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Primer paso~
Amo»Lycan
Espero paciente que la chica se dispusiera a montarse encima de su gran ya transformado cuerpo. En verdad Damon había tomado una posición sumisa ante la chica, demostrándole que no era solo otro licántropo mas que quería criar a una chica para luego devorarla, o de lo contrario, darle a conocer que solo era alguien que añoraba comportarse como un humano cualquiera. Cualquiera de los dos casos, en esta situación no cavia ninguna dado que este solo quería tener algo mas con su reciente adquisición, algo mas que una simple amistad, un amor que de hace siglos no sentía por nadie, o por otro punto de vista, que nadie hace mucho tiempo había sentido algo agradable hacia él.
Se relajo un poco más al escuchar el primer comentario, dejando que sus músculos se acostumbraran al duro suelo. En verdad el chico no creía que aquella fuera tan egoísta, si sabía que por si pasado se comportaba así pero y además también tenía conciencia de que lo odiaba de alguna manera desde la primera vez que lo vio en el bosque, pero no hasta ese extremo.
Suspiro levemente, esperando a que siguiera su orden que le había impuesto antes de transformarse, no por nada había cambiado, tenía que esperar el tiempo que fuera necesario para que la gata tomara un poco de razón y aceptara su orden. Increíblemente no tardo mucho, abriendo los ojos un tanto desconcertado al escuchar la segunda respuesta de la chica, sintiendo primero las delgadas y firmes piernas de la chica seguido de las suaves manos que le acariciaban el cuerpo como si fuera un verdadero peluche. Le pareció gracioso sentir aquellas extrañas pero tiernos mimos que propinaba la recién montada pequeña.
Al ya sentir que estaba bastante situada en su cuerpo se levanto muy lentamente, con cuidado de que ella no se cayera. Se movió un poco brusco para asegurar de que ella estuviera preparada, comenzando a correr a gran velocidad al comprobar que la chica estaba asegurada. Sus patas tocaban con pesadez el suelo, a medida que su pelaje se movía en cada galopada que este producía en su travesía, tratando de no hacer caer a la pequeña que ahora estaba abrazada a su cuerpo como un pequeño a su madre.
La niebla poco a poco se abría al pasar de la bestia, el frio era insoportable dado de que con la velocidad con que seguía aquel licántropo era una ráfaga de viento increíble junto con los copos de nieve que empezaban a caer de los cielos, provocando que el seco frio se
convirtiera en algo mas profundo y fuerte que al partir desde la tienda.
Tardaron ni más ni menos de treinta minutos a llegar a su destino. La escalera estaba forrada por una alfombra roja, varias plantas decoraban el frente del edificio junto con los grandes vidrios que permitían ver el adinerado comedor que se mostraba desde afuera. Habían llegado a uno de los mas lujosos hoteles de la cuidad, verdaderamente el hibrido tenía un muy buen gusto en cuanto a cosas humanas, permitiendo así darse lujos que casi ningún ser que vivía en la cuidad podía comprar.
Paro lentamente, fijándose que todo estaba bien en cuando a su pareja para luego echarse, indicándole que ya habían llegado a su destino. Los copos de nieve poco a poco empezaban a caer con mas rapidez y constancia, dejando en claro que esta noche, iba ser algo más fría que las anteriores.
Se relajo un poco más al escuchar el primer comentario, dejando que sus músculos se acostumbraran al duro suelo. En verdad el chico no creía que aquella fuera tan egoísta, si sabía que por si pasado se comportaba así pero y además también tenía conciencia de que lo odiaba de alguna manera desde la primera vez que lo vio en el bosque, pero no hasta ese extremo.
Suspiro levemente, esperando a que siguiera su orden que le había impuesto antes de transformarse, no por nada había cambiado, tenía que esperar el tiempo que fuera necesario para que la gata tomara un poco de razón y aceptara su orden. Increíblemente no tardo mucho, abriendo los ojos un tanto desconcertado al escuchar la segunda respuesta de la chica, sintiendo primero las delgadas y firmes piernas de la chica seguido de las suaves manos que le acariciaban el cuerpo como si fuera un verdadero peluche. Le pareció gracioso sentir aquellas extrañas pero tiernos mimos que propinaba la recién montada pequeña.
Al ya sentir que estaba bastante situada en su cuerpo se levanto muy lentamente, con cuidado de que ella no se cayera. Se movió un poco brusco para asegurar de que ella estuviera preparada, comenzando a correr a gran velocidad al comprobar que la chica estaba asegurada. Sus patas tocaban con pesadez el suelo, a medida que su pelaje se movía en cada galopada que este producía en su travesía, tratando de no hacer caer a la pequeña que ahora estaba abrazada a su cuerpo como un pequeño a su madre.
La niebla poco a poco se abría al pasar de la bestia, el frio era insoportable dado de que con la velocidad con que seguía aquel licántropo era una ráfaga de viento increíble junto con los copos de nieve que empezaban a caer de los cielos, provocando que el seco frio se
convirtiera en algo mas profundo y fuerte que al partir desde la tienda.
Tardaron ni más ni menos de treinta minutos a llegar a su destino. La escalera estaba forrada por una alfombra roja, varias plantas decoraban el frente del edificio junto con los grandes vidrios que permitían ver el adinerado comedor que se mostraba desde afuera. Habían llegado a uno de los mas lujosos hoteles de la cuidad, verdaderamente el hibrido tenía un muy buen gusto en cuanto a cosas humanas, permitiendo así darse lujos que casi ningún ser que vivía en la cuidad podía comprar.
Paro lentamente, fijándose que todo estaba bien en cuando a su pareja para luego echarse, indicándole que ya habían llegado a su destino. Los copos de nieve poco a poco empezaban a caer con mas rapidez y constancia, dejando en claro que esta noche, iba ser algo más fría que las anteriores.
Localización :
En el bosque pensando sobre mi pasado
Invitado
Al ver que el lobo empezó a correr rápidamente me sujete fuertemente de su pelaje para no caerme, quizás inconscientemente le habré clavado alguna de mis garras en un intento de aferrarme más a él. A la velocidad que íbamos los copos de nieve que caían chocaban contra mi rostro como si de una lluvia helada se tratara. El frío que sentía era intenso a insoportable, ya no sentía mis manos ni mi propio rostro, y comenzaba a temblar desenfrenadamente, no veía la hora de por fin llegar a un lugar cálido.
Si bien me encantaba la nieve, pero solo era por su dulce aspecto, el paisaje frío que recreaba, uno sin vida, casi similar a mi, pero claro, otra parte de mi amaba lo cálido, las altas temperaturas de una fogata, la comodidad de acurrucarse entre unas mantas.
Al llegar al lugar el lobo se inclino para facilitarme todo a la hora de bajar, cosa que yo vi como si de nuevo me insinuara que no era capaz ni de bajar de su espalda por mí misma, por lo que me baje rápidamente de su espalda.
No era necesario, yo sola podía.
Le dije mientras instantáneamente me abrazaba por el frío que sentía, con la mirada perdida en el interior del lugar, observando cada detalle. A decir verdad mi cuerpo estaba algo rígido, casi no podía sentirlo, ni moverme y cada vez que respiraba podía observar claramente mi aliento. Como no podía mas con el intenso frío que sentía decidí entrar rápidamente, sin importar lo que él pensara, sin importar si me creía de pocos modales, igualmente ya desde el primer momento se lo dejé claro.
Al estar adentro pude sentir más alivio, la calidez de la calefacción que me acogía, aunque mis manos aun estaban heladas, mientras esperaba a que él entrara me dispuse a frotarlas para calentarlas un poco. Una vez que estaban tibias la coloque suavemente sobre mi frío rostro, cerrando los ojos por un momento, sintiendo un poco de paz.
Cuando por fin lograba calentarme un poco más me di la oportunidad de observar mejor el lugar, era muy lujoso pese que aun estaba en la recepción. Me preguntaba como sería entonces el apartamento de él. También comencé a pensar que si podía vivir en un lugar como este entonces habría de tener mucho dinero, y a todo esto, siempre tuve la idea que me llevaría a la cueva del otro día, realmente estaba algo confundida, de nuevo.
Así que ahora viviré aquí...
Me quedé pensativa mientras mi mirada se perdía en el suelo, imaginando como sería ahora mi vida, al lado de este sujeto el cual no me caía muy bien solo por el hecho de haberme comprado como si de un objeto me tratara. Cada vez que lo recordaba no podía evitar sentir como la ira fluía por todo mi cuerpo, pero tenía que calmarme, pues no tenía más remedio, tarde o temprano tendría que acostumbrarme.
Al llegar al lugar el lobo se inclino para facilitarme todo a la hora de bajar, cosa que yo vi como si de nuevo me insinuara que no era capaz ni de bajar de su espalda por mí misma, por lo que me baje rápidamente de su espalda.
No era necesario, yo sola podía.
Le dije mientras instantáneamente me abrazaba por el frío que sentía, con la mirada perdida en el interior del lugar, observando cada detalle. A decir verdad mi cuerpo estaba algo rígido, casi no podía sentirlo, ni moverme y cada vez que respiraba podía observar claramente mi aliento. Como no podía mas con el intenso frío que sentía decidí entrar rápidamente, sin importar lo que él pensara, sin importar si me creía de pocos modales, igualmente ya desde el primer momento se lo dejé claro.
Al estar adentro pude sentir más alivio, la calidez de la calefacción que me acogía, aunque mis manos aun estaban heladas, mientras esperaba a que él entrara me dispuse a frotarlas para calentarlas un poco. Una vez que estaban tibias la coloque suavemente sobre mi frío rostro, cerrando los ojos por un momento, sintiendo un poco de paz.
Cuando por fin lograba calentarme un poco más me di la oportunidad de observar mejor el lugar, era muy lujoso pese que aun estaba en la recepción. Me preguntaba como sería entonces el apartamento de él. También comencé a pensar que si podía vivir en un lugar como este entonces habría de tener mucho dinero, y a todo esto, siempre tuve la idea que me llevaría a la cueva del otro día, realmente estaba algo confundida, de nuevo.
Así que ahora viviré aquí...
Me quedé pensativa mientras mi mirada se perdía en el suelo, imaginando como sería ahora mi vida, al lado de este sujeto el cual no me caía muy bien solo por el hecho de haberme comprado como si de un objeto me tratara. Cada vez que lo recordaba no podía evitar sentir como la ira fluía por todo mi cuerpo, pero tenía que calmarme, pues no tenía más remedio, tarde o temprano tendría que acostumbrarme.
Amo»Lycan
La observo de reojo sentirla bajar por su espalda para luego verla de frente. Aquella tenía frio y se le notaba demasiado por lo que el lobo intento acercarse un poco pero fue inútil, puesto que corrió hacia las puertas de aquel gran edificio en busca de calor artificial. Bajo la cabeza para caminar hacia la entrada, transformándose de forma audaz y furtiva, mientras no dejaba de mantener en la mira a la pequeña que estaba consigo. De verdad no sabía la historia de la pequeña, no tenía mucho conocimiento respecto a los sentimientos humanos tampoco y menos sabía si ella tenía huellas, por lo que siempre mantenía en su cabeza que debía tener algo oculto aquella chica para que se comportase de esa forma.
Sus colmillos estaban en sus labios juntos con sus orejas que se mostraban entre el cabello del joven, haciendo presente que no era un simple humano si no que era algo mas superior. Camino junto a ella, acercándola con sus brazos para que sintiera la propia temperatura del chico, haciéndole un poco mas agradable la estadía en el lugar.
Siguieron ambos por un gran pasillo, llegando al centro del lugar, viéndose la poca gente que se encontraba por la hora de la cual no muchas personas acostumbraban estar. Un leve sonido a varias calles de ahí se hacía notar, al parecer una fiesta se estaba llevando a cabo, molestándole un poco pero también agradándole ya que podía tener carne humana fresca cuando se acabase. Sonrió de medio lado y pidió las llaves al señor que muy temeroso estaba por la presencia del chico, sacando una peculiar llave diferente a las demás: Una tarjeta electrónica le otorgaron, sonriéndole al lobo que muy serio y frio se mostraba a todos los que le veían.
Encamino a la hacia los ascensores, subiendo con un silencio incomodo y hasta tenebroso al estar con aquel hombre que odiaba a todo ser humano, deseando poder acabar rápido la existencia de aquellas hormigas que eran el cáncer del planeta.
Llegamos...
Dijo ya a los minutos después, estando frente a una gran puerta, única en el piso. Introdujo la tarjeta para luego abrir las puertas, dejando ver el maravilloso apartamento que este había comprado para ambos. Una enorme vista hacia la cuidad se podía ver desde la puerta gracias a una pared alta y gruesa de vidrio. El segundo piso era pequeño y era donde se encontraba la cocina, interactuando con el primer con una fuerte escalera de vidrio puro junto con algunos metales que hacía de sustento a esta. Distintas plantas, sofás blancos, cuadros muy hermosos de la naturaleza y muchas otras cosas se podían ver a simple vista, resaltando entre todo el bar, hecho de madera para colocar las ya compradas botellas de licor.
El lugar era perfecto, para ambos. Claro a Damon no le gustaba vivir encerrado y era por eso también la gran extensión que poseía, teniendo piscina, hermosos baños, y unas deliciosas camas que solo la pequeña podía probar por el simple hecho de que el licántropo no solía dormir en territorio ajeno.
Bueno…este es tu hogar
Pronuncio con pesadez, dejando que su acompañante cerrara la puerta, dirigiéndose al bar para servirse algo de beber.
Sus colmillos estaban en sus labios juntos con sus orejas que se mostraban entre el cabello del joven, haciendo presente que no era un simple humano si no que era algo mas superior. Camino junto a ella, acercándola con sus brazos para que sintiera la propia temperatura del chico, haciéndole un poco mas agradable la estadía en el lugar.
Siguieron ambos por un gran pasillo, llegando al centro del lugar, viéndose la poca gente que se encontraba por la hora de la cual no muchas personas acostumbraban estar. Un leve sonido a varias calles de ahí se hacía notar, al parecer una fiesta se estaba llevando a cabo, molestándole un poco pero también agradándole ya que podía tener carne humana fresca cuando se acabase. Sonrió de medio lado y pidió las llaves al señor que muy temeroso estaba por la presencia del chico, sacando una peculiar llave diferente a las demás: Una tarjeta electrónica le otorgaron, sonriéndole al lobo que muy serio y frio se mostraba a todos los que le veían.
Encamino a la hacia los ascensores, subiendo con un silencio incomodo y hasta tenebroso al estar con aquel hombre que odiaba a todo ser humano, deseando poder acabar rápido la existencia de aquellas hormigas que eran el cáncer del planeta.
Llegamos...
Dijo ya a los minutos después, estando frente a una gran puerta, única en el piso. Introdujo la tarjeta para luego abrir las puertas, dejando ver el maravilloso apartamento que este había comprado para ambos. Una enorme vista hacia la cuidad se podía ver desde la puerta gracias a una pared alta y gruesa de vidrio. El segundo piso era pequeño y era donde se encontraba la cocina, interactuando con el primer con una fuerte escalera de vidrio puro junto con algunos metales que hacía de sustento a esta. Distintas plantas, sofás blancos, cuadros muy hermosos de la naturaleza y muchas otras cosas se podían ver a simple vista, resaltando entre todo el bar, hecho de madera para colocar las ya compradas botellas de licor.
El lugar era perfecto, para ambos. Claro a Damon no le gustaba vivir encerrado y era por eso también la gran extensión que poseía, teniendo piscina, hermosos baños, y unas deliciosas camas que solo la pequeña podía probar por el simple hecho de que el licántropo no solía dormir en territorio ajeno.
Bueno…este es tu hogar
Pronuncio con pesadez, dejando que su acompañante cerrara la puerta, dirigiéndose al bar para servirse algo de beber.
Localización :
En el bosque pensando sobre mi pasado
Invitado
Al volver a la realidad observé como por fin el lobo había vuelto a su forma humana, ya adentro del edificio se acercó lentamente a mi, para luego llegar a estar a una distancia apenas visible, dejándome sentir su cálido cuerpo. Pese a que me agradaba esa sensación, me aparté enseguida de él, con apenas un leve rubor en las mejillas, alejándome unos centímetros para caminar sola por el enorme pasillo, mientras mi mirada se dirigía hacia la vacía pared de este. No dejaba de abrazarme a mi misma, frotando mis manos contra mis brazos en un intento de calentarme, después de haber rechazado tan cálido abrigo por solo simple orgullo y necedad.
Mientras mas nos acercábamos al lugar, pude notar un extraño ruido que provenía de otro lugar pero sin embargo estaba cerca, parecía ser "música". Observe de reojo al lobo que caminaba a mi lado, notando una extraña mueca en su rostro, primero parecía estar fastidiada y luego todo lo contrario, me preguntaba ¿Que estaría pensando? Pero enseguida caí en la cuenta de que eso no debería importarme, después de todo nada de lo que hiciera me importaría porque simplemente quería ser indiferente con él, pese a nuestra nueva relación.
Observando el lugar, me percaté de que casi todos allí al parecer tenían miedo de algo o alguien, y ese alguien no podía ser nadie más que el lobo, pues todos lo veían con asombro y mirada pálida en sus rostros, me preguntaba ¿Porque?
Ni que fuera la gran cosa...
Me cruce de brazos ante este pensamiento, siguiéndolo hasta subirnos al ascensor, de vez en cuando observándolo de reojo, notándolo como "molesto" o quizás "inconforme". La idea de que le estuviera ocurriendo me asaltó rápidamente, pero de la misma manera se esfumó. Mientras subíamos ningún de los dos pronuncio ni una sola palabra y estaba ya claro que por mi parte jamás lo haría, a menos que necesitara reclamar algo.
Las puertas del ascensor se abrieron para mostrar la entrada de lo que parecía ser su apartamento. El lo abrió enseguida, dejando ver lo majestuoso que era. Debía admitir que en verdad me dejó asombrada, lo grande y bonito que era, Ahora yo también viviría aquí, aquella afirmación aun no terminaba de asimilarse en mi mente. Entré lentamente, observando cada detalle del lugar con una expresión de sorpresa en mis rostro indisimulable, en verdad este sujeto debía de tener muchísimo dinero para poder darse el lujo de vivir aquí.
Me sorprendí aun más al darme cuenta de la enorme ventana que más bien parecía una pared, la cual dejaba ver toda la ciudad desde lo alto del lugar. Me acerque a ella, observando cada detalle del paisaje nocturno, viendo al mismo tiempo la gracia que tenían los copos de nieve cuando caían. Mis manos estaban apoyadas del vidrio, el cual estaba realmente frió. Sin darme cuenta una pequeña sonrisa se dibujo en mi rostro, aquello que veía era casi un espectáculo, pero al percatarme de lo que estaba haciendo enseguida me enserie de nuevo, notando que el lobo ya se había acomodado en el bar que estaba al otro lado.
No está mal...
Comenté al fin, en un tono algo arrogante, mientras me cruzaba de brazos, intentando no parecer tan sorprendida, aunque hace unos segundos haya demostrado lo contrario y ya no hubiera vuelta atrás. Lo hacía solo por simple instinto.
Mientras mas nos acercábamos al lugar, pude notar un extraño ruido que provenía de otro lugar pero sin embargo estaba cerca, parecía ser "música". Observe de reojo al lobo que caminaba a mi lado, notando una extraña mueca en su rostro, primero parecía estar fastidiada y luego todo lo contrario, me preguntaba ¿Que estaría pensando? Pero enseguida caí en la cuenta de que eso no debería importarme, después de todo nada de lo que hiciera me importaría porque simplemente quería ser indiferente con él, pese a nuestra nueva relación.
Observando el lugar, me percaté de que casi todos allí al parecer tenían miedo de algo o alguien, y ese alguien no podía ser nadie más que el lobo, pues todos lo veían con asombro y mirada pálida en sus rostros, me preguntaba ¿Porque?
Ni que fuera la gran cosa...
Me cruce de brazos ante este pensamiento, siguiéndolo hasta subirnos al ascensor, de vez en cuando observándolo de reojo, notándolo como "molesto" o quizás "inconforme". La idea de que le estuviera ocurriendo me asaltó rápidamente, pero de la misma manera se esfumó. Mientras subíamos ningún de los dos pronuncio ni una sola palabra y estaba ya claro que por mi parte jamás lo haría, a menos que necesitara reclamar algo.
Las puertas del ascensor se abrieron para mostrar la entrada de lo que parecía ser su apartamento. El lo abrió enseguida, dejando ver lo majestuoso que era. Debía admitir que en verdad me dejó asombrada, lo grande y bonito que era, Ahora yo también viviría aquí, aquella afirmación aun no terminaba de asimilarse en mi mente. Entré lentamente, observando cada detalle del lugar con una expresión de sorpresa en mis rostro indisimulable, en verdad este sujeto debía de tener muchísimo dinero para poder darse el lujo de vivir aquí.
Me sorprendí aun más al darme cuenta de la enorme ventana que más bien parecía una pared, la cual dejaba ver toda la ciudad desde lo alto del lugar. Me acerque a ella, observando cada detalle del paisaje nocturno, viendo al mismo tiempo la gracia que tenían los copos de nieve cuando caían. Mis manos estaban apoyadas del vidrio, el cual estaba realmente frió. Sin darme cuenta una pequeña sonrisa se dibujo en mi rostro, aquello que veía era casi un espectáculo, pero al percatarme de lo que estaba haciendo enseguida me enserie de nuevo, notando que el lobo ya se había acomodado en el bar que estaba al otro lado.
No está mal...
Comenté al fin, en un tono algo arrogante, mientras me cruzaba de brazos, intentando no parecer tan sorprendida, aunque hace unos segundos haya demostrado lo contrario y ya no hubiera vuelta atrás. Lo hacía solo por simple instinto.
Amo»Lycan
Entro, observando el lugar de reojo mientras que su olfato registraba cada centímetro de su entorno para saber si había un intruso en el lugar o estaban ambos solos. Para fortuna de la chica, la soledad se apoderaba del lugar, escuchándose solo los pequeños cubos de hielo chocar con el vaso que se encontraba medio lleno con Whisky. Por otro lado Damon no dejaba de mirar a la señorita, percibiendo cada cambio de humor que tenia, cada paso y cada idea que se le pasaba por la cabeza, puesto que él conocía de humanos más que ella, por algo había pasado más de la mitad de su vida viviendo con ellos.
Al ya tener toda la información que necesitaba se acerco a la pequeña, con el frio vaso en su derecha, situándose ya al llegar a solo unos centímetros de ella, mirando la vista desde su increíble altura. Le agradada en verdad ver aquellas luces y los copos de nieve bajar, le recordaban los muchos años que paso en Alaska con una de sus esposas que logro tener hijos, claro esta el licántropo no era quien para ser padre y en una noche de descuido le habían asesinado a toda su familia. Su esposa colgada en la pared como cualquier animal, sus hijos…explotados por unos petardos que habían traído la manada contraria. Si, las muertes en la vida del lobo fueron muy significativas pero, fueron más profundas las heridas para quienes la hicieron, ya que por esa misma razón en esa misma zona de su pasado no hay hombres lobos, ni tampoco en los lugares cercanos ahí. Este personalmente se había encargado de erradicar toda muestra humana, como también la de su raza en particular.
Suspiro al recordar los viejos tiempos, tragando con pesadez un trago de aquel dorado liquido que ahora se había agotado por la prisa que tenia para olvidar lo que alguna vez fue su vida feliz, su vida de cuando sus sentimientos importaban como también los que le rodeaban. Su vivir en ese momento era desagradable pero por otro lado este se sentía bien con lo que sentía, no como ahora que recurría a cosas que en verdad no le importaban un carajo…Hasta ahora.
Tu cuarto esta al pasillo a la derecha, aquella tiene la vista mas precisa de toda la cuidad.
Pronuncio, secamente, con ningún sentimiento, dirigiéndose nuevamente a aquel bar que tanto le iba a servir en estos años que quedaban con su acompañante. El calor que Vanilla le provocaba era similar a los antiguos tiempos, claro esta pero no quería involucrarse con algo que podía perder, ya que si pasaba lo inevitable, no lo iba a poder aguantar, perdiendo toda racionalidad posible para convertirse en un animal en cuerpo y alma.
Si sientes frio hay calefacción atendida por voz, dices que temperatura quieres y se pondrá en marcha.
Le dio la espalda, dejando el vaso en la lisa madera que conformaba aquel desganado bar, para luego dirigirse al sofá, prácticamente dejándose caer sobre él, soltando sus garras para luego comenzarlas a afilar entre ellas, viéndolas con un sorprendente aire inexpresivo.
Al ya tener toda la información que necesitaba se acerco a la pequeña, con el frio vaso en su derecha, situándose ya al llegar a solo unos centímetros de ella, mirando la vista desde su increíble altura. Le agradada en verdad ver aquellas luces y los copos de nieve bajar, le recordaban los muchos años que paso en Alaska con una de sus esposas que logro tener hijos, claro esta el licántropo no era quien para ser padre y en una noche de descuido le habían asesinado a toda su familia. Su esposa colgada en la pared como cualquier animal, sus hijos…explotados por unos petardos que habían traído la manada contraria. Si, las muertes en la vida del lobo fueron muy significativas pero, fueron más profundas las heridas para quienes la hicieron, ya que por esa misma razón en esa misma zona de su pasado no hay hombres lobos, ni tampoco en los lugares cercanos ahí. Este personalmente se había encargado de erradicar toda muestra humana, como también la de su raza en particular.
Suspiro al recordar los viejos tiempos, tragando con pesadez un trago de aquel dorado liquido que ahora se había agotado por la prisa que tenia para olvidar lo que alguna vez fue su vida feliz, su vida de cuando sus sentimientos importaban como también los que le rodeaban. Su vivir en ese momento era desagradable pero por otro lado este se sentía bien con lo que sentía, no como ahora que recurría a cosas que en verdad no le importaban un carajo…Hasta ahora.
Tu cuarto esta al pasillo a la derecha, aquella tiene la vista mas precisa de toda la cuidad.
Pronuncio, secamente, con ningún sentimiento, dirigiéndose nuevamente a aquel bar que tanto le iba a servir en estos años que quedaban con su acompañante. El calor que Vanilla le provocaba era similar a los antiguos tiempos, claro esta pero no quería involucrarse con algo que podía perder, ya que si pasaba lo inevitable, no lo iba a poder aguantar, perdiendo toda racionalidad posible para convertirse en un animal en cuerpo y alma.
Si sientes frio hay calefacción atendida por voz, dices que temperatura quieres y se pondrá en marcha.
Le dio la espalda, dejando el vaso en la lisa madera que conformaba aquel desganado bar, para luego dirigirse al sofá, prácticamente dejándose caer sobre él, soltando sus garras para luego comenzarlas a afilar entre ellas, viéndolas con un sorprendente aire inexpresivo.
Localización :
En el bosque pensando sobre mi pasado
Invitado
Me quede observando por unos segundos al lobo que se encontraba a apenas unos metros de distancia, observándome fijamente, con vaso en la mano que tenía un extraño liquido que jamás había visto antes. Esta acción provocó que me cohibiera más, desviando la mirada, quizás me habré sonrojado un poco. Pero... ¿Porque estaba actuando de esta manera? ... Por alguna razón me sentía diferente, estando aquí, con él, en este lugar. Mis pensamientos fueron interrumpidos al sentir los pasos y el calor del chico acercarse, provocandome un leve escalofrió en todo el cuerpo, el cual supe disimular muy bien. El, al igual yo hace unos momentos, se quedó observando el paisaje que se veía desde el vidrio, y a juzgar por la expresión que tenía en el rostro, también le agradaba como a mi, pero ¿A quien no lo agradaría algo así? Hasta a mí lo hacia.
Durante esa fracción de tiempo, ninguno de los dos cruzados palabra alguna, yo por mi parte no tenía nada que decir, y tampoco me apetecía hacerlo y al parecer él tampoco. Lo que quizás fueron apenas unos minutos, yo los había sentido como una hora entera, sumergida en este silencio incomodo.
Como la curiosidad me mataba, lo observe de reojo, a ver si podía notar algo en su mirada, y efectivamente lo hice, pues la expresión alegre que hace unos momentos tenia, se había convertido en una muy seria, casi triste. Me quedé observando con curiosidad su comportamiento, al mismo tiempo que veía como se tragaba tan velozmente el liquido que tenia en el vaso.
Al cabo de unos segundos, el lobo se decidió a romper el hielo, para indicarme en donde se encontraba mi nueva habitación. Yo sin decir una sola palabra acenté con la cabeza, dirigiéndome al lugar que decía, pues la verdad ya estaba bastante cansada y dormir un poco no me vendría nada mal, además que ya el ambiente que se había formado en la sala con aquel lobo ya se estaba haciendo demasiado pesado para mi gusto. Caminando lentamente, con pasos sigilosos, propios de los de un felino, llegue a la dichosa habitación, notando la supuestamente hermosa vista que esta tenia. Para mi sorpresa, él tenía razón, esta era aun más hermosa, no creía en la posibilidad de que fuese más hermosa que la que se encontraba en la sala. Me quedé maravillada por unos instantes observando el espectáculo, pues desde allí se veía a lo lejos las hermosas luces de un parque de diversiones y un poco más allá el océano congelado.
No está nada mal...
Pensé con una pequeña sonrisa en mi rostro, quizás estaba un poco alegre, solo un poco. No podía dejar llevarme por mis sentimientos, después de todo sabia que esto terminaría mal, al igual que la otra vez, no podía descuidarme en ningún momento, ni dejar por nada del mundo que el lobo se ganase mi corazón. Me enserie al instante, dándome la vuelta para observar el resto de la habitación. La cama era matrimonial, cosa que me sorprendió un poco, la verdad nunca antes había dormido en una cama así, de hecho, nunca antes había dormido en una cama, solo el tiempo que estuve... con mi antigua ama...
La habitación era sorprendentemente inmensa, hasta tenía una mini sala en la esquina, justo al lado de un estante lleno de libros. Habían dos pequeñas lamparas a los lados de la cama y una puerta hacia un lado que daba hacia un hermoso baño. Al observar la tina, las ganas de darme un baño caliente se apoderaron de mi. Cerré la puerta del baño, abriendo las llaves de la tina, dejando salir el agua caliente, casi hirviendo. Me comencé a desvestir lentamente, hasta que la tina se lleno por completo y entre en ella. Me sentí tan bien y tan relajada, no recordaba la ultima vez que había hecho algo así. El calor y el vapor del agua, me extasiaban a tal punto que me estaba comenzando a adormecer.
Durante esa fracción de tiempo, ninguno de los dos cruzados palabra alguna, yo por mi parte no tenía nada que decir, y tampoco me apetecía hacerlo y al parecer él tampoco. Lo que quizás fueron apenas unos minutos, yo los había sentido como una hora entera, sumergida en este silencio incomodo.
Como la curiosidad me mataba, lo observe de reojo, a ver si podía notar algo en su mirada, y efectivamente lo hice, pues la expresión alegre que hace unos momentos tenia, se había convertido en una muy seria, casi triste. Me quedé observando con curiosidad su comportamiento, al mismo tiempo que veía como se tragaba tan velozmente el liquido que tenia en el vaso.
Al cabo de unos segundos, el lobo se decidió a romper el hielo, para indicarme en donde se encontraba mi nueva habitación. Yo sin decir una sola palabra acenté con la cabeza, dirigiéndome al lugar que decía, pues la verdad ya estaba bastante cansada y dormir un poco no me vendría nada mal, además que ya el ambiente que se había formado en la sala con aquel lobo ya se estaba haciendo demasiado pesado para mi gusto. Caminando lentamente, con pasos sigilosos, propios de los de un felino, llegue a la dichosa habitación, notando la supuestamente hermosa vista que esta tenia. Para mi sorpresa, él tenía razón, esta era aun más hermosa, no creía en la posibilidad de que fuese más hermosa que la que se encontraba en la sala. Me quedé maravillada por unos instantes observando el espectáculo, pues desde allí se veía a lo lejos las hermosas luces de un parque de diversiones y un poco más allá el océano congelado.
No está nada mal...
Pensé con una pequeña sonrisa en mi rostro, quizás estaba un poco alegre, solo un poco. No podía dejar llevarme por mis sentimientos, después de todo sabia que esto terminaría mal, al igual que la otra vez, no podía descuidarme en ningún momento, ni dejar por nada del mundo que el lobo se ganase mi corazón. Me enserie al instante, dándome la vuelta para observar el resto de la habitación. La cama era matrimonial, cosa que me sorprendió un poco, la verdad nunca antes había dormido en una cama así, de hecho, nunca antes había dormido en una cama, solo el tiempo que estuve... con mi antigua ama...
La habitación era sorprendentemente inmensa, hasta tenía una mini sala en la esquina, justo al lado de un estante lleno de libros. Habían dos pequeñas lamparas a los lados de la cama y una puerta hacia un lado que daba hacia un hermoso baño. Al observar la tina, las ganas de darme un baño caliente se apoderaron de mi. Cerré la puerta del baño, abriendo las llaves de la tina, dejando salir el agua caliente, casi hirviendo. Me comencé a desvestir lentamente, hasta que la tina se lleno por completo y entre en ella. Me sentí tan bien y tan relajada, no recordaba la ultima vez que había hecho algo así. El calor y el vapor del agua, me extasiaban a tal punto que me estaba comenzando a adormecer.
Amo»Lycan
Silencio…este sigilosa y poderosa característica se apoderaba del lugar justo segundos después de que la gata se fuera hacia su cuarto. Damon al ver que se había ido se dirigió al bar, dejando aquel vaso sobre la fuerte para disponerse a sacar un poco de su ropa que llevaba puesta en su cuerpo. Solo alcanzo a sacar la parte de arriba al recordar que había dejado sus preciados brazaletes de diamantes en el baño ajeno al suyo, imaginándose que Vanilla los habría tomado para ponérselos en su cuerpo, una difícil tarea para él si es que esta le gustaban y se negaba a dárselos por puro capricho de mujer.
Suspiro y se coloco en marcha, asegurándose de que sus pies no provocaran ruido alguno aunque para el esta habilidad sea fácil al ser un depredador en el bosque. Ya estando en las afueras de la habitación golpeo un par de veces, esperando respuesta alguna pero para sus sorpresa no se escuchaba nadie en el interior por lo que solo entro, tomando el delicioso aroma de la chica, averiguando donde se podría encontrar. Su mirada paso también en cada rincón del cuarto, deduciendo con todas las hipótesis que se encontraba en el baño.
A paso calmado se dirigió hacia la enorme puerta, tocando esta muy suavemente para darse cuenta que tampoco se encontraba…Abrió la puerta con sigilo, dando pequeños pasos mientras sus ojos buscaban a su acompañante que, hasta ahora, se encontraba perdida en la habitación. El lava manos, la ducha, hasta llegar a la tina, en donde se encontró con la grata sorpresa de que ahí se encontraba. Dormida como ninguna otra, profundizada en sus sueños como ella misma, reflejando el cansancio y el disfrute que poseía al estar en los territorios del lobo.
Sus orejas, sus ojos, sus labios, su cuello, seguido de todo el delicado y hermoso cuerpo fue lo que él vio antes de hacer cualquier cosa, aprovechando la ocasión para comenzar verla como realmente era, entrándole ganas de acercarse para besarle pero aquel tenia una duda que le impedía seguir con su deseo: No sabía si poseía sueño ligero o pesado. En el caso de que fuera la primera ni tendría opción, por el hecho de que si se lo diera despertaría en los segundos en donde sus propios labios besan los ajenos, comenzando un alboroto de grandes proporciones al recordar que esta desnuda y como si eso no fuera poco, que su nuevo amo le roba besos mientras ella duerme.
Por otro lado si fuera pesado un fugaz beso no le haría daño, ya que la muchacha no se daría cuenta de nada, el hibrido tomaría lo que le pertenece y se iría victorioso, esquivando cualquier punto de conflicto con ella, sin tener en cuenta también que esta semi-desnudo al sacar la parte superior de su ropa dejando su torso desnudo.
Suspiro con levedad, dando un par de pasos hacia la bañera, inclinándose poco a poco mientras cerraba los ojos, tomando el dulce aroma que despedía la gatita en ese estado tan…delicioso que le anunciaba a gritos al chico que le atacara para matarla y así comerla, pero se resistió, guiándose por su olfato, llegando por fin a los suaves y carnosos labios, posando los suyos sobre los de ella con mucho cuidado para no despertarla.
La operación le pareció todo un éxito. Se retiro con la más cautela posible, mientras que sus ojos se abrían poco a poco, notando que no había ninguna anomalía en el cuerpo ajeno que le indicara un pronto ataque…
Suspiro y se coloco en marcha, asegurándose de que sus pies no provocaran ruido alguno aunque para el esta habilidad sea fácil al ser un depredador en el bosque. Ya estando en las afueras de la habitación golpeo un par de veces, esperando respuesta alguna pero para sus sorpresa no se escuchaba nadie en el interior por lo que solo entro, tomando el delicioso aroma de la chica, averiguando donde se podría encontrar. Su mirada paso también en cada rincón del cuarto, deduciendo con todas las hipótesis que se encontraba en el baño.
A paso calmado se dirigió hacia la enorme puerta, tocando esta muy suavemente para darse cuenta que tampoco se encontraba…Abrió la puerta con sigilo, dando pequeños pasos mientras sus ojos buscaban a su acompañante que, hasta ahora, se encontraba perdida en la habitación. El lava manos, la ducha, hasta llegar a la tina, en donde se encontró con la grata sorpresa de que ahí se encontraba. Dormida como ninguna otra, profundizada en sus sueños como ella misma, reflejando el cansancio y el disfrute que poseía al estar en los territorios del lobo.
Sus orejas, sus ojos, sus labios, su cuello, seguido de todo el delicado y hermoso cuerpo fue lo que él vio antes de hacer cualquier cosa, aprovechando la ocasión para comenzar verla como realmente era, entrándole ganas de acercarse para besarle pero aquel tenia una duda que le impedía seguir con su deseo: No sabía si poseía sueño ligero o pesado. En el caso de que fuera la primera ni tendría opción, por el hecho de que si se lo diera despertaría en los segundos en donde sus propios labios besan los ajenos, comenzando un alboroto de grandes proporciones al recordar que esta desnuda y como si eso no fuera poco, que su nuevo amo le roba besos mientras ella duerme.
Por otro lado si fuera pesado un fugaz beso no le haría daño, ya que la muchacha no se daría cuenta de nada, el hibrido tomaría lo que le pertenece y se iría victorioso, esquivando cualquier punto de conflicto con ella, sin tener en cuenta también que esta semi-desnudo al sacar la parte superior de su ropa dejando su torso desnudo.
Suspiro con levedad, dando un par de pasos hacia la bañera, inclinándose poco a poco mientras cerraba los ojos, tomando el dulce aroma que despedía la gatita en ese estado tan…delicioso que le anunciaba a gritos al chico que le atacara para matarla y así comerla, pero se resistió, guiándose por su olfato, llegando por fin a los suaves y carnosos labios, posando los suyos sobre los de ella con mucho cuidado para no despertarla.
La operación le pareció todo un éxito. Se retiro con la más cautela posible, mientras que sus ojos se abrían poco a poco, notando que no había ninguna anomalía en el cuerpo ajeno que le indicara un pronto ataque…
Localización :
En el bosque pensando sobre mi pasado
Invitado
Sin darme cuenta me había quedado profundamente dormida, profundamente, gracias a la relajación de las cálidas aguas de la tina. Mis mejillas permanecían sonrosadas, mientras que mi cabeza quedaba apoyada de mi hombro izquierdo mientras dormía y comenzaba a adentrarme al mundo de los sueños.
Me encontraba en un lugar poco común, era como una especie de desierto nevado, no había nada a mi alrededor más que nieve, tampoco se lograba ver nada, pues la neblina era densa y la ventisca era algo fuerte. Comencé a asustarme, pues estaba sola y sentía mucho frió. Empece a caminar y a caminar con la esperanza de encontrar algo, un refugio, la civilización, algo... Pero nada, pase horas caminando sin rumbo, y solo podía encontrarme aun más con la soledad.
En la vida, siempre estuve sola, sin nadie a mi lado, sin nadie que se preocupara por mi, y nunca antes me había sentido tan mal y desesperada por la soledad, como ahora en este sueño, que más bien parecía ser una pesadilla. En verdad me sentía sola, muy sola y quería encontrar a alguien... alguien que me ayudara, alguien que me diera su calor, alguien que me quisiera de verdad... pero no había nadie.
Caí de rodillas en la nieve, mientras me abrazaba muy fuerte y temblaba por el frió. Muy pronto sentí como mis ojos se humedecían y un liquido tibio empezaba a recorrer mis mejillas... estaba... llorando. ¿Desde hace cuanto no lo hacia? ... ya desde hace mucho; siempre tuve la idea de en mi infancia lo había hecho tantas veces que éstas se habían secado y ya no podía derramar más aun por lo mal que me sintiera.
Ahora que había logrado sacarlas, no quería detenerme, quería seguir llorando sin importar que, y así lo hice; total, nadie podía verme, estaba sola. Por fin, podía llorar y me sentía un poco mejor haciéndolo, al final, creo que siempre hacia necesitado hacerlo y más que haberse secado, era yo quien me contenía intentando reprimir todas mis emociones para parecer más "fuerte".
En ese instante divise una silueta humana de entre la neblina, la observe sorprendida por unos instantes, para luego levantarme enseguida e ir rápidamente a donde ésta. Para mi sorpresa se trataba de "ella"... mi antigua ama. Me quedé observándola atónita, mientras ella lo hacia de una manera muy fría. Una parte de mi, quería irse de su presencia, porque le repugnaba y le odiaba con todo el alma, pero la otra, deseaba abalanzarse encima de ella y abrazarle como nunca. Pero de pronto alguien apareció a su lado, era un chico, el cual la abrazaba fuertemente y ella también le correspondía. Aquellas dos siluetas se fueron desvaneciendo poco a poco entre la neblina, y yo, solo permanecí parada, observándolo todo, mientras que las lagrimas comenzaban a salir de nuevo.
Me tumbe nuevamente en la nieve y rompí en llanto una vez más, tapando por completo mi rostro con mis dos manos. En ese instante sentí como un cálido cuerpo me abrazaba por detrás, y comenzaba a sentir una agradable sensación en todo mi ser. Me voltee rápidamente para ver de quien se trataba, pero no había nadie, al volverme hacia el frente lo vi... era él, el lobo, quien se encontraba a poco centímetros de mi rostro y me observaban con tal ternura que solo podía quedarme ahí tranquila, sintiendo como una tremenda paz se apoderaba de todo mi yo.
Pronto la neblina empezó a desvanecerse, junto con la ventisca, y la nieve que se derretía rápidamente para dar paso a un paisaje verde y cálido; y él, sin decirme una sola palabra, se fue acercando poco a poco a mi rostro, mientras que sus ojos se cerraban lentamente, sus labios casi rosaban con los míos, hasta que...
Me desperté de golpe, observando todo a mi alrededor, lo cual a un se encontraba algo borroso. Después de unos segundos pude divisar una figura que se encontraba a unos pocos centímetros de mi, se trataba del lobo. Lo mire confundida, aun no tenia mucha noción de las cosas, hasta que al observar a mi alrededor, recordé que me encontraba tomando un baño caliente en la tina y supuse que me había quedado dormida. Así que todo había sido solo un sueño, pero por alguna extraña razón, podía sentir esa sensación en los labios aun después de haberme despertado.
Mi mirada se encontraba tranquila, aun adormecida, hasta que caí en la cuenta de que estaba en la tina, desnuda y el lobo estaba allí.
Al instante mis mejillas se tornaron de un color rojo intenso, acompañado del fruncimiento de todo mi rostro y mis brazos que instantáneamente abrazaban mi cuerpo desnudo para que éste no lo viera.
¡¡¿Q-que haces aquí?!!
Exclame fuertemente, algo nerviosa y totalmente avergonzada. Me encontraba realmente confundida, no tenia idea de lo que hacia allí o intentaba hacer o ya hizo.
¡¡¿Q-que no vez que estoy tomando un baño?!!
Le grité aun más fuerte, realmente molesta y llena de cólera. Al parecer este chico no tenia idea de lo que era respetar la privacidad de los demás o tal vez si la tenía pero no le daba ni la más mínima importancia.
¡¡Fuera de aquí lobo idiota!! ¡¡Pervertido!!
Empece a tirarle cualquier cosa que tenia a mano: unas botellas de champoo, algunos jabones, e incluso unas esponjas algo duras, con la esperanza de que desapareciera de mi vista lo más rápido posible.
Me encontraba en un lugar poco común, era como una especie de desierto nevado, no había nada a mi alrededor más que nieve, tampoco se lograba ver nada, pues la neblina era densa y la ventisca era algo fuerte. Comencé a asustarme, pues estaba sola y sentía mucho frió. Empece a caminar y a caminar con la esperanza de encontrar algo, un refugio, la civilización, algo... Pero nada, pase horas caminando sin rumbo, y solo podía encontrarme aun más con la soledad.
En la vida, siempre estuve sola, sin nadie a mi lado, sin nadie que se preocupara por mi, y nunca antes me había sentido tan mal y desesperada por la soledad, como ahora en este sueño, que más bien parecía ser una pesadilla. En verdad me sentía sola, muy sola y quería encontrar a alguien... alguien que me ayudara, alguien que me diera su calor, alguien que me quisiera de verdad... pero no había nadie.
Caí de rodillas en la nieve, mientras me abrazaba muy fuerte y temblaba por el frió. Muy pronto sentí como mis ojos se humedecían y un liquido tibio empezaba a recorrer mis mejillas... estaba... llorando. ¿Desde hace cuanto no lo hacia? ... ya desde hace mucho; siempre tuve la idea de en mi infancia lo había hecho tantas veces que éstas se habían secado y ya no podía derramar más aun por lo mal que me sintiera.
Ahora que había logrado sacarlas, no quería detenerme, quería seguir llorando sin importar que, y así lo hice; total, nadie podía verme, estaba sola. Por fin, podía llorar y me sentía un poco mejor haciéndolo, al final, creo que siempre hacia necesitado hacerlo y más que haberse secado, era yo quien me contenía intentando reprimir todas mis emociones para parecer más "fuerte".
En ese instante divise una silueta humana de entre la neblina, la observe sorprendida por unos instantes, para luego levantarme enseguida e ir rápidamente a donde ésta. Para mi sorpresa se trataba de "ella"... mi antigua ama. Me quedé observándola atónita, mientras ella lo hacia de una manera muy fría. Una parte de mi, quería irse de su presencia, porque le repugnaba y le odiaba con todo el alma, pero la otra, deseaba abalanzarse encima de ella y abrazarle como nunca. Pero de pronto alguien apareció a su lado, era un chico, el cual la abrazaba fuertemente y ella también le correspondía. Aquellas dos siluetas se fueron desvaneciendo poco a poco entre la neblina, y yo, solo permanecí parada, observándolo todo, mientras que las lagrimas comenzaban a salir de nuevo.
Me tumbe nuevamente en la nieve y rompí en llanto una vez más, tapando por completo mi rostro con mis dos manos. En ese instante sentí como un cálido cuerpo me abrazaba por detrás, y comenzaba a sentir una agradable sensación en todo mi ser. Me voltee rápidamente para ver de quien se trataba, pero no había nadie, al volverme hacia el frente lo vi... era él, el lobo, quien se encontraba a poco centímetros de mi rostro y me observaban con tal ternura que solo podía quedarme ahí tranquila, sintiendo como una tremenda paz se apoderaba de todo mi yo.
Pronto la neblina empezó a desvanecerse, junto con la ventisca, y la nieve que se derretía rápidamente para dar paso a un paisaje verde y cálido; y él, sin decirme una sola palabra, se fue acercando poco a poco a mi rostro, mientras que sus ojos se cerraban lentamente, sus labios casi rosaban con los míos, hasta que...
Me desperté de golpe, observando todo a mi alrededor, lo cual a un se encontraba algo borroso. Después de unos segundos pude divisar una figura que se encontraba a unos pocos centímetros de mi, se trataba del lobo. Lo mire confundida, aun no tenia mucha noción de las cosas, hasta que al observar a mi alrededor, recordé que me encontraba tomando un baño caliente en la tina y supuse que me había quedado dormida. Así que todo había sido solo un sueño, pero por alguna extraña razón, podía sentir esa sensación en los labios aun después de haberme despertado.
Mi mirada se encontraba tranquila, aun adormecida, hasta que caí en la cuenta de que estaba en la tina, desnuda y el lobo estaba allí.
Al instante mis mejillas se tornaron de un color rojo intenso, acompañado del fruncimiento de todo mi rostro y mis brazos que instantáneamente abrazaban mi cuerpo desnudo para que éste no lo viera.
¡¡¿Q-que haces aquí?!!
Exclame fuertemente, algo nerviosa y totalmente avergonzada. Me encontraba realmente confundida, no tenia idea de lo que hacia allí o intentaba hacer o ya hizo.
¡¡¿Q-que no vez que estoy tomando un baño?!!
Le grité aun más fuerte, realmente molesta y llena de cólera. Al parecer este chico no tenia idea de lo que era respetar la privacidad de los demás o tal vez si la tenía pero no le daba ni la más mínima importancia.
¡¡Fuera de aquí lobo idiota!! ¡¡Pervertido!!
Empece a tirarle cualquier cosa que tenia a mano: unas botellas de champoo, algunos jabones, e incluso unas esponjas algo duras, con la esperanza de que desapareciera de mi vista lo más rápido posible.
Amo»Lycan
Damon siempre había estado solo, su vida se había tornado en algo ya cosa de todos los días. Cada mañana despertaba con un odio tremendo hacia su persona, como también hacia todo humano o ser viviente inteligente que tuviera la idea de solo existir en el planeta de forma eficiente y destructiva. Sus ojos nunca dejaban de estar apagados por la pérdida de muchas cosas que en el camino dejo: su primera esposa había muerto por causa naturales mientras que las otras lo habían traicionado hasta el punto de matarlas por la simple razón de que no le gustaba que hubieran personas de ese tipo divulgando la estafa, el engaño del ser más fuerte de la redonda.
No fue difícil, entrar con un poco mas de odio y listo, la tarea ya estaba hecha, dirigiéndose al acabar a una zona libre de sociedad, bañándose con agua fría o simplemente tomar alcohol de su departamento para situarse en uno de los tantos miradores que se encontraban al borde de la cuidad, pensando en que iba hacer con su vida, que reglas le permitían vivir de esa manera, cuál era su propósito respecto a su alrededor de seguir viviendo y cosas existenciales que solo un loco, solitario y débil lobo podía pensar a la hora de entrar en depresión varias veces.
¿Padre y Madre? Habían muerto en el gran incendio que inicio su vida, la que ahora llamaba esclavización ya que solo se encontraba ahí para servir de el mismo, cosa no apetecible por la falta de humanidad y sociabilidad que le faltaba para crear otra familia, un nuevo amor o incluso mantener una cría que sería lo que más este pudiera hacer con su cuerpo debido a su ADN que ya estaba estructurado de esa forma tan bestial.
¿Amor? Solo tuvo unas cuantas parejas y fueron las primeras en saber cómo era aquel licántropo de verdad. Claro no se mostraba con ellas como el lobo más poderoso del lugar, no se transformaba y ni siquiera se negaba ante cariño, sino todo lo contrario, al estar en una relación amorosa era mas débil ante las demás cosas, transformándose en un cachorrito recién nacido que solo busca amor de su madre, o en este caso, de su amada. Hace cariño, recibe cariño, y hasta dice cosas que ningún otro diría con su experiencia de malos amores…
Aquel hibrido se podía decir que es una obra de arte en vida, su reputación es alta, en combate es uno de los mejores en su clase y en el amor puede llegar hacer un Romeo fácilmente su Julieta lo acompaña. Muchas cosas ocultaba el lobo, su pasado, sus cicatrices, su forma de amar…pero aquello solo podía ser descubierto por alguien que de verdad le importe, que se profundice en sus peores penas y problemas que tuvo, alguien que pueda sanar con besos sus grietas en su corazón como también llenar de rosas su pasado, haciéndole creer que por algo está vivo y no murió en guerras pasadas o porque sus intentos de suicidio no sirvieron contra la pronta regeneración que poseía gracias a su raza. Algo le tenían que dar como excusa para que su pensamiento cambie una vez más, pero ese trabajo ya no era propio, sino, se extendía a alguien externo, pero la pregunta es ¿Quién sería? ¿O como lo haría?
Se reincorporo, abriendo los ojos, dándole la espalda a la pequeña gata que ahora se encontraba gritando a todo volumen, diciéndole por que había entrado en esta habitación, lanzándole cosas que solo tropezaban con su figura hasta llegar al suelo. Suspiro una vez mas mientras levantaba su brazo, mirando su enorme brazalete, pensando en cuantas personas había matado hasta ahora, cuántas muertes, cuantas almas había dejado en paz, ignorando a la chica que muy furiosa se encontraba.
No deberías hacer tanto alboroto, tu también me estás viendo semi-desnudo ¿no?
Su voz era fría como el hielo, su sonrojo se había esfumado dejando su serio rostro hacia la puerta, haciéndole saber que aun de verla desnuda respetaba su privacidad ante todo, y el beso había sido por mera curiosidad. No hizo caso a la pequeña y se fue por su propia cuenta, cruzando la puerta mientras su mano izquierda se posaba en la manilla y cerraba la madera para que no volviera a suceder. El licántropo sabía que Vanilla no lo iba a dejar entrar tan fácil a su corazón, pero tenía la impresión de que algún día lo lograría y seria una amante especial, llena de sorpresas, cariños y demases.
No fue difícil, entrar con un poco mas de odio y listo, la tarea ya estaba hecha, dirigiéndose al acabar a una zona libre de sociedad, bañándose con agua fría o simplemente tomar alcohol de su departamento para situarse en uno de los tantos miradores que se encontraban al borde de la cuidad, pensando en que iba hacer con su vida, que reglas le permitían vivir de esa manera, cuál era su propósito respecto a su alrededor de seguir viviendo y cosas existenciales que solo un loco, solitario y débil lobo podía pensar a la hora de entrar en depresión varias veces.
¿Padre y Madre? Habían muerto en el gran incendio que inicio su vida, la que ahora llamaba esclavización ya que solo se encontraba ahí para servir de el mismo, cosa no apetecible por la falta de humanidad y sociabilidad que le faltaba para crear otra familia, un nuevo amor o incluso mantener una cría que sería lo que más este pudiera hacer con su cuerpo debido a su ADN que ya estaba estructurado de esa forma tan bestial.
¿Amor? Solo tuvo unas cuantas parejas y fueron las primeras en saber cómo era aquel licántropo de verdad. Claro no se mostraba con ellas como el lobo más poderoso del lugar, no se transformaba y ni siquiera se negaba ante cariño, sino todo lo contrario, al estar en una relación amorosa era mas débil ante las demás cosas, transformándose en un cachorrito recién nacido que solo busca amor de su madre, o en este caso, de su amada. Hace cariño, recibe cariño, y hasta dice cosas que ningún otro diría con su experiencia de malos amores…
Aquel hibrido se podía decir que es una obra de arte en vida, su reputación es alta, en combate es uno de los mejores en su clase y en el amor puede llegar hacer un Romeo fácilmente su Julieta lo acompaña. Muchas cosas ocultaba el lobo, su pasado, sus cicatrices, su forma de amar…pero aquello solo podía ser descubierto por alguien que de verdad le importe, que se profundice en sus peores penas y problemas que tuvo, alguien que pueda sanar con besos sus grietas en su corazón como también llenar de rosas su pasado, haciéndole creer que por algo está vivo y no murió en guerras pasadas o porque sus intentos de suicidio no sirvieron contra la pronta regeneración que poseía gracias a su raza. Algo le tenían que dar como excusa para que su pensamiento cambie una vez más, pero ese trabajo ya no era propio, sino, se extendía a alguien externo, pero la pregunta es ¿Quién sería? ¿O como lo haría?
Se reincorporo, abriendo los ojos, dándole la espalda a la pequeña gata que ahora se encontraba gritando a todo volumen, diciéndole por que había entrado en esta habitación, lanzándole cosas que solo tropezaban con su figura hasta llegar al suelo. Suspiro una vez mas mientras levantaba su brazo, mirando su enorme brazalete, pensando en cuantas personas había matado hasta ahora, cuántas muertes, cuantas almas había dejado en paz, ignorando a la chica que muy furiosa se encontraba.
No deberías hacer tanto alboroto, tu también me estás viendo semi-desnudo ¿no?
Su voz era fría como el hielo, su sonrojo se había esfumado dejando su serio rostro hacia la puerta, haciéndole saber que aun de verla desnuda respetaba su privacidad ante todo, y el beso había sido por mera curiosidad. No hizo caso a la pequeña y se fue por su propia cuenta, cruzando la puerta mientras su mano izquierda se posaba en la manilla y cerraba la madera para que no volviera a suceder. El licántropo sabía que Vanilla no lo iba a dejar entrar tan fácil a su corazón, pero tenía la impresión de que algún día lo lograría y seria una amante especial, llena de sorpresas, cariños y demases.
Localización :
En el bosque pensando sobre mi pasado
Invitado
Continuaba lanzandole aquellos objetos hasta que estos terminaron acabándose. Al oír el comentario que hizo, no pude evitar observarle el torso de reojo, para lo que termine avergonzándome más y creando en mi mente, posibles razones aun más pervertidas por las cuales él había entrado al baño mientras yo estaba allí desnuda.
¡¡Lobo imbécil!! ¡¡Lárgate de una vez!!
Le grite con el rostro aun más fruncido y la cara aun más roja. Me alivie al ver que éste estaba saliendo ya del baño, notando fugazmente la existencia de una enorme cicatriz que éste tenía en su cuerpo. No hice mucho caso a eso, pues aun estaba agitada por lo que recién había sucedido. Mi respiración aun estaba rápida, al igual que mi corazón y mis mejillas aun rojas.
Intente relajarme de nuevo, intentando pensar en otra cosa que me hiciera calmarme, pero era imposible, no podía dispersar de mi mente aquello tan fácil. Tenia tantas emociones juntas a la vez, que no sabía ni en que pensar. Por un lado el sueño me había dejado en el aire, ahora ésto que recién había ocurrido y que no sabia él porque y ahora la cicatriz del lobo que recién empezaba a aparecerme la intriga del porque la tenía.
El sueño, había sido muy extraño, aunque no tanto, después de todo reflejaba muchos recuerdos tristes de mi pasado y ... otros del presente también...
Comencé a meditar mientras tocaba mis labios con mis dedos, recordando la ultima parte del sueño, pues por alguna razón me quedó esa sensación, a pesar de que todo había sido un simple sueño.
¿¡Y si el lobo m-me b-beso y y m-me v-violo!? ¿¡O algo parecido!?
Empece a agitarme de nuevo, sonrojandome más, preocupándome e incluso enojandome, mientras colocaba mis manos sobre mi cabeza, tirando de mis cabellos.
¡Ese maldito lobo me las va a pagar!
Pensé al instante mientras temblaba de la cólera, apretando mis puños, queriendo tenerlo en frente para golpearle le cara.
¡Así que para eso me había comprado! ¡Lo tenía todo planeado, ya sabía yo que este sucio animal no podía traerse nada bueno! ¡Es que lo sabia!
Ya empezaba a gruñir de la rabia a medida que mi imaginación iba volando. Estaba casi convencida de que lo que pensaba era así, pues ¿Por que otra razón habría entrado así al baño?
Me salí de la tina, mientras tomaba una de las toallas que estaba guindadas y empezaba a secar todo mi cuerpo, mientras que seguía pensando en todo y mi ira permanecía cegandome por completo. Me enrolle en la toalla y salí rápidamente del baño, con la intención de encontrar al lobo y descobrarmelas.
Llegue hasta la sala y allí estaba él, lo mire fijamente con el rostro fruncido y mi dedo indice señalandole.
¡Oye tu! Sucio lobo, ¿¡dime que fue lo que me hiciste!?
No le quitaba la mirada punzante de encima, esperando a que me respondiera rápidamente, pues mis ganas de partirle la cara eran grandes y ya estaba perdiendo la paciencia.
¡¡Lobo imbécil!! ¡¡Lárgate de una vez!!
Le grite con el rostro aun más fruncido y la cara aun más roja. Me alivie al ver que éste estaba saliendo ya del baño, notando fugazmente la existencia de una enorme cicatriz que éste tenía en su cuerpo. No hice mucho caso a eso, pues aun estaba agitada por lo que recién había sucedido. Mi respiración aun estaba rápida, al igual que mi corazón y mis mejillas aun rojas.
Intente relajarme de nuevo, intentando pensar en otra cosa que me hiciera calmarme, pero era imposible, no podía dispersar de mi mente aquello tan fácil. Tenia tantas emociones juntas a la vez, que no sabía ni en que pensar. Por un lado el sueño me había dejado en el aire, ahora ésto que recién había ocurrido y que no sabia él porque y ahora la cicatriz del lobo que recién empezaba a aparecerme la intriga del porque la tenía.
El sueño, había sido muy extraño, aunque no tanto, después de todo reflejaba muchos recuerdos tristes de mi pasado y ... otros del presente también...
Comencé a meditar mientras tocaba mis labios con mis dedos, recordando la ultima parte del sueño, pues por alguna razón me quedó esa sensación, a pesar de que todo había sido un simple sueño.
¿¡Y si el lobo m-me b-beso y y m-me v-violo!? ¿¡O algo parecido!?
Empece a agitarme de nuevo, sonrojandome más, preocupándome e incluso enojandome, mientras colocaba mis manos sobre mi cabeza, tirando de mis cabellos.
¡Ese maldito lobo me las va a pagar!
Pensé al instante mientras temblaba de la cólera, apretando mis puños, queriendo tenerlo en frente para golpearle le cara.
¡Así que para eso me había comprado! ¡Lo tenía todo planeado, ya sabía yo que este sucio animal no podía traerse nada bueno! ¡Es que lo sabia!
Ya empezaba a gruñir de la rabia a medida que mi imaginación iba volando. Estaba casi convencida de que lo que pensaba era así, pues ¿Por que otra razón habría entrado así al baño?
Me salí de la tina, mientras tomaba una de las toallas que estaba guindadas y empezaba a secar todo mi cuerpo, mientras que seguía pensando en todo y mi ira permanecía cegandome por completo. Me enrolle en la toalla y salí rápidamente del baño, con la intención de encontrar al lobo y descobrarmelas.
Llegue hasta la sala y allí estaba él, lo mire fijamente con el rostro fruncido y mi dedo indice señalandole.
¡Oye tu! Sucio lobo, ¿¡dime que fue lo que me hiciste!?
No le quitaba la mirada punzante de encima, esperando a que me respondiera rápidamente, pues mis ganas de partirle la cara eran grandes y ya estaba perdiendo la paciencia.
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