamación de la niña,, ¿Un hermanito? Sabía que el médico no respondería debido a la mirada que recibió  por parte de este, conocía bien a Watson, y podía decir que en los momentos que debía ser espontaneo  no lo era del todo, y menos mintiendo, si bien el sarcasmo era su fuerte el mentir claramente no. El castaño no cambió expresión alguna en su rostro, lucía tan despreocupado como siempre y con simpleza respondió

-No-

Sabía que aquella cortante y seca respuesta provocaría rechazo por parte de Watson y la niña, suspiró levemente al tiempo que dejaba a la niña de pie en el sueño quien ahora lo miraba decepcionada y triste, el detective de un momento a otro...fue como si su corazón se revistiera nuevamente de piedra, aquella inocente petición le  le hacía recordar cuan inútil ante el hecho de dar un hijo a quien amaba, era estúpido, lo sabía , pero aún así le dolía, al ver aquella mirada de la pequeña simplemente regresó la mirada hacia la puerta abierta

- No es posible darte una hermanito Rachel, porque...yo y el tío Jude estamos algo ocupados y además, queremos darte todo nuestro amor y mimos a ti...¿A caso no merece eso una princesa? -
Las últimas palabras parecieron surtir efecto en la pequeña quien ahora sonreía por el hecho de haber sido llamada princesa, aún así había algo en su sonrisa que dejaba un rastro de decepción por habersele negado aquello que deseaba, aún no entendía muy bien por qué se le negaba, pero no quería seguir insistiendo, era pequeña, sí, pero sabía que se seguir pidiendo aquello probablemente su tío Sherly la regañaría. -Está bien...pero entonces...¡Quiero muchos juegos y mimos! ¡Vayamos al parque todos los días! ¿Si? -La niña miraba ahora a Watson puesto que sabía que ante la dulce sonrisa que ahora tenía dibujaba en los labios.

El detective suspiró aliviado al ver que el tema quedaba atrás, de cierta manera no le gustaba el haberse vuelto tan "sensible", a veces prefería tener  "piedra" en su corazón a ser tan débil, para él mostrar sus sentimientos no era más que debilidad aunque sonara egoísta y cruel era así, pero en tantos años de haber estado "solo" ya prácticamente no necesitaba demostrar que sentía más que en las ocasiones de máxima necesidad aunque claro refiriéndose al plano amoroso, en cuanto a felicidad no tenía problemas en demostrarlo aunque la tristeza si, en su trabajo...es realmente peligroso demostrar emoción alguna eso le haría ver débil y fácil de vencer, se preguntaba en ocasiones que hubiese ocurrido si cuando supo que Adler había muerto...el hubiese dejado notar su tristeza ante Moriarty...seguro hubiese sido su fin puesto que sabrían como atacarlo, en fin. Aparte de todo, su querido amigo Watson nunca le había exigido  ninguna muestra de afecto más que la necesaria y acostumbrada entre dos buenos amigos y compañeros.
A veces extrañaba el ser frío y distante, era poco sano mezclar emociones con sus casos parte de que no le interesaba por supuesto, pocas veces había entablado algún tipo de lazo con sus clientes, por no decir que prácticamente nunca. Podía contar con los dedos de las manos cuantas personas tenía un lazo relativamente fuerte con él, prefería que fuese así, muy en su interior temía estar solo, cosa contradictoria por supuesto, temía terminar solo por su culpa, es decir, creía que si se acostumbraba  a estar solo siempre al final ya no temería a terminar sus días en la soledad se sus aposentos, pero ahora...ahora tenía lo que siempre había negado y de lo que siempre había rehuido...tenía..¿Una familia? Era algo así....Era el novio de Watson..."madre" de Rachel...era como si ahora tuviera responsabilidades familiares y
sentimentales...Cuando reaccionó salió con "tranquilidad" por la puerta siendo seguido por la pequeña niña quien tomaba de la mano al detective y luego al médico, caminaban entonces con calma hacia el parque disfrutando de la tranquilidad que presentaba a esa hora la ciudad y de los hermosos tonos invernales en la lejanía. Pensaba entonces Holmes en sus cosas cuando de pronto cayó en la conclusión de que...ahora vivía en el "eterno purgatorio", sin más remedio empalideció con levedad, no podía creerlo si el mismo antes había reprochado a su  amigo por eso mismo, nuevamente sentía miedo, miedo de perderlo todo y tener que resignarse a una nueva vida de soledad, pero...no permitiría que su vida actual se hundiera por esos pensamientos que ni siquiera sabía que si pasarían o no, si pensaba  todo correctamente  estaba sumamente feliz de la vida que ahora tenía, el destino le había unido a su mejor amigo más allá de algo como un amor filial, ahora y desde hace mucho tiempo hacia el médico era mayor, nunca se arrepentiría de ser su novio o incluso de vivir en el "eterno purgatorio", no era arrepentimiento o malestar lo que le aquejaba, si no que ese frío sentimiento que tanto fue mencionado antes,  sentía que por seguir siendo de esa manera perdería a su amado nuevamente...Pero aún así algo le decía que debía confiar en su novio y lo haría, lo conocía hace años y sabía que Watson no era la clase de personas que cambiaran de parecer fácilmente y menos si era algo tan importante como su relación. Al pensar en eso último suspiró aliviado, agradecía el estar con su amado médico y sin importar nada, jamás jamás se arrepentiría. Caminaban entonces al parque con calma, Holmes estaba ya tranquilo por lo que ponía atención a los comentarios alegres de la pequeña con respecto al paisaje, le parecía divertido que fuese tan observadora y que se sorprendiera incluso con las ardillas, le parecía tierno, en ocasiones reía con levedad o miraba de reojo a Watson...era ahí cuando se daba cuenta de lo feliz que era en verdad.


[spoiler=;A;]Lamento la tardanza! >.<[spoiler]
Sherlock Holmes
Masculino

Sherlock Holmes
Localización :
Buscando que hacer..con mi amado médico.


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